EDITORIAL
Mensaje positivo en sede de la ONU
Este día el vicepresidente de la República, Juan Alfonso Fuentes Soria, será el encargado de dictar en Nueva York, en la sede de la Organización de las Naciones Unidas, durante la Cumbre de Desarrollo Sostenible, el discurso para referirse a todo lo ocurrido en el país durante los últimos seis meses. Se trata de una pieza oratoria de especial interés, porque será la primera vez que quienes lo escuchen conozcan de viva voz una historia positiva.
En vez de expresar, como les ha tocado a los anteriores presidentes, un listado de problemas, Fuentes Soria tendrá una oportunidad parecida a la de Ramiro de León Carpio, cuando recién llegado a la Presidencia fue recibido en Brasil por sus colegas del continente. En esa ya lejana ocasión, el sistema guatemalteco había reaccionado cuando las instituciones democráticas y buena parte de la población rechazaron el autogolpe y evitaron la ruptura del orden constitucional iniciado en 1986.
Esta vez corresponde llevar la historia de esos guatemaltecos, de otra generación, que salieron a las calles para manifestar por semanas y con toda la calma y el civismo su repudio a la corrupción emanada de los más altos cargos de la administración pública, ahora bajo proceso judicial y en la cárcel. Es importante señalar esto porque no se puede evitar la importancia de la colaboración con el Ministerio Público de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (Cicig), una institución emanada del seno de la ONU y esta vez verdaderamente interesada en realizar su tarea, al punto de que en algunos países latinoamericanos se ha hablado de fundar entidades similares, como consecuencia de la corrupción que también asuela otras tierras.
En su mensaje, el vicepresidente debe calificar a los guatemaltecos, analizados como un grupo, de personas pacíficas, deseosas de cumplir con la ley, pero también dispuestas a participar en el logro de un país mejor, razón por la cual desoyeron a quienes los instaban a no participar en las elecciones, pero también dispuestos a vigilar a las nuevas autoridades y a instituciones políticas como el Congreso, para evitar la repetición de los abusos y castigar a quienes sean hallados culpables de la rapiña y el atraso provocado por el mal uso de los dineros provenientes de los impuestos, así como la apropiación de muchos de esos fondos.
La presencia en la ONU del vicepresidente guatemalteco debe ser considerada en el país como una forma de enviar un mensaje a la comunidad internacional, que ahora puede empezar a retomar la confianza necesaria para tender la mano a fin de ayudar a la solución o al menos la reducción de los graves problemas de desnutrición y falta de salud y educación que afectan al país.
La llegada al poder, aunque sea por tan corto tiempo, de los dos integrantes del Ejecutivo, es el símbolo del inicio de grandes cambios en Guatemala, que aun cuando son difíciles, complicados y de solución a largo plazo, demuestran también a los guatemaltecos que el triunfo logrado es posible a través del uso de sus derechos.
El mensaje también debe ser comprendido dentro de Guatemala como la demostración de la necesidad de no cesar en la exigencia de que haya ética política. Sobre este tema debe girar mucho de la actual campaña electoral en marcha, que puede ser, si se mantiene la presión popular, una fuente de satisfacción acerca de cómo haya sido electo el próximo gobierno.