Al abandonarse los planes urbanos sociales en la Ciudad de Guatemala el resultado ha sido acentuar la pobreza urbana, siendo la violencia la muestra más significativa, en especial en al área metropolitana, esa pobreza tiene que enfrentarse a un gobierno cooptado por funcionarios corruptos. Pero por fin protesta la sociedad urbana, normalmente unida en su lucha por la sobrevivencia, y es la que hemos estado viendo recientemente con una amplia participación en manifestaciones masivas en contra de ese Estado. Pero a pesar de que legalmente existen procedimientos para el desarrollo, tal como “los Consejos Comunitarios de Desarrollo: una estructura comunitaria creada para impulsar la participación de la población en la planificación del desarrollo” o el artículo 231 de la formación del Área Metropolitana: “La Ciudad de Guatemala, como capital de la República, y su área de influencia urbana constituirán la región metropolitana, integrándose en la misma”.

El resultado es que la sociedad urbana ha dispuesto luchar en contra de la corrupción, dentro de una ciudad donde solo se retocan lo que anteriores administraciones realizaron. Pero que se han descartado los problemas básicos como la pobreza urbana, representada por la marginación y la dramática situación de más de un millón y medio de emigrantes hacia Estados Unidos, que generaron un problema a ese país, generando con una violencia vinculada a la pobreza con 300 asentamientos, la mayoría de ellos escondidos en los barrancos, sufriendo deslaves con la lluvia y los sismos. Y por otro lado las chatarras del transporte colectivo para los pobres, los rojos, donde van hacinados y amenazados con extorsionistas que asesinan choferes y pasajeros, y que abarca el Área Metropolitana hasta Amatitlán. Todo esto ha echado al traste eso de: “Capital Iberoamericana de la Cultura 2015″, la niña bonita de la Alcaldía. Es una violencia que no tiene orígenes o propósitos políticos, sino sociales.

Además, tenemos un Presidente en “Estado de Coma”, que está que le quitan su inmunidad el Congreso Y que ha cedido su “Podio” (mando) a los Estados Unidos, a través de su Embajador, quien ha enviado inspectores y equipo para controlarlo. Así como seguridad con helicópteros Black Hawk militares, con pilotos financiados por el Ministerio de Gobernación y que empiezan sobrevolando zonas urbanas para espantar “rateritos”, ¿una estrategia militar?, según Élmer Sosa, viceministro. Pero faltan los marines, que ya vienen, que, como “legión romana”, tendrán rol político. Estos deberán saber que, como dice J. Alguacil —Ciudad, ciudadanía, democracia participativa, descentralización, escala humana, y cultura política—: “Nos encontramos inmersos en un modelo de urbanización desbocada que es insostenible ambiental e injusta socialmente. La urgente necesidad de dar un giro radical a esta situación que nos conduce hacia la reconstrucción de la ciudad, la recuperación de la ciudadanía y la reorientación de la democracia”.