Poeta en California

AQUILES PINTO FLORES.

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Como dije en una columna anterior, César Brañas fue el más grande orientador del periodismo cultural en nuestro país, pues no solo dio cobijo a las mejores producciones de escritores consagrados, sino que, con fina perspicacia, abrió las puertas a muchos poetas y escritores jóvenes, quienes recibieron su cálida hospitalidad y su atinado consejo. Fue así como en 1974 hizo un valioso comentario del aparecimiento del libro Quetzal, de Amílcar Lobos, que fue editado en San Francisco, California, Estados Unidos, y al mismo tiempo traducido al inglés. Tomando en cuenta que hasta ahora ha llegado a mis manos el mencionado libro, al igual que el recorte de la época, y aunque considero que esto no va con mi estilo, dejo el comentario en la hábil pluma del maestro Brañas: —naturalmente lo que cabe en el espacio de esta columna—.

“Guatemala está radicalmente vinculada en un movimiento de renacer cultural hispánico, hispanoamericano, que se desarrolla con ardor en California, por la participación multifacética, dinámica, de un guatemalteco que merece ser más conocido en su tierra y que allá ha alcanzado en pocos años alta categoría de líder. Es Amílcar Lobos.

Conviene ante todo decir dos palabras de los comienzos de su vida, que ahora se explaya espléndidamente. Amílcar Lobos, nació en abril de 1937 en Chiquimula, donde estudió y después graduó de maestro de educación primaria. Procede de modesta familia pero en la que sobresalen elementos animados de fuerte anhelo de progreso. Empujado por ese espíritu, logró marchar al extranjero. Mientras, en las artes, había estudiado autodidacta y en la Escuela Nacional de Danza. En la Universidad de San Francisco obtuvo su licenciatura en Artes, y Artes liberales en la Brigham Young University. Continuó estudios en varias universidades y obtuvo su maestría en Artes Creativas, con estudios interdisciplinarios y un doctorado (Ph.D.).

Meses atrás fue invitado a trabajar como consejero y maestro, pero declinó esa invitación porque su interés esencial era la tarea en que está comprometido y de que se dirá algo enseguida. Pero ahora ha alcanzado un mayor triunfo universitario, al designarle profesor de tiempo completo, designación que honra de paso a su patria, dada la importancia de ese cargo en las universidades norteamericanas a donde afluyen o son llevados valores destacadísimos de todo el mundo.

La vinculación de Guatemala a través de Amílcar Lobos en el movimiento de restauración cultural de que se hace referencia al principio de esta nota consiste en que él ha trabajado durante 10 años con ahínco en una institución creada en San Francisco bajo el nombre de CASA —Casa/ Fondo de Recursos Culturales— y es presidente de la coalición California Neighborhood Arts Alliance, cuyos proyectos son apoyados por el National Endowment for the Arts en Washington, “una agencia federal”, como allá se dice. Dentro de esto, CASA forma parte de una extensa organización de centros distritales destinados a promover, mantener y ensanchar la unidad de población mexicana, hispanoamericana, que es muy cuantiosa,…”

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