CATALEJO

Plausible proyecto de conservación

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LA SEMANA ANTERIOR FUE inaugurada la primera etapa de los trabajos del Patronato de la Catedral de La Antigua, realizados por esa entidad privada y financiados sobre todo por el Banco GyT Continental, con ayuda de la Cervecería Centroamericana y de donantes anónimas. Es un proyecto importante porque ejemplifica la enorme importancia de la tarea del sector privado para asuntos histórico-culturales y debe servir para convencer a quienes manejan entidades estatales, como en este caso es la municipalidad antigüeña y el Consejo para la Protección de la Ciudad, de cómo pueden escoger entre convertirse en colaboradores o en obstáculos para la tarea de preservar a esa indudable fuente de beneficios económicos para el país.

A LOS GUATEMALTECOS interesados en la importancia histórico-cultural y económica del país, se les debe explicar las razones de actuar como se hizo. Los nuevos criterios de conservación señalan la importancia de facilitar el uso de los edificios históricos, como una forma efectiva de evitar su destrucción definitiva. La intervención en las paredes, por ejemplo, debe hacerse con el mismo material empleado originalmente, pero marcando claramente la intervención. Esta debe eliminar hongos, mohos, algas, suciedad, y reponer los pisos para evitar el ingreso de la humedad causada por las lluvias y el sereno, el segundo motivo de destrucción después de los sismos. Estos las destruyen en segundos. La primera lo hace paulatinamente.

LAS INTERVENCIONES CON el ladrillo visto tienen la desventaja de permitir el ingreso de la humedad y se realizan por falta de dinero. Pero el trabajo de Catedral y el realizado hace años en la Compañía de Jesús son prueba del criterio contrario: la finalidad de la conservación es asegurar la permanencia del monumento, en ruinas o en uso y por ello debería realizarse sobre todo en los más necesitados: el Carmen, la Concepción y el poco conocido Beaterio de Indias, estos dos últimos en terrenos privados, a fin de evitar su muerte. No se debe reconstruir, cuyo significado es volver a construir, sino restaurar. En Europa esto implica techar, en caso se necesite, pero no con hierro, sino con fibra de carbono. Pero es muy caro.

EL PLAN DE ESTA FUNDACIÓN es trabajar en Palacio Arzobispal antigüeño, muy poco conocido. Ahora alberga a baños públicos, una estación policial y comercios con contratos exiguos, a la vez subarrendados en muchos casos, todo a menos de una cuadra del parque central. Comencé a conocer del proyecto desde sus inicios, porque lo consideré interesante, y luego me sorprendí por la cantidad de valladares burocráticos, algunos rayanos en lo risible, tanto de la comuna antigüeña como del Consejo de Protección, al punto de haber provocado la suspensión de los trabajos por algunos días. Constituye un error trágico esta posición de las autoridades, y lo consideré como un nuevo ejemplo de decisiones no solo inexplicables sino sospechosas.

ESTE PROYECTO, A MI JUICIO, es el mejor ejemplo para otros similares en el istmo centroamericano. Es justo señalar la colaboración de las autoridades eclesiásticas, el liderazgo personal y el compromiso de los licenciados Federico Linares, presidente de la fundación, y de Flor de María Orellana, enlace entre las personas e instituciones participantes. Realizar trabajos como este es mantener un motor económico para Guatemala, derivado del turismo, y por ello constituye una inversión a corto, mediano y largo plazos. Como corolario, fue un regalo escuchar el concierto de la orquesta del doctor Dieter Lehnhoff, quien hizo realidad algunos ejemplos de música barroca guatemalteca escuchados en esa catedral en los tiempos de la colonia.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.

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