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A medida que los diferentes estados imponen la prohibición del aborto, las pastillas abortivas se vuelven el centro de atención

La revocación del fallo Roe contra Wade hace que mucha mujeres estadounidenses empiecen a buscar otros métodos abortivos.

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Activistas por el derecho al aborto discuten frente al Tribunal Supremo el 26 de junio de 2022 en Washington, DC. (Foto Prensa Libre: Nathan Howard/Getty Images/AFP)

Activistas por el derecho al aborto discuten frente al Tribunal Supremo el 26 de junio de 2022 en Washington, DC. (Foto Prensa Libre: Nathan Howard/Getty Images/AFP)

Durante las horas posteriores a que la Corte Suprema emitiera su decisión de anular el derecho legal al aborto en Estados Unidos, casi cien solicitudes de citas fueron a dar a Just the Pill, una organización sin fines de lucro que les ayuda a las pacientes a conseguir pastillas abortivas en varios estados.

Eran más o menos el cuádruple de la cantidad normal de citas diarias para esta organización, y muchas eran de pacientes de Texas y de otros estados que de inmediato suspendieron los abortos después del fallo de la corte.

Como consecuencia de la revocación del fallo de Roe contra Wade, se está recurriendo cada vez más a las pastillas abortivas, las cuales se han usado en más de la mitad de los abortos recientes en EE. UU. y probablemente se vuelvan el epicentro de las batallas jurídicas que se espera que se desarrollen conforme aproximadamente la mitad de los estados prohíben el aborto y otros toman medidas para facilitar el acceso a ellas.

Este método, conocido como terminación del embarazo con medicamentos, está autorizado por la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA, en inglés) para usarse durante las primeras diez semanas de embarazo. Consiste en tomar dos fármacos distintos con una diferencia de 24 a 48 horas, a fin de detener la evolución del embarazo y provocar contracciones parecidas a las de un aborto espontáneo para expulsar el feto. Se trata de un procedimiento que casi siempre produce un sangrado parecido al de una menstruación abundante.

Muchas pacientes optan por la terminación del embarazo con medicamentos porque es menos caro, menos invasivo y ofrece una mayor privacidad que los abortos quirúrgicos. Las pastillas se pueden recibir por correo y llevarlas a casa o a cualquier otro sitio después de una consulta inicial con un médico, ya sea por video, por teléfono o en persona, o incluso con solo llenar una solicitud en internet.

La paciente debe realizar la consulta desde un estado donde esté autorizado el aborto, incluso si es solo estando al teléfono en un auto que se ubique en la frontera del estado. La dirección IP de la computadora o teléfono que esta usa permite que la clínica identifique dónde se encuentra.

Es probable que las terminaciones con medicamento planteen importantes desafíos de cumplimiento en estados que prohíben todos los tipos de aborto. Una cosa es clausurar una clínica, pero es mucho más difícil controlar el envío o la recepción de las pastillas por correo, o los viajes a los estados donde sean legales para asistir a una consulta y poder obtenerlas, de acuerdo con los expertos en leyes.

“Cuando la gente afirma que estamos retrocediendo a la época previa al caso Roe, no creo que haya una máquina del tiempo; ahora tenemos un escenario farmacéutico muy diferente”, señaló Katie Watson, una estudiosa de la Constitución y especialista en ética médica de la Escuela de Medicina Feinberg de la Universidad del Noroeste.

Las leyes relacionadas con el aborto que están comenzando a entrar en vigor en muchos estados conservadores, prohíben todas las formas de interrupción del embarazo, incluyendo con medicamentos. Además, diecinueve estados ya tenían leyes que prohibían la consulta médica a distancia para abortar. En fechas recientes, Texas promulgó una ley que prohibía enviar pastillas abortivas por correo. Así que los grupos y algunos gobiernos estatales que apoyan el derecho a interrumpir el embarazo se están movilizando para ayudarles a las pacientes a que consigan las pastillas en estados donde estas son legales.

