LA ERA DEL FAUNO

Nicaragua y el “terror al socialismo”

Juan Carlos Lemus @juanlemus9

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Nicaragua ha sido el país más pacífico de Centroamérica. No tiene la delincuencia que hay en Guatemala, Honduras, El Salvador. Los nicaragüenses no replican ?al menos visiblemente? el desprecio que les demuestran algunos costarricenses como consta en aquel famoso video en que la policía no contuvo a sus perros que atacaron a un nicaragüense. Aun cuando tienen espacios públicos más seguros, debido a su pobreza los nicas son estigmatizados por algunos centroamericanos cuya idea de bienestar son los centros comerciales y guardias armados a la puerta de los condominios. Nicaragua es un pueblo admirable, valiente, soberbio y loco. Las personas son directas, no tan sonrientes como aquí y allá, y muy sinceras.

La convulsión que enfrenta en la actualidad lleva más de 300 muertos ¿Qué sucedió con su tranquilidad? Fácil es responder condenando al socialismo y lo acontecido desde Augusto César Sandino; atender el discurso de moda: que la izquierda es muerte y que tienen razón “nuestros” académicos y “nuestros” analistas. Algunos opinan lo mismo solo por miedo a ser señalados de no criticar a un régimen sanguinario. Pues en eso se han especializado los neoliberales, en hacer creer que quien no está con ellos solo puede estar a favor de lo peor que haya. No es así. Su maniqueísmo es más barato que un córdoba.

De acuerdo en que Ortega es lo que decía que odiaba. El dictador pactó con el diablo. Ese pacto fue la derechización del partido FMLN. Tarde o temprano habría reacciones. Se generaría el interés de la derecha nicaragüense por privatizar el Instituto Nicaragüense de Seguridad Social desde que el FMI advirtiera de su colapso para 2019 y “recomendara” aumentar la edad de jubilación. Y es que en 10 años los afiliados activos aumentaron de unos 400 mil a más de 900 mil, pero Ortega fue incapaz de ofrecer soluciones, por el contrario, se aferró al poder y apretó al pueblo con la venia de sus aliados.

Se suma el interés de Estados Unidos debido a las relaciones de Nicaragua con China y Rusia, y el inminente acuerdo de crear un canal interoceánico. Por algo los empresarios guatemaltecos rindieron zalamerías al dictador. Ahora, todos hacen lo que saben: el dictador reprime; los aliados traicionan; los infiltrados se filtran para provocar más desestabilización; gente de extrema derecha “argumenta” que todo sucede porque la izquierda es criminal; se propagan imágenes que infunden terror al socialismo. Pero el FSLN de Ortega sirve a los intereses capitalistas. En sus filas tiene, incluso, facciones evangélicas como aquí, todo para perpetuarse con su esposa en el poder.

Están despedazando al que hasta hace poco era el país más tranquilo de Centroamérica, con todo y sus festivales de literatura más destacados de América. Desde fuera, fácil resulta decir cómo deberían ser las cosas. Los gobernantes hablando de orejas. Los empresarios de siempre condenan lo que ellos hacen en sus países. Critican a la izquierda de Nicaragua y se callan que cogobierna con el PRN (derecha) y el PLN (derecha, otrora somocista). El extremismo del FMLN es responsable de ese caos mortal, y corresponsable es la ultraderecha que se excita hablando de los crímenes y la traición del gobierno, cuando ellos mismos han bañado y bebido las aguas residuales de Daniel Ortega. Son las hienas que aguardan el momento para arrebatar la sangre de otros.

Centroamérica sigue siendo útil para los poderosos, puente para el narcotráfico, basurero de sus prófugos, estorbo para unir los océanos, banco de empresarios corruptos a los que pueden usar según necesiten existencias.

@juanlemus9

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