Nuevo amanecer
Nuestros abuelos y abuelas mayas que resguardaron la sabiduría ancestral crearon una visión cíclica del tiempo del eterno principio, como una oportunidad para la renovación del pensamiento y de la vida en armonía con la madre naturaleza.
NUESTROS ANCESTROS crearon la cuenta larga que sirve para registrar el tiempo, para llevar el recuento de hechos históricos ocurridos desde el día 13.0.0.0.0 4 Ajaw 8 Kumk’u’. Este sistema representa períodos mucho mayores de tiempo que los ciclos de la rueda calendárica y está definido como un tiempo sin fin y a la vez circular. En este punto es donde los catastrofistas encontraron la veta para sus ideas descabelladas, pues el inicio de la cuenta larga fue, según el calendario gregoriano, el 13 de agosto del año 3114 antes de nuestra era y concluirá el próximo viernes, cuando hayan transcurrido nueve baktunes, nueve katunes, dos tunes, cuatro uinales y ocho kines, que en total representan cinco mil 125 años. A partir del viernes comenzará un nuevo Bak’tun, o sea un nuevo ciclo de vida de cinco mil 125 años, con sus respectivos calendarios Cholq’ij y Ab’ para las siembras y la cotidianidad.
PERO ESTE ACONTECIMIENTO que se antoja como una glorificación de los antiguos mayas debe traducirse en una reivindicación de los actuales pueblos mayas. Es muy fácil ver hacia atrás en la monumentalidad de los sitios arqueológicos, pero pareciera difícil entender la continuidad que existe con los actuales descendientes que sufren discriminación, olvido y marginación. Ahau, el fuego sagrado, no debe encenderse para la celebración de un día, sino que debe ser perenne para erradicar el contraste entre la opulencia y la miseria.
EL CICLO DE VIDA que comienza el viernes encuentra a los pueblos originarios en una situación difícil. En las últimas décadas, los pueblos indígenas han sido víctimas de políticas de exterminio, además de vivir en condiciones de pobreza extrema. El PNUD dice que el 58.6 por ciento de niños indígenas padece desnutrición crónica y la mortalidad infantil asciende a una tasa de 40 por cada mil nacidos vivos, además de afrontar marginación de servicios esenciales. Este no puede ser el futuro de las nuevas generaciones mayas que están llamadas a darle continuidad a las enseñanzas de nuestros abuelos y abuelas. Por eso, el inicio de la nueva era debe entenderse como la oportunidad de construir una sociedad más humana, solidaria y de convivencia intercultural.