Uso y abuso de la Historia

Han pasado seis años y sigo de cerca los problemas y límites de la Revolución Bolivariana después del fallecimiento del presidente Hugo Chávez. Hace algún tiempo escribí en PL el artículo Grandeza, fábula e Historia, relacionado con el presidente Chávez. Se lo enviaré al Dr. Manuel M., autorizándolo para reproducirlo, al igual que mi libro sobre el Ché Guevara. Ambos son textos para la reflexión histórica, útiles para formar “conceptos mentales sobre el futuro”, como expresó el escritor Norman Mailer. Según él, el Estado es incapaz de satisfacer “los criterios de imaginación”, por lo que en su opinión se hace innecesario escribir historia. Por otra parte, escribió Mailer, el Estado Confesional sí tenía imaginación, ya que es inconcebible la Edad Media sin la imaginación de una Iglesia, que constituía de facto el Estado en casi toda Europa. “Nosotros trabajamos bajo la premisa implícita de que la libertad para escribir es uno de los derechos inalienables de la humanidad —y ello es para nosotros una causa manifiestamente noble—”. (La imaginación del escritor y la imaginación del Estado. En: Suplemento Cultura de Diario 16, 16 de febrero de 1986).

En su libro La Historia como arma de la reacción, el historiador español Alberto Manuel Prieto Arciniega (Akal Editor, Madrid: 1976) ha puesto de relieve la importancia del conocimiento histórico para enfrentar los enfoques histórico-idealistas de los sectores poderosos del Estado de clases, que en su discusión teórica y en la práctica cotidiana procuran destruir el pensamiento y la acción progresista de los pueblos dispuestos a echar por la borda su dominación.

El sociólogo norteamericano James Petras escribió sobre la profundidad, el alcance y la popularidad de los logros de Hugo Chávez en la vida política, social y económica de Venezuela, llamándolo “un hombre renacentista del siglo XXI” (Ver: www.aporrea.org, 30.3.2013). Chávez, dice Petras, “consiguió infundir una cultura de solidaridad y apoyo mutuo entre los explotados, destacando la importancia de los vínculos ‘horizontales’ frente a la dependencia clientelar vertical de los ricos y poderosos. Tal y como Simón Bolívar, el presidente Hugo Chávez contribuyó a crear una identidad nacional y latinoamericana”.

Su imaginación ha señalado el camino hacia nuestra futura Historia americana del siglo XXI.

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