IDEAS
Pescando turistas
En el panorama económico guatemalteco hay muchas amenazas, y es en los momentos de crisis en los cuales debemos ser más creativos para buscar alternativas. Una de ellas se ha ido desarrollando a lo largo de los últimos años como una nueva área del turismo que podría incrementar considerablemente los ingresos de la “industria sin chimeneas” guatemalteca: la pesca deportiva.
¿Qué es la pesca deportiva? Aquella que se realiza con fines “recreativos”, en contraposición a la pesca comercial, cuyo objetivo es capturar peces y otros mariscos para otros fines, como, por ejemplo, la alimentación. En la pesca deportiva los peces generalmente son liberados, ya que el propósito no es la “comida”, sino la emoción del proceso.
Por afortunadas razones —geográficas y climáticas—, frente a las costas del Pacífico guatemalteco se encuentra la mayor concentración de pez vela del mundo, lo que nos convierte en un verdadero paraíso tropical para los conocedores de la pesca deportiva con un inmenso potencial de desarrollo. El problema —como siempre en Guatemala— es que todavía es un diamante en bruto que dista mucho de demostrar todo ese potencial.
Afortunadamente, gracias al impulso de emprendedores, aficionados y funcionarios locales, poco a poco se han ido estableciendo las bases para su desarrollo. Primero, se aprobó una prohibición a la pesca comercial del pez vela —cuya carne, además, no es apropiada para el consumo humano—. Luego, hace unos años se estableció la Comisión Nacional para la Protección del Pez Vela, la cual ha sido tan exitosa que ya está siendo puesta como ejemplo mundial de conservación de una especie con la participación de instituciones gubernamentales y empresas privadas, a tal grado que mañana la Asociación Internacional de Pesca Deportiva reconocerá a uno de sus principales impulsores, Niels Erichsen, con el Galardón a la Conservación.
Pero, ¿qué es lo relevante del turismo de pesca deportiva para un país como Guatemala? El desarrollo económico que puede generar. Para ponerlo en contexto, un turista gasta, en promedio, cerca de US$100 diarios en Guatemala, mientras que los aficionados a la pesca deportiva gastan alrededor de US$1 mil diarios. En un viaje normal, un pescador gasta en nuestro país casi US$5 mil. Estos pescadores generalmente son recurrentes, y tomando en cuenta las ventajas que tiene Guatemala —abundancia de peces y la cercanía a Estados Unidos—, la mayoría realizan por lo menos un viaje de pesca al año. Pero ese solo es el principio.
Si se llega a consolidar nuestro país como un destino premium para los pescadores —con la infraestructura necesaria—, luego muchos de ellos requerirán desarrollos inmobiliarios para comprar una casa a donde puedan venir, ya no una, sino varias veces al año, y marinas donde puedan tener sus barcos, con todas las implicaciones en inversiones y generación de empleo que todo ello conlleva.
¿Es esto un sueño imposible de lograr? Ya otros lo han hecho. Costa Rica se ha convertido en un lugar habitual para los pescadores y le representa ingresos de más de US$600 millones anuales. Otro ejemplo es Cabo San Lucas, que hace unas décadas no era muy diferente que Puerto de San José, pero cuando fue “descubierto” como destino para pescadores se desarrolló exponencialmente, al grado que ahora representa una economía de más de US$1,200 millones anuales.
En Guatemala también se puede lograr. La pesca deportiva tiene el potencial para desarrollar el litoral Pacífico guatemalteco, indistintamente de los vaivenes de la economía local e internacional.