SIEMPRE VERDE
¡Vamos patria!
Es grosera la forma en que este gobierno nos ha robado, nos ha mentido y se ha burlado de nosotros. “Cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen pierden el respeto”, se lee en los muros de muchos feisbuqueros, a propósito de la lección de corrupción que nos propinó el equipo patriota. No creo que nadie pueda respetar ya a nuestros gobernantes, siento que estamos hartos y a punto de estallar. En las redes sociales y por otros medios, como radio bejuco y radio bemba, están convocando a una manifestación pacífica —cuya idea nació espontáneamente entre grupos urbanos, a la que se han apuntado ya 30 mil personas— para mostrar el repudio ciudadano ante los desmanes, las mentiras y el cinismo de nuestros gobernantes.
La crisis de corrupción que destapó la Cicig en la SAT puede producir un milagro: que las y los guatemaltecos nos sintamos unidos ¡sencillamente! ante el formidable monstruo que se harta de nuestros recursos —desde hace mucho tiempo— pero que se fortaleció desmedida y descaradamente con el equipón pérez. Porque sería milagroso que lográramos dejar de lado nuestras diferencias y que nos demos cuenta de que solamente unidos podemos ganar la batalla contra la corrupción. Vamos a salir a la calle a exigir que se persiga a todas y cada una de las personas que participaron de este robo, así sean funcionarios, empresarios o sicarios. Vamos a manifestar nuestra indignación y a exigirles que se vayan…
Entre otras muchas de sus lindezas, yo no puedo dejar de recordar que los patriotas están involucrados hasta el cuello en una serie de tropelías antiambientales, no tan escandalosas como el robo en la SAT, pero mucho más dañinas para nuestro futuro por sus implicaciones en nuestro territorio, como su apoyo incondicional a ciertas compañías mineras, la minería ilegal de jade en el área protegida Sierra de las Minas, enormes fincas en la biósfera maya (aunque su dueño ya se haya bajado del barco), el desmantelamiento total del Ministerio de Ambiente, o el negocito del Lago de Amatitlán… que sepamos hasta ahora.
Salir a manifestar unidos debiera ser solamente el primer paso para empezar a redefinir nuestro futuro. Es necesario impulsar reformas sustantivas del Estado; un proceso largo que pondrá a prueba la capacidad ciudadana para mantenerse informada, involucrada, vigilante; y unida tras un objetivo común: la lucha frontal contra la corrupción. Tenemos claro que una manifestación masiva es peligrosa para el partido gobernante; que sus operadores tratarán por todos los medios de disuadirnos y que han demostrado que son capaces de todo: desde propalar rumores de golpe de Estado y amenazas a los funcionarios que asistan, hasta calificar la manifestación como inconveniente y desestabilizadora, y campañas negras. Pero también está clarísimo que no podemos dejar pasar esta oportunidad; que tenemos el deber de estar indignados y de hacer algo al respecto. Si no es ahora, no será nunca. Quien se considere ciudadana o ciudadano limpio, este sábado debería asistir. ¡Vamos a manifestar!