Transfuguismo y renuncias

Debido a ello se cuentan literalmente por docenas los partidos que surgen y sucumben en un tiempo muy corto. Una vez logran llevar a la presidencia a su jefe —a quien gustan llamar líder—, comienzan un proceso de resquebrajamiento y desaparecen. Los ejemplos más claros son los partidos electoreros Movimiento de Acción Solidaria, de Serrano Elías, así como el Unionista, de Arzú, que no desapareció por haber negociado de manera no aclarada la participación de personajes políticos de otras banderías, por citar solo dos de los más sonados.

El tema de las rajaduras en la organización y la dirigencia de los partidos, así como del transfuguismo, regresó ayer al interés nacional, cuando anunció personalmente su renuncia Édgar Ajcip, un tránsfuga del Partido de Avanzada Nacional que posteriormente dirigió Fonapaz en tiempo de Berger y luego se cambió a Líder, de Manuel Baldizón, en el cual llegó al cargo de secretario general adjunto y ejerció la secretaría personal del candidato, para posteriormente ser mencionado como aspirante a la alcaldía capitalina y a la secretaría adjunta de esta agrupación.

A nadie debe sorprender que Ajcip se encuentre en los preparativos para crear un partido propio, también destinado a desaparecer pronto —si es que llega a nacer— por falta de sustentación ideológica. Debido a esto se puede entender que explique su salida como consecuencia de la dificultad de comunicarse con Baldizón, ya rodeado por una rosca interna a la cual él no tiene mucho acceso, pero también a que hay presiones, sobornos y financiamientos oscuros de campañas presidenciales millonarias y de leyes que son emitidas gracias a presiones indebidas a los diputados.

El caso de este desmembramiento de los integrantes del partido Líder es curioso porque se puede considerar el inicio de un cisma incluso antes de la segunda contienda electoral en la que participen los lideristas. Aunque las autoridades de la entidad han deseado suerte públicamente a quien ocupara cargos tan importantes, a lo interno tienen razones para preocuparse, porque existe la posibilidad de que más diputados y dirigentes partidistas tomen la decisión de endosar la colección de tránsfugas, por convicción propia o por negociaciones con otros grupos.

Lo ocurrido en el grupo Líder solo es una muestra de que tales actitudes afianzan el sentimiento de desconfianza popular a los políticos, los partidos y, en general, el proceso electoral. El partido oficial también se encuentra en una posición difícil, porque si se cumple la tradición nacional, no repetirá el triunfo en las elecciones siguientes.

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