HACIA ADELANTE

¿Qué queremos hacer?

Jaime Francisco Arimany

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En toda actividad que realizamos durante nuestra vida, hay varias preguntas que nos hacemos o que nos deberíamos hacer: ¿por qué vamos a hacerlo? Acompañada con otras preguntas: ¿para qué? Para llegar finalmente a la fundamental: realmente ¿qué queremos hacer?

Muchas de ellas las realizamos automáticamente, sin darnos cuenta o por costumbre. A veces nos dirigimos a un lugar para realizar una actividad y cuando llegamos no nos sentimos a gusto, e internamente nos decimos, por qué no fui a tal lado, o por qué no llamé a mi amigo fulano para hablar del tema que me preocupa, etc.

En el momento que vivimos, donde la tecnología nos alcanza continuamente a través de nuestros celulares, tenemos en ellos al ordenador de nuestro tiempo, el calendario. Ya no hay necesidad de buscar un teléfono público para comunicarnos con quien deseamos, para realizar una reunión o cancelar una cita.

Si tenemos a un familiar enfermo localmente o en el extranjero, no tenemos que vivir la agonía de estar averiguando cómo está. A uno de mis hijos que vive en Florida lo tuvieron que operar esta semana, si deseaba conocer lo que estaba sucediendo, podía llamar por celular para tener noticias de lo que sucedía, desde cualquier lugar en que me encontrara; sin embargo, no era necesario, mi nuera nos informaba a todos los interesados la situación que se vivía, a través de mensajes gratuitos, por medio de WhatsApp.

La tecnología no solo ha cambiado nuestras actividades personales, sino ha influido en las colectivas; un ejemplo lo vivimos en los resultados de las elecciones realizadas el 6 de septiembre recién pasado, los cuales no tuvieron relación con la inversión en la propaganda, como lo era en el pasado.

La propaganda masiva a través de una tremenda inversión financiera, que realizaron varios candidatos, en vez de ayudarlos, les dio una mala imagen; las fotografías de los candidatos a través de grandes y repetitivos anuncios, que inundaron cuanto poste había; la pintura de paredes y piedras en los caminos, la distribución de comidas y regalos, para de alguna manera comprar la voluntad del votante; las concentraciones masivas, con encendidos discursos, presentadas a través de la radio y la televisión, actividades que en las elecciones del pasado tuvieron gran impacto en los votantes, no dieron los resultados esperados.

Las votaciones fueron un rechazo a los políticos del Ejecutivo en el pasado, lo cual no se pudo reflejar en las votaciones a los demás cargos públicos, como diputados y alcaldías, por el obsoleto sistema de elección para esos puestos.

Como lo he expuesto en otros artículos, el listado nacional debe desaparecer, los ciudadanos debemos votar por un diputado nada más, el cual debe ganar por mayoría absoluta. Los alcaldes también deben ganar por mayoría absoluta; ello permitirá el ingreso a la contienda de mejores candidatos, ya que es prácticamente imposible ganar a un alcalde que tiene asegurado un 30% de sus votos, ayudado con la participación de muchos pretendientes al puesto.

Votemos mañana por quien consideremos la mejor opción, tomando en cuenta su comportamiento pasado.

jfarimany@hotmail.com

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