PLUMA INVITADA

Superbacterias, amenaza mortal

Gustavo Gini

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A una bacteria que posee varios genes de resistencia se le llama multirresistente o superbacteria. Actualmente están ocurriendo sucesos que sorprenden a los científicos. No sabemos a ciencia cierta si son causados por cambios en la naturaleza o por experimentos de laboratorio.

Se han desarrollado diversas bacterias con cambios en su genética que las hacen altamente resistentes a los antibióticos. Se han aislado en pacientes cepas de bacterias como el Staphylococcus aureus (estafilococo dorado), con resistencia a múltiples antibióticos, incluyendo los últimos como la vancomicina. Este microbio causa infecciones posoperatorias en heridas, en diabéticos, lo que lo convierte en letal.

En 2016, la Escherichia coli se reporta con resistencia al antibiótico de último recurso, la colistina. También tiene un gen llamado blaNDM-5, que bloquea la efectividad de los carbapenémicos, considerados como los antibióticos más confiables en la actualidad, debido a que las bacterias han encontrado formas de resistir a otras familias de antibióticos. Esta bacteria causa infecciones del tracto bajo urinario, que no se curan con antibióticos comunes.

Las bacterias como el Acinetobacter, pseudomonas y otras conocidas como “no fermentadoras” tienen genes de multirresistencia y son causa de múltiples casos de infecciones en los hospitales, en pacientes sometidos a cirugías o que utilizan aparatos respiratorios, lo que pone en apuros a los infectólogos para encontrar su control y tratamiento. Igualmente, el bacilo de la tuberculosis está presentando resistencia adquirida a los agentes quimioterapéuticos para su tratamiento. La tuberculosis se está incrementando en pacientes con VIH, primordialmente.

De manera que la resistencia antimicrobiana compromete la prevención y el tratamiento eficaz de un número cada vez mayor de infecciones causadas por bacterias, parásitos, virus y hongos. En general, los pacientes que contraen infecciones causadas por bacterias farmacorresistentes tienen peor pronóstico y mayor riesgo mortal que los infectados con bacterias de la misma especie que no presentan esas resistencias.

La resistencia antimicrobiana aún constituye una amenaza creciente para la salud pública mundial, que requiere la ayuda de todos los sectores gubernamentales y de la sociedad en general, con gestiones de control. Es indispensable adoptar ordenamientos inmediatos en el consumo de los antibióticos a través de un control estricto, para no autorrecetarse y automedicarse.

La Organización Mundial de la Salud trabaja estrechamente con la Organización Mundial de Sanidad Animal y la Organización para la Agricultura y la Alimentación de las Naciones Unidas, para promover prácticas correctas que permitan evitar la aparición y propagación de resistencias a los antibacterianos.

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