CON NOMBRE PROPIO
Xela, Mixco y Antigua
Las funciones básicas del municipio son: elegir a sus autoridades, obtener y disponer de sus recursos, atender los servicios públicos locales, el ordenamiento territorial y el cumplimiento de sus fines propios.
Además la propia Constitución, dentro de un esquema descentralizador, privilegia la autonomía municipal y la complementa con el sistema de Consejos de Desarrollo, logra diseñar —en lo normativo— un esquema que permitiría fluir las políticas públicas de la población hacia sus autoridades con canales estables.
En la última elección, tres municipios fundamentales como lo son Quetzaltenango, Mixco y Antigua Guatemala dieron un giro de 180 grados al elegir como alcaldes a tres personas que no habían formado parte de gobiernos municipales y representaban un cambio en la forma; primero de hacer política, y luego en plantear retos no afrontados.
Quetzaltenango, Xelajú, la segunda ciudad en importancia del país, enfrenta una crisis de urbanismo que exige destreza aguda para afrontar desafíos descomunales. Una municipalidad endeudada, con desorden en las cuentas y faltantes —contables o reales—, pero sobre todo incapaz de generar un pizca de desarrollo ordenado, condiciona el esfuerzo que se ha hecho por la mayoría de universidades para convertirla en una verdadera ciudad universitaria y foco de debate, entre otros grandes planes.
Mixco, el mayor municipio del departamento de Guatemala, ha sido olvidado y el exalcalde ni habiendo sido hijo del presidente pudo terminar el paso a desnivel frente al Molino de las Flores, o un simple edificio que se usaría como “mirador”, no digamos los grandes lastres heredados. Basta visitar el Cementerio Las Flores para percatarse de que una calle cada vez más estrecha sirve de hilo conductor para centenas de nuevas casas autorizadas sin ninguna lógica; allí vale decir “para muestra un botón”.
Antigua Guatemala, principal destino turístico del país y orgullo de propios y extraños, estaba cada vez más a la deriva, saqueada por sus autoridades, gobernada por funcionarios “electos” por fraudes electorales; hoy tiene el chance de convertirse en ciudad modelo latinoamericana, y sobre todo, seguir con su estatus de patrimonio mundial.
Los tres municipios tienen como herencia en común un fuerte componente de corrupción, arbitrariedad e ineficiencia, pero también los tres son un verdadero halo de esperanza y oportunidad. Tres nuevos alcaldes, con precarias campañas consiguieron derrotar a dirigentes históricos que contaban, en costales, la plata para convencer a incautos electores y esto no es poca cosa, acá el sentimiento de cambio debe valorarse.
Luis Fernando Grijalva Minera, un politólogo con estudios en tecnología, gobierna Quetzaltenango y representa a la nueva clase política quetzalteca; Ernesto —Neto— Bran dirige Mixco a sus 35 años, con una promesa de servicio; y por último Susana Asensio, tras haber sido derrotada en ocasiones anteriores, es alcaldesa de Antigua Guatemala y de seguro aquilatará el esfuerzo que ha representado llegar para cambiar pésimas —y abusivas— gestiones.
En tres municipios hay oportunidades y estas son del país. Es ante la autoridad municipal la mayor experiencia de ciudadanía y de convivencia democrática. No hay desarrollo si no cambiamos la forma de gestión municipal, a todos nos deben importar los nuevos vientos que soplan porque de lo que ocurra en Xela, Mixco y Antigua depende, en buena ración, una nueva visión de país.
¡Basta de seguir con el centralismo capitalino que tanto daño ha hecho. La nueva Guatemala exige una nueva política municipal y este es el momento para cimentarla!