Portillo: otro caso sin precedentes

Algunos asuntos importantes aún no están totalmente aclarados, entre ellos si la condena que debe purgar, luego de que le sean aplicadas las rebajas del tiempo que estuvo preso en Guatemala, la cumplirá en Estados Unidos o en su país de origen, un tema que despierta, poca duda cabe, gran interés dentro del panorama político guatemalteco. Esto a pesar de que familiares cercanos al exmandatario indican que no está dispuesto a regresar a las actividades partidistas a las que se ha dedicado desde tiempos de su juventud.

El último y largo alegato de Portillo frente al juez tampoco estuvo exento de situaciones nuevas. Se trataba de un exgobernante extranjero que en una corte estadounidense manifestó tener remordimiento y vergüenza, así como desear una segunda oportunidad. No se puede dejar de mencionar que con su confesión admitió haber puesto precio a la política exterior de su país. Los delitos por los que se declaró culpable poco después de ser llevado a Estados Unidos en circunstancias igualmente sin precedentes fueron calificados como errores por el abogado defensor, mientras el fiscal indicó que lo ocurrido no era más que la historia de la presidencia portillista.

Es un hecho que son altas las posibilidades de que Portillo, si cumple la condena en Estados Unidos, regrese al país dentro de unos nueve o 10 meses, cuando la lucha electoral del 2015 se encuentre en su apogeo. Y el ya muy comentado distanciamiento del expresidente con el partido al que apoyó en la contienda pasada da pie a pensar que todavía puede tener influencia en un determinado sector de votantes, sobre todo en el área rural guatemalteca y en los sectores urbanos pobres.

Lo sucedido ayer en Nueva York será motivo de numerosos comentarios en pro y en contra, así como de análisis en los medios informativos internacionales interesados en los hechos políticos de Latinoamérica. Allí existe en el momento actual una corriente talvez no organizada, pero sí generalizada, en rechazo a la corrupción de los gobernantes y demás autoridades, cuya consecuencia principal es el enlodamiento de la actividad política y con ello el desprestigio de la democracia en beneficio de los gobiernos totalitarios, que desembocan pronto en dictaduras.

La vorágine de acontecimientos que se registran en Guatemala dejará atrás, dentro de algunos días, el caso Portillo. Su renacimiento, si desea hacerlo, está ligado a lo que siempre ha sido: un político con simpatizantes en los sectores sociales antes señalados. Eso significa que la apertura del período de elecciones será el momento de saber el futuro del expresidente.