CATALEJO

Mis experiencias de toda variedad

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LAS EXPERIENCIAS PERSONALES en la vida del periodista con el correr del tiempo adquieren valor porque por lo general se trata de hechos históricos. Esta vez deseo compartir algunas de ellas, ya sea simpáticas, tristes, trágicas, inesperadas. Comienzo: poco después de comenzar, estaba en la redacción cuando escuché una sirena de bomberos. El diálogo con el telefonista fue así: “le hablo de Prensa Libre. ¿Dónde es el incendio? –En Prensa Libre. –No, yo le hablo de Prensa Libre. –Y yo le digo que es en Prensa Libre!! En efecto, por accidente se incendió un tanque con gasolina y los bomberos fueron llamados desde el taller. Seguramente es el único caso de un reportero de sucesos informado por los bomberos del fuego en el periódico…

FUE MUY SATISFACTORIO estar como periodista en la entrega del Premio Nobel a Miguel Ángel Asturias, junto con el querido colega Julio César Anzueto y con el entonces estudiante Acisclo Valladares Molina. * En 1969, iba en un helicóptero de la Fuerza Aérea para entregar ayuda a los damnificados por las inundaciones, y cerca de Palín el aparato perdió altura y de milagro logramos aterrizar forzosamente en una finca. Pronto, estábamos rodeados por un círculo de vacas curiosas, cada vez más cercanas. * Debí cubrir la noticia del asesinato del embajador estadounidense John Gordon Mein, en la Avenida de La Reforma. * Vi a dos niños de corta edad jugando con un palo, a guisa de ametralladora, al lado de un guerrillero muerto en la zona 3.

RESPECTO AL CONFLICTO armado interno, recuerdo haberme escondido en el quicio de una puerta para escapar de las balas de un grupo guerrillero dirigidas contra el Palacio de la Policía. O escribir la noticia del asesinato de un connotado liberacionista a dos cuadras del parque Morazán, y ver sobre mi escritorio la taza con los restos del café servido a él en su visita de esa mañana. * Acepté una bolsa de manzanas de una anciana campesina de una recóndita aldea de Tejutla, San Marcos, doña Josefina Mérida, quien así me agradecía por haber escrito una noticia gracias a la cual pudo recuperar un terrenito de dos cuerdas. Para entregarla, había salido a las 3 am, llegar a ese municipio, tomar el bus a San Marcos y otro a la capital.

DEL PERÍODO DE JEFATURAS recuerdo dos experiencias. Recibí un anónimo amenazante, el cual “un amigo” me informaba del plan para asesinarme a mí, al Procurador de los Derechos Humanos, Ramiro de León Carpio, y a monseñor Rodolfo Quezada Toruño, a cargo de las negociaciones de paz. * Pocos años antes insulté telefónicamente a un guerrillero desconocido, quien tuvo la impertinencia de tocar a la puerta de mi casa y entregarle a mi hijo, entonces de 9 años, un sobre con dinero para publicar un campo pagado en Prensa Libre. Le reclamé a gritos su irresponsabilidad con un infante. * En dos ocasiones, cerca de la media noche del 24 de diciembre recibí una llamada con el mensaje “goce esta Navidad porque será la última!”

RECUERDO CON ORGULLO haber logrado ser el único periódico centroamericano con la noticia de la muerte de Juan Pablo I, así como la del Premio Nobel de la Paz a Rigoberta Menchú. * Haber participado con el rótulo “Censura a la Basura”, contra el serranazo, y en el grupo de ciudadanos acompañantes de don Epaminondas González para declarar ilegal el autogolpe serranista.* Sollocé al leer el relato escrito por Mario Roberto Morales, entonces compañero de universidad, quien describió la forma fría del trabajo periodístico en las tragedias. * Me sorprendí al leer “descubrí que usted tiene corazón..” lo cual me hizo comprender el interés de los lectores sobre la persona del periodista. Hay muchas más anécdotas, pero este es un muestrario.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.