Nuestros cuatro jinetes

GONZALO DE VILLA

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Es la referencia constante a la dignidad del trabajo y a la generación de empleos que sostengan materialmente a las familias de quienes los han alcanzado y los ejercen.

Los cuatro jinetes a que me quiero referir son: alta desigualdad, baja productividad, índices exorbitantes de criminalidad y migración desenfrenada. Somos uno de los países más desiguales en el continente más desigual. Esa desigualdad se refleja en los ámbitos más elementales de la vida: en salud, en educación, en vivienda, en acceso al trabajo, en niveles de ingreso. La desigualdad es antigua y profunda,  pero antes la segregación no solo era geográfica,  sino también cultural y mental y ello hacía que las desigualdades se percibieran menos y se sobrellevaran mejor en los imaginarios sociales de los menos favorecidos.

Si la profunda desigualdad es hoy más sufrida y exhibida, la baja productividad es menos percibida como dramática. A falta de oportunidades mejores en circuitos económicos más productivos, un número ingente de guatemaltecos sobrevive, luchando muy laboriosamente, en condiciones de baja productividad y por ello de poca generación de ingresos. El mundo de lo informal, la agricultura de subsistencia, las artesanales producciones de artesanía conllevan mucho esfuerzo y poco fruto que a veces no alcanza ni para la subsistencia y que desespera a los más jóvenes, menos resignados a que esa es su suerte de por vida.

Los índices de criminalidad los podemos ver desde arriba: los capos, los grandes empresarios del crimen,  pero aquí quiero insistir en las inmensas redes que se infiltran por toda la sociedad, en los muchos miles de jóvenes que hacen del crimen su horizonte y su actividad y que desemboca en la cultura criminal de la extorsión, en el narco, en el crimen organizado, en las maras y en poner de rodillas al país y a tantas familias que viven asfixiadas en ese entorno.  

La migración es, finalmente, la salida, El Dorado, la puerta en la que se sueña y por la que se lucha. Es cómo escapar de la pobreza hiriente, del entorno criminal, es la fuente de sostenibilidad para muchos miles de familiares que quedan atrás y viven de las remesas. Aun teniendo tantos daños colaterales profundos, la migración sería el caballo blanco hoy de nuestra sociedad.

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