EDITORIAL
Obcecada actitud del partido Líder
La derrota sufrida en las urnas por el partido Líder todavía no ha sido adecuadamente asimilada por cada uno de sus integrantes. Lo primero que debería hacer la dirigencia es no creer que fue un revés que los votantes le propinaron a su máxima figura. Más bien debe ser visto como un demoledor rechazo en contra de un sistema claramente marcado por la corrupción, de la cual fueron protagonistas fundamentales los lideristas y los patriotistas.
Esto adquiere relevancia, debido a que el martes se celebró la primera sesión formal del Congreso, ya sin presiones marcadas por la coyuntura, y lo que sobresalió fue el empecinamiento y la ambición de Líder porque aquí nada cambie. La primera actitud bochornosa fue proponer que el presupuesto de gastos de la Nación se reduzca a Q52 mil millones, lo cual es deseable pero que debe estar marcado por arrebatos populistas, y en todo caso debe ser un asunto de amplia discusión, para plasmar un proyecto consensuado.
Paralelamente, también se produjo un claro rechazo al clamor del hemiciclo para que se amplíe la Comisión de Finanzas, que debe dictaminar con responsabilidad sobre el monto más adecuado de la inversión pública. Mantener esa actitud politiquera solo apunta a un empecinamiento por pretender controlar los gastos presupuestarios, que son los que han servido para fomentar el clientelismo y corromper a alcaldes y a los diputados-empresarios.
Por más que la ley establezca un número de integrantes para esa comisión, lo prudente es ampliarla, para que se democraticen las decisiones acerca de cómo se deben gastar los miles de millones que los guatemaltecos pagan por la vía de los impuestos. En cambio, cuando se cierra el paso a esa posibilidad, solo cabe pensar que el liderismo pretende continuar ejerciendo un dominio perverso en el Organismo Legislativo, que solo le retribuye beneficios a ellos, sin importar los efectos negativos que eso conlleve para el resto de la población.
Esa idea se refuerza cuando se observan otras acciones asumidas anteayer por los lideristas en el parlamento, como la prisa con que se aprobó en primera lectura la Ley Electoral y de Partidos Políticos. Ahora les conviene mucho, pues con ello buscan asegurarse que sus diputados no abandonen el barco por la debacle electoral. Un mal presagio, ya que puede ser que, ante la desesperación, continúen con posturas parecidas, lo cual tampoco les garantiza una fidelidad partidaria que pueda perdurar de aquí a enero.
Todavía peor fue el espectáculo brindado por los diputados de la corbata roja cuando intentaron bloquear la inclusión en la agenda del día el protocolo entre Guatemala y Taiwán para la ampliación de la carretera al Atlántico. Una canallada que solo perjudicaría a miles de guatemaltecos que se movilizan por esa ruta, que además es la conexión con el segundo puerto del país. Una torpeza que, en todo caso, solo buscaría beneficiar futuros negocios de la principal figura del liderismo en China Continental, ya que su relación con ese país es un hecho conocido, cuya consecuencia para Guatemala solo puede ser negativa.