Submundo

JAIME CÓRDOVA

|

Un pasaje de esta novela señala que uno de los oscuros personajes dice: “Los verdaderos amos del universo no son los jefes de Estado y ni siquiera los empresarios de la lista de Forbes: son los operadores de los grandes fondos de inversión y los brokers que se mueven en las fronteras elásticas de la legalidad. Son ellos los que ocasionan que muchas naciones aumenten su PIB, porque un mineral adquiere una cotización récord o que pueda respirar otros seis meses a cambio de entregar a los mercados financieros alguna tierra o una empresa estatal.

Una afirmación que no hay forma de corroborar con encuestas y otros instrumentos con los cuales las ciencias sociales pretenden legitimarse como tales, y que solamente un escritor puede darse el lujo de ponerla en blanco y negro sin que lo acusen de exageración, imprecisión o falta de rigurosidad académica. Para una cierta ciencia social  lo que no puede medirse no existe, y este submundo no puede ciertamente medirse, pero existe. Está ahí, influyendo directa o indirectamente en nuestras vidas aunque intentemos disminuir su importancia o ignorarlo.

Realidad conocida que algunos señalan como un caso extremo de maridaje entre poderes legales e ilegales, que ha seccionado la debilitada institucionalidad del país, dejando a buena parte de la ciudadanía en condiciones de indefensión en muchas zonas, como el extenso norte. ¿Pero solamente México se encuentra en tal situación o de alguna manera la historia se repite en la mayoría de los países de la región?

Rojas concluye señalando que es  difícil saber la situación de Costa Rica en esos aspectos, pero es necesario empezar de alguna manera a tomarlo en cuenta en nuestros análisis. A lo mejor ciertos inexplicables acontecimientos políticos y económicos podrían empezar a clarificarse. Al fin y al cabo la pretensión de la ciencia social es poner en duda la ilusión de transparencia que proyecta el acontecer social. Bueno, no se trata solamente de una  invención,  sino de una trama que revela partes de una realidad sumergida, que no puede explorarse a fondo sin arriesgar el pellejo. Escépticos, añadimos.  ¿Y en Guatemala?

ESCRITO POR: