Navidad

|

que carecía de contenido y se produjo la debacle. Hoy nadie honesto, defiende el estilo somocista de reelección de Ortega en Nicaragua, aunque sigue apoyando al FSLN. La solidaridad con Cuba no decae, aunque no tiene un cheque en blanco.

La enfermedad infantil del comunismo: el izquierdismo, se contagia por parte de las cuadrillas contratadas por la contrarrevolución, en sus órganos de espionaje y provocación. Los antiguos revisionistas son cubiertos de un aura incendiaria, anclada en financiamientos oenegeros cuya raíz se hinca en la fluidez que se coordina en el Atlántico norte, América o localmente.

El financiamiento de la protesta bárbara, aleja la popularidad de la convocatoria. Veinte arman una hoguera de caucho para que miles entreguen sus votos por los groseros mandones o los intratables patrones. Un grupo, cuando no es una persona, decide la presentación electoral de la alternativa. No hay reglas conocidas ni se canaliza el espíritu de la protesta.

La antesala de la sociedad perfecta tenía que morir porque era una conjetura. Esa ilusión obnubilaba lo que era posible realizar y por lo que se debía luchar. Los revolucionarios no se conformaban e impedían la posibilidad de la capitulación revisionista, pero la represión eficaz consiguió entronizar a los nuevos magnates. Despojados de metas futuras y aliados, otros imaginarios tomaron los lugares de lo que moría. La necesidad de vivir una profecía hizo retroceder al anhelo medieval a determinados pueblos antiguos.

Sin embargo, en nuestro caso, el pensamiento cíclico se instala, reviviendo los viejos pensamientos nahuatl y maya: el eterno retorno. Como indica Jaspers, la conciencia del devenir se convierte en un ciclo que inicia en la comprensión de lo próximo y real junto a lo lejano y posible. En lugar del salto a la trascendencia se produce la conciencia de secuencia inmanente en la vida.

La celebración navideña en el equinoccio de invierno, exhibe el rechazo de la opresión sobre nuestra comunidad. Debiera también expresar la resistencia a fundirse en el pensamiento decadente de la oligarquía. No se trata de un nihilismo sin salida para apartarse del movimiento popular, sino la soledad del que se sabe sin compañeros ni testigos que aplauden su pelea. Pero persiste en la amalgama del movimiento popular que trastorna la inmoralidad reinante y anuncia que nace Emanuel entre nosotros. ¡Paz a los hombres de buena voluntad y a las mujeres también!

http://registroakasico.wordpress.com

ESCRITO POR:

Antonio Mosquera Aguilar

Doctor en Dinámica Humana por la Universidad Mariano Gálvez. Asesor jurídico de los refugiados guatemaltecos en México durante el enfrentamiento armado. Profesor de Universidad Regional y Universidad Galileo.