PUNTO DE ENCUENTRO
Todas las voces
Ayer, 30 de noviembre, se celebró en Guatemala el Día del Periodista, fecha propicia para reflexionar sobre el trabajo de las y los comunicadores y el papel de los medios en una sociedad democrática. Importante también es abordar el tema de la libertad de expresión y los derechos a la información y la comunicación, que no son exclusivos de los periodistas o de los dueños de medios, sino de la ciudadanía en su conjunto.
A través de los medios de comunicación la gente recibe información y análisis que le permite interpretar los hechos y, en algunos casos, tomar decisiones. De ahí la importancia de que la agenda mediática sea plural y diversa y presente la realidad desde diversas perspectivas. En un país como el nuestro, con graves resabios de autoritarismo, racismo y machismo y donde priva la desigualdad, la pluralidad y los enfoque diversos deberían ser una prioridad y un imperativo.
Como he dicho en otras oportunidades, en la mayoría de países, y el nuestro no es la excepción, la generalidad de medios de comunicación son comerciales y, por lo tanto, están en manos de grupos económicos poderosos o de familias con suficiente capacidad financiera para hacer frente a una inversión de enorme envergadura. Por lo tanto, hay una coincidencia muy clara entre la agenda mediática y la agenda de la élite económica, aún y cuando no se pongan de acuerdo en lo que se publica y en el enfoque que se le da a la información que se traslada.
Inclusive las frecuencias de radio y televisión que son propiedad del Estado se otorgan a través de procesos de subasta, en donde el factor que priva para obtener una concesión es el económico, lo que limita la posibilidad de que diferentes sectores tengan acceso a las mismas y favorece los monopolios y oligopolios.
Nuestra frágil democracia precisa de medios de comunicación independientes y respetuosos de la pluralidad y la diversidad. En la medida en que la realidad pueda interpretarse a través de diferentes enfoques seremos capaces de construir una sociedad respetuosa de las diferencias. No se construye libertad de expresión sobre la base de la hegemonía del discurso; no se fortalece el ejercicio de ciudadanía cuando la realidad se transmite desde una perspectiva que muestra una sola manera de ver e interpretar el mundo. Y es precisamente aquí donde radica uno de los grandes retos que tenemos como sociedad: permitir a las y los ciudadanos interpelar la realidad desde múltiples perspectivas.
El tema de la libertad de expresión es demasiado importante como para dejarlo solamente en manos de los dueños de medios y de las y los periodistas. La defensa de un derecho humano fundamental que, repito, es de todas y todos, requiere de un debate amplio y plural sobre el acceso a la información, la pluralidad de las fuentes, la propiedad de los medios, la diversidad de los enfoques y la visibilización de temas y actores, que permitan entender y no criminalizar otras formas de ver e interpretar el mundo. Se trata de darle a la ciudadanía la posibilidad de escuchar a todas las voces, o al menos a la mayoría.
@MarielosMonzon