EDITORIAL

Siniestro video revela fragilidad

La cúpula del grupo de pandilleros conocido como Mara 18 confiesa en un video que ellos son los responsables de la muerte de un reo en la cárcel de Fraijanes y que también ordenaron que fueran asesinados otros dos pandilleros que habrían sido los autores de la colocación y explosión de una bomba dentro de un autobús que cubría la ruta entre San José Pinula y la capital.

La videoconfesión no deja de ser sorprendente porque su misma elaboración abre demasiadas dudas, ya que resulta incomprensible que puedan existir tantas facilidades para hacer una confesión de un triple asesinato, en la cual, además, se puede observar el nivel de lujo en que viven quienes desde un reclusorio se presentan como aquellos que pueden decidir quién vive o muere en su entorno de criminalidad.

Esa grabación debió contar con muchas facilidades propiciadas por las más altas autoridades del penal para poder ser elaborada y distribuida, porque eso es virtualmente imposible para otros miles de internos, pero sobre todo porque es la confesión descarnada de una nueva fechoría de personas desalmadas que hablan de sus crímenes sin inmutarse.

Esa permisividad también se ratifica con la actitud pasiva y expectante que asumen los agentes penitenciarios, quienes prácticamente guardan las espaldas de los cuatro mareros que pretenden justificar la muerte de quienes, sin su autorización, atentaron contra pasajeros del transporte público.

La grabación y difusión de ese video también constituye una apología del delito, aunque probablemente para los mareros ya no tengan ninguna trascendencia sus efectos, por las largas condenas que cumplen, pero para las autoridades se convierte en una nueva evidencia de la facilidad con que el crimen actúa dentro y fuera de los centros de privación de libertad, que no constituyen ningún obstáculo para que se extiendan los tentáculos de su mano criminal.

Otro detalle revelador del submundo del crimen en el país es el hecho de que mientras las autoridades investigan aquel deplorable bombazo, los pandilleros ya extendieron su brazo justiciero hacia aquellos que son considerados como responsables de un hecho no autorizado por quienes aparecen como cabecillas y responsables de otros tres asesinatos.

Una confesión como la difundida también plantea la incógnita sobre las verdaderas intenciones de los ejecutores, pues podría tratarse de un ajuste de cuentas entre pandilleros que rivalizan por mantener el control sobre las extorsiones y por ello no se puede tolerar que integrantes de la misma clica sean capaces de desafiar a los máximos cabecillas de la estructura que incluso ha de manejar recursos millonarios.

El video, que abunda en pormenores de un triple asesinato, resulta revelador porque al final deja mal paradas a las autoridades, ya que en esencia los mareros pueden matar a quien quieran, dentro o fuera de las prisiones, pero sobre todo es desalentador que los cabecillas de una pandilla actúen con tanta libertad para asesinar, grabar y difundir con lujo de detalles nuevos mensajes de terror.

ESCRITO POR: