PALABRAS DE PAPELMaldición municipal

EDUARDO P. VILLATORO

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Jamás en la historia municipal de Mixco se había llegado a los extremos de incompetencia, corrupción y negligencia como la que prevalece hoy.

Desde que una raquítica minoría de vecinos eligió a la actual corporación edilicia, los tres alcaldes que se han sucedido se han dedicado con escandalosa rivalidad al descarado saqueo, desde el nefasto Elmer Morales hasta el incapaz de ahora, pasando por el propietario de un changarro con ínfulas de mecánico chapucero; pero todos miembros de la misma pandilla.

Como suele ocurrir, el ejemplo de los jefes es emulado por subalternos hasta de la más ínfima categoría. Antes de escribir estos apuntes intenté hablar con el alcalde, para conocer su versión. Con la descortés telefonista del despacho me identifiqué como un vecino de Mixco agobiado por la escasez de agua potable.

Pues esa empleaducha insolente decidió antojadizamente que su jefe no podía atenderme y dispuso trasladar la llamada telefónica a la inoperante Dirección de Aguas. Colgó abruptamente el teléfono cuando le dije que no me interesaba hablar con ningún empleado de esa dependencia, a sabiendas de que nada solucionaría.

Fíjese usted que la administración pasada perforó un pozo para surtir de agua potable la colonia donde resido. Cada vez que le pregunto al pobre jefe de relaciones públicas, quien supongo que tiene que soportar las justificadas quejas de los vecinos y las patanerías de las autoridades ediles, cuándo comenzará a funcionar el dichoso pozo, presumo que tiene que imaginarse alguna explicación, porque asegura recurrentemente que a cierto plazo estará operando.

Han transcurrido los años y el mentado pozo sigue inmóvil. Los vecinos de la colonia podríamos reunir el dinero para comprar una pieza que le falta a la bomba, pero no lo hemos hecho porque sabemos que rufianes se embolsarán la plata.

Mientras tanto, mensualmente gasto alrededor de Q500 en la compra de agua a una empresa privada de cisternas, porque, para ajuste de penas, cuando eventualmente la municipalidad envía un camión a distribuir el líquido potable, el sujeto malencarado a cargo de esa tarea también decide caprichosamente a quién le surte del líquido, previos ruegos y genuflexiones.

Lo anterior apenas es una muestra de la maldición municipal mixqueña. Falta más de un año todavía, para infortunio de los vecinos.

(El metiche de Romualdo le sugiere a uno de los alcaldes de Mixco: Cámbiele el agua a esa pecera. El funcionario replica: ¡No ve que los pescados aún no se la han acabado, pues!).

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