TIEMPO Y DESTINO

Muchachos estupendos

Luis Morales Chúa

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EN LA SEGUNDA PARTE de su discurso, Pedro Julio García rinde tributo a los trabajadores del departamento de talleres y a los reporteros. Dice así:

“Recuerdo con cariño la imprenta Iberia, de Alfonso Rodríguez, en donde durante largos meses se imprimieron 8 páginas de nuestras ediciones primeras. Era un obrador admirable. Pequeño, bullente de entusiasmo infatigable. En él se tiraron nuestras primeras ediciones extraordinarias, en un esfuerzo casi titánico. No era para nosotros un taller ajeno; los sentíamos parte de nuestro intento, tanto llegaron a identificarse con la nueva hoja sus componentes. Algunos de sus operarios se incorporaron más tarde por decisión espontánea a la editorial —algún nombre había que darle— de PRENSA LIBRE. Muchachos estupendos. Amaban su trabajo, amaban los tipos, la letra impresa; fueron nuestros compañeros; nuestros amigos, nuestros esforzados colaboradores. No había con ellos línea divisoria de ninguna laya. A todos ellos rindo homenaje cariñoso en el recuerdo de Eduardo Pineda, el insustituible Guayo, que aunque desaparecido ya dentro de los vivos, permanecerá perdurablemente en la memoria, en el corazón, de todos los que trabajamos a su lado.

Confieso que sentí mucha pena cuando los gruesos muros de piedra de la casona colonial de la trece calle fueron demolidos para dar cabida al edificio de Prensa Libre. Sentía que algo irrescatable se desmoronaba con ellos, que algo imponderable crujía bajo el cascajo como si presintiese que ya nada volvería a ser como antes. Era una noble mansión cuyo primer tributo al crecimiento del periódico fue el sacrificio de su patio principal, con su añoso cafeto y unos cuantos rosales tenaces. Era una casona vieja, sin duda; pero era sólida, inspiraba seguridad, olía un poco a templo. Algunas de las más brillantes jornadas de Prensa Libre, se cumplieron bajo su sombra. Fue allí donde floreció en su más acendrado matiz, el espíritu de colaboración laboral, sin marbetes disyuntivos. Y fue bajo su techo de barro en donde la emulación reporteril de muchos jóvenes talentosos e inquietos arrancó a la noticia acentos vibrantes. Sí, era la casona como un templo consagrado a la superación individual; en amistosa rivalidad cada uno de ellos se ocupaba día a día de conseguir la primicia, de ganar titulares con relatos exclusivos, de pulir reportajes, de agilizar la entrevista. Muchos nombres se agolpan en el recuerdo: Luis Morales Chúa, ascendido después a Jefe de Información puesto que en la actualidad ocupa; Luis Edgardo Tejeda, que imprimió su estilo suelto e incisivo al reportaje de interés humano; Julio Vielman, adicto a los temas económicos con agudo sentido crítico, lo que le costó histórico vejamen de un presidente atrabiliario; Benjamín Paniagua, quien para conseguir entrevistas exclusivas llegó en más de una oportunidad a realizar equilibrios peligrosos por azoteas foráneas; Rigoberto Cabrera, fallecido trágicamente en el desempeño de una misión reporteril; Carlos Roberto Molina, hoy Jefe de la Sección Internacional; en dos oportunidades brutalmente agredido por elementos de la fuerza pública, por no cejar en el intento de obtener listas de heridos en turbamultas de origen político; Luis Mendizábal; víctima de agresión a manos de un político cerril a quien molestaron sus preguntas certeras; José Zamora Corleto; pugnaz, deseoso siempre de capturar los titulares principales; impulsado por un encendido celo profesional, lo mismo que Rafael Mata Retana; Walter Juárez Estrada, Mario Tercero, Roberto Merlo y Antonio Edelman Monzón. Todos estos nombres deberán citarse siempre como ejemplo de lo que es la adicción reporteril y el desprendimiento personal en el cumplimiento de la misión informativa. El trabajo era con ellos alegría y aventura”.

Por supuesto, eran los días en que contábamos con el valioso empuje como subdirector, de Isidoro Zarco, nuestro inefable Chilolo, el hombre que se encontró a sí mismo, que dio toda su dimensión intelectual y humana en el periodismo, cuando había transitado ya con éxito en otras actividades lucrativas”.

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