El transfuguismo sigue avasallador
SIGUIENDO LA tradición chapina, el Partido Patriota llegó al poder con una fuerza de 52 diputados, mientras el partido Líder, el otro integrante de la segunda vuelta electoral, lo hizo con 14. El tercer lugar lo ocupaba la UNE-Gana, con 47, en el resultado de un resabio de las posibilidades de triunfar en algunos departamentos, como consecuencia de haber sido el partido oficial de esas elecciones y por tanto condenado a la derrota, como ha ocurrido desde 1986. Esos 52 patriotistas y 14 lideristas demostraban la verdadera fuerza de los partidos cuyo segundo choque electoral era fácil prever para las elecciones del 2015. La manera como está integrado el Congreso en estos momentos demuestra al sospechoso transfuguismo.
EN EL AÑO 2012, la UCN tenía 15 diputados; hoy, uno. El Patriota, 47, cinco menos. Hay diez independientes; Creo tenía 12; hoy 8. Viva, 7; hoy, uno. Unionistas, 3; hoy, uno. PAN, 2; hoy, uno. En el 2014 hay diez independientes y 12 de Todos, este último inexistente en el 2012, como tampoco existía el PRI (ex FGR), ahora con dos diputados. Encuentro por Guatemala tiene 3. URNG, dos; Winak, uno. Pero la gran sorpresa es darse cuenta del meteórico crecimiento de Líder; de 14 diputados pasó a 52, es decir un aumento de 38, con lo cual ahora se coloca en el segundo puesto por el número de representantes en el Congreso, donde si bien no tiene aún la mayoría para impedir cualquier acción o plan del oficialismo, sí puede torpedearlo aún más y convertirlo en un inútil tigre de papel crepé de color anaranjado.
LA SUMA DE DIPUTADOS entre Líder y UNE llega a 69, en un par de hordas políticas con características muy marcadas en cuanto al candidatocentrismo de ambos. Compiten por el mismo grupo de votantes, pero a la hora de integrar el binomio para las elecciones el individualismo despotricado de los dos dirigentes impedirá escoger con calma el orden de ambos. Cada quien sueña con la presidencia de manera festinada. Esta lucha interna se manifestará en el campo de las elecciones para diputados y para alcaldes. En ese sentido, los patriotistas tienen alguna posibilidad de colocarse en una mejor posición, siempre y cuando puedan hacer algo en el Congreso, donde recibirán la sistemática oposición de sus adversarios, y un apoyo débil de sus presuntos aliados.
EN ESTE AMBIENTE, florece el transfuguismo. La principal pregunta se refiere a cuál es la motivación del cambio de partido. Las posibles respuestas son todas malas: por haber recibido dinero; porque fueron tratados mal o no tomados en cuenta por el partido oficial o las dirigencias de los otros. Porque ya se dieron cuenta de la segura derrota del oficialismo y la imposible posibilidad de victoria de otro partido, y a la actitud inconsciente nacional de pensar en términos de “ahora le toca a este candidato”. Si a ello se agrega la posibilidad de aumentar la cifra de diputados, dependiente de la población y no un número fijo como señalan los acuerdos de paz, resulta curiosidad malsana pensar en cómo estará integrado el Congreso 2016-2020.