Persistencia en el dispendio

Sin embargo, es el Partido Patriota el que se muestra dispuesto a borrar cualquier  duda de la escasa transparencia con la que se administra la cosa pública. Para reforzar esa idea, en la actual gestión se han  llevado al límite las compras directas o por excepción. No son pocos los contratos o adquisiciones millonarias en las que han incurrido ministerios como  el de  Salud y el de Gobernación y hasta entidades autónomas que son dirigidas por personas allegadas a la cúpula  del partido oficial.

No hay semana en la que no se sepa de un nuevo concurso para adquirir bienes o servicios que despiertan suspicacias, como acaba de ocurrir con la compra millonaria de mochilas, que encima arrastran el repudiable hecho de llevar los colores del oficialismo: algo que no ocurrió en los primeros años de este gobierno y que ahora, en plena etapa electoral, se hace de una manera intempestiva, apresurada y torpe, lo que deja en evidencia que existe un interés por publicidad  que no siempre logra sus propósitos.

Lo mismo ocurre con la sorpresiva compra de útiles, que no solo resulta sospechosa, sino cuestionable y de dudosa efectividad, pues fácilmente se puede pensar en una sobrevaloración, por no mencionar lo insignificante que pueden resultar cinco cuadernos, dos lapiceros, dos lápices y un sacapuntas para cubrir el ciclo escolar.

Todavía falta que todo eso se materialice y que no ocurran episodios parecidos al de las mochilas, que simplemente se distribuyeron unas cuantas,  para la vacua publicidad, y luego se les retiraron a los estudiantes, a quienes se les dijo que posteriormente recibirían la definitiva, algo que aún esperan.

Pero es año electoral, época en la que los gobiernos caen en una especie de esquizofrenia propagandística que no les permite ver que es mayor el daño que se hacen. A ello se aúna la crisis financiera, que impacta en los servicios básicos, como  Salud y Educación, mas no en las inversiones con tinte promocional, como la que ayer se conocía,  a cargo del Ministerio de Cultura, por un monto de Q56 millones, de los cuales, Q24.4 millones  se gastarán en Mixco, de donde es alcalde el hijo del presidente de la República,  que, por su parte, presume como propias obras que se pagan con recursos de los contribuyentes.

Este es un momento propicio  para que el nuevo contralor general de Cuentas, Carlos Mencos, estrene el cargo para demostrar que en verdad no está ligado,  comprometido  ni en deuda política con los partidos que lo eligieron en el Congreso. Está en un nuevo período y en un cargo de mucha importancia para garantizar la transparencia y sentar precedentes que le den un nuevo giro a la historia del país.

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