Los panistas están a punto de escoger a su candidato presidencial, y yo, con mi natural escepticismo de viejo periodista, no me he dejado arrebatar por los indicadores de las encuestas que se han levantado, para establecer quién es el favorito, porque me da la impresión de que los sondeos se han ubicado preferentemente en la ciudad capital y otros centros urbanos, y de ahí que siempre aparezca con excesiva ventaja el exalcalde Oscar Berger.

Al observar esos resultados, pienso que si en la actividad política prevalecieran la justicia, la coherencia y un poquito de gratitud, sería previsible anticipar el triunfo del diputado Leonel López Rodas; sobre todo si los panistas tomaran en consideración algunos factores determinantes en su pasado reciente.

Sin el ánimo de quemarle incienso al secretario general del PAN, debe admitirse la veracidad de su reiterado discurso, en el sentido de que al final de la campaña electoral pasada, mientras los más conspicuos y pretenciosos dirigentes panistas escaparon a sus cómodos refugios, López Rodas no se arredró ante la derrota y permaneció enhiesto en medio de los escombros que dejaron las urnas y el denso vapor de los sufragios vencidos.

Luego, libró intensa batalla desigual que permitió que la corriente por él encabezaba tomara el mando del PAN, que derivó en la huida definitiva de los grupos más arrogantes que tanto daño le hicieron al mismo excandidato presidencial Berger, y que provocó el deslizamiento del liderazgo partidista hacia sectores que habían sido marginados por el elitismo precedente.

Si López Rodas hubiese seguido el tradicional y autoritario camino de repudiados dirigentes políticos de no hace mucho tiempo, podría haberse impuesto como candidato presidencial sin mayores dilaciones; sin embargo, prefirió la arriesgada pero democrática vía de la consulta a los afiliados, mediante la elección interna, haciéndole frente a un adversario retrechero.

Sin duda, Berger es más conocido y levanta más entusiasmo sin necesidad de exponer sus incógnitos planteamientos, sobre todo entre altivos electores de las clases media y alta, de suerte que a primera vista y conforme informaciones de prensa, algunas de las cuales sesgadas, el exalcalde será elegido. Pero no hay que descartar una incómoda sorpresa para él, sus partidarios y sus panegíricos.

(Un panista simpatizante de López Rodas le cuenta a Romualdo que otro panista, éste seguidor de Berger, cuando celebra su cumpleaños le envía felicitaciones a su papá).