PRESTO NON TROPPO

Tres décadas de Galería El Attico

A punto de cumplir 30 años como una de las principales pinacotecas de nuestro país, la galería El Attico es impulsora y testigo presencial del desarrollo artístico en este medio tan adverso al arte como lo es la sociedad guatemalteca. ¿Cómo ha sido capaz de aportar tanto a Guatemala una iniciativa de dos muchachos, Willy y Luis, que emprendieron la fundación de este espacio de exhibición de artes visuales a finales de la década de 1980 y el próximo jueves celebran tres decenios de exposiciones, publicaciones, conferencias y variedad de actividades?

Preguntamos a Guillermo Monsanto, ese gran coleccionista, gran organizador, gran promotor, gran explorador de la leyenda artística nacional y gran amigo. Creo —dice con cierta socarronería— que es una mezcla de necedad y amor a lo que uno hace. Asegura que se trata de una sumatoria de pequeñas cosas que lo llevaron a él y a sus colaboradores a adquirir una profunda seguridad basada en lo que han venido haciendo desde el primer día. No es para menos. Con los referentes de vida que nos permiten acreditar su labor, esta no es sino una breve llamada al público para que se acerque a asombrarse con el arte, antiguo y nuevo a la vez, que se hace visible en El Attico. Estos 30 años que ahora se conmemoran ponen a la vista su incesante labor cifrada en el rescate de inventarios, nombres y obras de artistas tragados por el tiempo, la revisión de la ley de patrimonio nacional, innúmeras faenas con instituciones como la Escuela Nacional de Artes Plásticas y Adesca, el fortalecimiento de grupos sociales necesitados en educación, habilitación para niños con capacidades diferentes, alfabetización de niñas y niños… y un Centro de Documentación que no sólo es visitado por profesionales de otros países, sino presumido por centros culturales que ostentan, como propios, los fondos de esta galería, protectora, difusora y alentadora del arte guatemalteco.

Para muestra, este aniversario pondrá dos extremos del arte visual en perspectiva. Una antología del ibérico Justo de Gandarias —uno de los pioneros de la modernidad estética de nuestra patria— junto con obra reciente de Eny Roland —uno de los jóvenes desafiantes de la actualidad estética en esta nación— ambos en la misma exposición. Tal como lo resume Guillermo, la obra de ambos recalca el espíritu de la galería y los intereses de sus fundadores. De varias maneras y en sus respectivos momentos, los dos fueron rechazados por supuestos pensantes, los mismos que no pasan de proclamarse “curadores” de arte o, peor aún, ni siquiera asisten a estos acontecimientos. Esto es algo que distingue a la galería: están abiertos al arte, no a la moda; a la creación, no a las poses ni a la farsa; al viejo o al tierno; a la cultura, antes que al simple comercio.

Estos 30 años de una faena bien cumplida, con todas sus satisfacciones y buenos momentos, así como la memoria de situaciones tan terribles como la necesidad de lidiar con falsificadores, locos de remate y las más inoportunas censuras, se festejarán en la galería El Attico, 4ª avenida 15-45, zona 14, este jueves 12 a partir de las 19 horas. Los organizadores invitan al lector, a la lectora, para que visiten el sitio. Que hagan preguntas, que se interesen por los artistas y sus obras, que se tomen un café. Que, así de pronto adquieran algo relacionado con la identidad de Guatemala, a través de la labor de sus mejores representantes: los pintores, los escultores, los dibujantes, los proyectistas, los fotógrafos y los proponentes de nuevas formas de expresión gráfica en estas tierras. Nos adherimos a la invitación y les esperamos.

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