LIBERAL SIN NEO 
Trump y Ramos
En el video de la conferencia de prensa se ve y escucha cuando Donald Trump le da la palabra a un reportero de prensa. Jorge Ramos, de origen mexicano y periodista de Univisión, de pie, interrumpe.
Ramos: Señor Trump, tengo una pregunta.
Trump: Siéntese, por favor, usted no fue llamado.
Ramos: Tengo derecho a hacer una pregunta.
Trump: No, no tiene.
Ramos: Tengo derecho a hacer una pregunta.
Trump: “Regrésese a Univisión.
Ramos: Usted no puede deportar a once millones de personas. Usted no puede negarle la ciudadanía a niños nacidos en los EE. UU.
Trump: Siéntese, por favor.
Ramos: Tengo el derecho de hacer una pregunta.
Luego de ese intercambio, un miembro del equipo de seguridad de Donald Trump expulsa a Jorge Ramos del salón donde se realizaba la conferencia de prensa. Este intercambio recibió mucha cobertura mediática y la gran mayoría de comentarios han condenado a Trump y visto a Ramos como víctima de su prepotencia y xenofobia. Donald Trump encabeza las encuestas de opinión en las elecciones primarias para elegir al candidato del Partido Republicano en las elecciones presidenciales en EE. UU., que se realizarán en noviembre de 2016. Ha despertado mucha controversia; para muchos, es un tipo odioso. Ha hecho fuertes comentarios en contra de los migrantes ilegales y propone que de llegar a la presidencia, los expulsará de EE. UU. Acusa a China y México de “robar” empleos de Estados Unidos y afirma que será “duro con ellos”. Su lema político es “hacer a América —EE. UU.— grande otra vez”.
Coincido en que Trump tiene un estilo prepotente y no comparto sus ideas políticas. Por otra parte, comparto las afirmaciones de Ramos. Considero que aun si Trump llegara a la presidencia, no podría expulsar a once millones de migrantes ilegales y tampoco puede negarle la ciudadanía a niños —hijos de migrantes ilegales— nacidos en EE. UU. Pero no estoy de acuerdo con el proceder de Ramos en la conferencia de prensa y pienso que su actuar pone de relieve algunos de los problemas de fondo.
En primer lugar, Ramos pretendía colarse, brincarse el turno. La palabra ya se le había dado a otro reportero y Ramos interrumpió, sin esperar su turno. Se le pidió sentarse, como manda el protocolo, y esperar su turno, y no hizo caso. Segundo, Ramos no formulaba preguntas, sino declaraba con vigor su opinión. Tercero, Ramos dijo repetidamente que tenía “derecho a hacer una pregunta”, mientras saltaba sobre el derecho de otro y no hacía preguntas, sino declaraciones y acusaciones. Es evidente que Ramos no había llegado a la conferencia de prensa a hacer preguntas, sino a protagonizar y hacer un show mediático; Trump cayó en la trampa y el equipo de seguridad le hizo un gran favor a Ramos al expulsarlo. A mi juicio, los medios, en su mayoría, también han caído en la trampa. Mientras que este suceso recibió mucha cobertura, se hizo poca mención del hecho de que diez minutos más tarde Ramos fue readmitido a la conferencia de prensa, donde se le permitió formular preguntas y entablar un diálogo con Trump. Este diálogo no recibió mayor atención.
Este asunto no trata de si Ramos tiene o no razón en lo que enuncia; su proceder es incorrecto. ¿Cuál es la línea que separa el periodismo del activismo político? Lo de Ramos fue activismo político; él mismo prácticamente lo ha confesado al decir que era “una cuestión personal”.
Pero todos han caído en la trampa de Trump. Al reaccionar con tanta indignación, los medios le han puesto tal atención, que le brindan una millonaria cantidad de publicidad gratuita.
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