Pobreza al debate
Esta reunión no solo es importante, porque todos los presidentes, indistintamente de su posición ideológica, se encuentran, debaten y comparten sus aportes y experiencias de cómo han enfrentado el flagelo de la pobreza y el hambre en sus países, a veces diciendo las cosas con objetividad, pero en la mayor parte de participaciones, diciendo una sarta de mentiras, como si sus países fueran el mítico paraíso de la Biblia, como es el caso del presidente Pérez Molina, cuando presenta el Plan Hambre Cero y la política contra la desnutrición como la mejor solución a la situación del país, cuando en realidad son cientos de familias las que padecen hambre y, además, la inversión nunca ha sido lo suficiente, sobre todo cuando tenemos niveles de corrupción.
Según informes de organismos internacionales, el presidente de Guatemala es el segundo mejor pagado de todo el continente, después del gobernante de México. Sus salarios oscilan entre US$18 mil a US$20 mil. Lo ridículo es que en un país con niveles de pobreza, de hambre y de miseria como el nuestro tengamos que pagar grandes salarios a funcionarios, que no solo tienen los mejores sueldos, sino que además se enriquecen con base en la corrupción y al lavado de dinero, dejándonos cada cuatro años en bancarrota, y que después tengamos que resolverlo pagando impuestos que ni los grupos de poder quieren pagar.
Si la Celac es el espacio creado para avanzar hacia la construcción de la patria grande, como lo soñaron Bolívar, San Martín, De Sucre y tantos más, también a pocos años de haber nacido puede convertirse en un nuevo espacio en donde desfilan presidentes y jefes de Estado a compartir fanfarronerías y mentiras. Si realmente quieren ayudar a resolver el problema de la pobreza, primero se debe acabar con el enriquecimiento de unos pocos y, principalmente, el enriquecimiento ilícito, en donde están sumergidos la mayoría de los funcionarios públicos. Tenemos que comprender que si hay pobreza es porque hay también concentración de la riqueza en pocas manos.