Oración en Navidad

JULIO LIGORRÍA CARBALLIDO

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y que son la razón principal de la oración que podemos elevar para que nuestros líderes y dirigentes en todos los ámbitos de la vida nacional puedan tener la claridad de pensamiento necesaria para encontrar la forma de mejorar la situación ante los problemas que agobian al país.

¿Cuál es el problema principal que nos golpea? Sin duda es el hambre. Las carencias de millones de guatemaltecos en este sentido están no solo provocando decenas —cuando no cientos sino miles— de muertes cada año. Niños, mujeres, ancianos y hombres de toda edad, languidecen hasta fallecer por desnutrición. Desde el corredor del hambre en el oriente, hasta las aldeas más remotas de Huehuetenango, el hambre está acabando con el futuro de miles de chapines, y nuestras oraciones y acciones del año próximo bien podrían encaminarse a contribuir como nación para encontrar las rutas expeditas para resolver ese flagelo.

El siguiente tema es la violencia. Inmersos desde hace ya mucho en una cultura de muerte y confrontación, hemos perdido el respeto por la vida y nos sabemos desprotegidos. A pesar de los avances en las cifras, la situación aún está lejos de resolverse. La muerte de inocentes, así como la angustia existencial bien merecen atención de todos, no sólo de las autoridades. No debemos perder la sensibilidad ante el dolor ajeno, ni mucho menos deshumanizarnos ante la tragedia del odio y la confrontación diaria. Por el contrario: entendamos lo que pasa y pidamos a Nuestro Señor para que nos ilumine como pueblo y entre todos busquemos la respuesta a este flagelo.

Y un tercer elemento que pongo en mi línea de oración, y que la sugiero a mis compatriotas, es algo que es importante para Guatemala como nación, aunque sea menos visible y agobiante que los dos anteriores. Padecemos los efectos de una cultura de desconfianza, la cual nos impide tender puentes entre unos y otros para trabajar juntos en busca de resolver los problemas, nos impide formar equipos para enfrentar desafíos como estos dos que cité previamente, la desconfianza nos hace débiles ante la adversidad.

Desperdiciamos sugerencias valiosas porque no queremos integrarnos con fuerza en apoyo de propuestas renovadoras porque nacen de personas en las que no queremos confiar. Ni siquiera nos detenemos a pensar; simplemente, juzgamos sin conocer y hacemos a un lado lo valioso de muchas propuestas, para concentrar nuestra atención en las cosas que podemos criticar y boicotear en la idea de un tercero que no nos simpatiza.

Finalmente me uno en oración a miles de seres humanos que hemos observado con gran dolor este fin de año la incompresible masacre de la escuela Sandy Hook en Newtown, Connecticut, EE. UU., y pido por el descanso de las almas de los 20 chiquitos y 6 adultos que fueron asesinados y que son una muestra dramática de la descomposición y pérdida de valores que sufre la sociedad contemporánea.

Les invito a que en esta celebración del nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo pensemos y oremos para que nuestra Guatemala y el mundo superen el hambre, la violencia y la desconfianza.

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