Los pájaros a las escopetas
A raíz de la resolución de la Sala Tercera de Apelaciones, algunos juristas y periodistas opinaron contrariamente al fallo en el cual prácticamente se viola el derecho de propiedad dejando en suspenso los registros. Las opiniones de los juristas como en todo caso a veces son sujetos de controversia y suelen ser recusados por diferentes medios y se expresan opiniones mediáticamente.
Los magistrados de la Sala ahora recurren a denunciar ante la Procuraduría de Derechos Humanos, que las opiniones de quienes están en contra de su resolución están provocando escándalo entre la población y además interfieren con la independencia judicial.
Comencemos por ver cuál es la función de la Procuraduría: la función del ombudsman es para proteger a los ciudadanos de los abusos de los funcionarios públicos y no para proteger a entidades estatales de las críticas que provengan de los inconformes con el actuar de los asalariados del Gobierno sean jueces, magistrados, ministros, alcaldes y hasta el mismo presidente.
La posición que tome el procurador será vital para saber si la mordaza se comienza a dar, pues definitivamente, el precedente será nefasto para la oposición de cualquier tipo.
El accionar de la Sala Tercera de Apelaciones pone en entredicho el tema de las comisiones de postulación, pues cualquier tribunal podrá señalar a juristas que estén en contra de sus fallos, los cuales han sido en muchos casos nefastos, producto de corrupción y compadrazgo.
Respecto de la libertad de expresión, si hay casos en los que se denigra y se plasma una serie de mentiras, los cuales deben ser llevados a tribunales y por la vía de una prueba anticipada, se debe solicitar bajo juramento la veracidad de lo expresado como es el caso de una columnista que plasmó en su columna una serie de mentiras en contra de la cementera en San Juan Sacatepéquez, aquí sí es válida la acción judicial, pues se aseveran hechos que no tienen ningún sustento. Pero en este caso algunos columnistas afines denuncian una mordaza, la cual no existe, si no que es que los que ejercen la función periodística se ciñan a la verdad.
Dice un columnista en su texto de ayer: “En vísperas de Navidad, los periodistas y comunicadores sociales tienen que enfrentar las embestidas del capital nacional y transnacional, así como de funcionarios y políticos que unas veces los embisten, otras les amenazan y ahora practican las acusaciones en los tribunales para silenciar a quienes ejercen el derecho de opinar”.
Veamos cómo las cosas son al revés, nosotros que creemos en la libre empresa y el estado de Derecho tenemos que resistir las embestidas del capital nórdico disfrazado de cooperación humanitaria y, ahora, también, de los mismos que supuestamente imparten justicia.
Ya existen varias demandas en contra de periodistas y columnistas que por denunciar hechos reales están sujetos a procesos judiciales, pero aquellos que mienten y tapan hechos delictivos parecen ser intocables, una acción en contra de uno de sus miembros genera una avalancha de columnas de prensa y hasta llamadas de los “embajadores amigos” y por supuesto todas las ONG que son comparsas.
Ahora le tiran los pájaros a las escopetas.
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