IDEAS

Poderosa confesión 

Salvador Estuardo González, alias Eco, asombró a todos esta semana confesando cómo funcionaba la Línea. Si el juez le da validez a sus declaraciones —y no hay razones para creer que no debería hacerlo—, el camino se pone cuesta arriba para casi todos los demás involucrados en el caso, especialmente para Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti.

Esperemos que este juicio sea apenas el inicio de una nueva época de justicia y transparencia en el manejo de la cosa pública.

Entre tantas personas involucradas en este caso era de esperarse que más de alguno decidiera confesar su participación, quizá con la esperanza de obtener una sentencia menor. El primero que confiesa tiene no solo el efecto mediático —como en este caso lo demostró Eco—, sino que también alguna posibilidad de, en efecto, lograr una menor sentencia. De hecho, ya se menciona la posibilidad de que Eco se convierta en “colaborador eficaz”.

Eco argumentó que decidió confesar lo que hizo, siendo consciente del error que cometió y de las culpas que atrajo sobre su familia. Es bueno que haya tomado esa decisión, aunque muy tarde lo hizo. Estas consideraciones se deben pensar antes de involucrarse en hechos ilícitos y no después, aunque alguien podrá argumentar que más vale tarde que nunca. Considero que han sido muy pocas las personas que, ante la “oportunidad” de pasar a mejor vida a través de la corrupción, han decidido no involucrarse. Y tiene su razón de ser: hasta la fecha, la posibilidad de ser capturado ha sido tan baja, que pocos lo sopesan dentro de la ecuación.

El principal resultado de los juicios en contra de corruptos, como ya lo he dicho en repetidas ocasiones, es elevar la percepción de riesgo para los corruptos; es decir, ahora sí van a considerar como una posibilidad muy real el ser capturados y tener que pagar las consecuencias de sus decisiones. Eso hará que algunos desistan de participar en la corrupción, pero a algunos otros los volverá más avorazados, bajo la premisa de que el mayor riesgo implica una compensación mayor.

Volviendo a las declaraciones de Eco, creo que lo más importante no es tanto la confirmación de lo acaecido en la línea, como sus declaraciones sobre la “administración” de las sociedades de cartón de Roxana Baldetti, primero, y de Otto Pérez Molina, después. Así también, la participación —o por lo menos el conocimiento— de la familia cercana del expresidente en esas actividades para esconder lo robado.

Estas declaraciones deben ser la base para continuar las investigaciones sobre las estructuras que utilizaron para lavar dinero producto de su corrupción.

Como también lo he dicho en varias ocasiones, ojalá que las investigaciones y acusaciones no se detengan aquí, sino que lleguen también a donde se realiza la mayor parte de la corrupción: en el gasto público. ¿Cuándo vamos a conocer acusaciones en contra de otros funcionarios por las compras sobrevaloradas, comisiones y demás formas como se roban los recursos de los tributarios? Y también esperaríamos que se investigaran hechos similares en los gobiernos anteriores, porque estamos muy seguros de que la corrupción no se inició con el PP.

ESCRITO POR:

Jorge Jacobs

Empresario. Conductor de programas de opinión en Libertópolis. Analista del servicio Analyze. Fue director ejecutivo del Centro de Estudios Económico-Sociales (CEES).