Desde octubre de 2020, Just the Pill ha ofrecido más de dos mil 500 consultas a distancia con médicos que proporcionan pastillas abortivas por correo en Colorado, Minnesota, Montana y Wyoming. La organización tiene pensado desplegar en unos cuantos días lo que se convertirá en “una flotilla de clínicas móviles” en Colorado para que se estacionen a lo largo de las fronteras estatales y ofrezcan consultas para interrupciones con medicamentos y proporcionen las pastillas, mencionó Julie Amaon, la directora médica de la organización.

El programa de clínicas sobre ruedas, llamado “Suministro de abortos”, el cual también ofrecerá métodos quirúrgicos para las pacientes que los prefieran o cuyo embarazo esté demasiado avanzado para un aborto con medicamentos, está diseñado para llegar a pacientes de estados cercanos, como Texas, Oklahoma y Dakota del Sur, los cuales de inmediato declararon ilegal el aborto tras la decisión de la corte, así como otros estados.

“Estando en las fronteras estatales, reduciremos las dificultades del traslado de las pacientes que viven en estados que prohíben el aborto o lo tienen muy restringido”, señaló Amaon. “Y al no limitarnos a las clínicas físicas convencionales, nuestras clínicas móviles pueden adecuarse con rapidez a lo previsto por los tribunales, las leyes estatales y los mercados, e ir a cualquier lugar donde se necesiten”.

Otros profesionales que ofrecen ese tipo de abortos con medicamentos también están planeando participar. Hey Jane, una organización que ha atendido a casi 10 mil pacientes en California, Colorado, Illinois, Nuevo México, Nueva York y Washington, planea abarcar más estados. “Hemos reforzado nuestro equipo para atender este importante incremento”, señaló su directora general, Kiki Freedman.

Los grupos que están en contra de la interrupción del embarazo están tratando de contrarrestar el aumento del interés puesto en los abortos con medicamentos al tacharlos de inseguros y calificarlos como “abortos químicos”. El viernes, James Studnicki, vicepresidente de análisis de datos en el Instituto Charlotte Lozier, una rama de la Lista Susan B. Anthony, señaló que “se exagera mucho la seguridad de la pastilla abortiva” y consideró el aumento de abortos con medicamentos como “un grave problema de salud pública”.

Hay muchas cosas que no se saben acerca de cómo los estados que prohíben todos los tipos de interrupción del embarazo o la mayoría de ellos tratarán de aplicar sus leyes en los casos de abortos con medicamentos. Pero mientras el gobierno de Biden se apresuraba a reaccionar al fallo de la corte, dos miembros del gabinete emitieron de inmediato comunicados que prometían proteger el derecho a tomar fármacos que habían sido aprobados por el gobierno federal.

“Somos inquebrantables en nuestro compromiso de garantizar que todos los estadounidenses tengan acceso a la atención médica y cuenten con la capacidad de tomar decisiones sobre el cuidado de su salud, como lo es el derecho a un aborto seguro y legal, por ejemplo, al aborto con medicamentos que la FDA ha aprobado por más 20 años”, mencionó en su comunicado Xavier Becerra, secretario del Departamento de Salud y Servicios Humanos.

En otro comunicado, Merrick Garland, el fiscal general, se refirió en concreto al primer medicamento del programa de interrupción del embarazo con medicamentos llamado mifepristone. En diciembre, la FDA hizo que el acceso a él fuera mucho más sencillo cuando eliminó de manera permanente el requisito de que, para obtenerlo, las pacientes tuvieran que asistir a una clínica o a ver en persona a algún médico con la autorización necesaria.

“Estamos preparados para utilizar otros organismos del gobierno federal que recurran a sus facultades legales para proteger y preservar el acceso a la salud reproductiva”, señaló Garland. “La FDA, en especial, ha aprobado el uso del fármaco mifepristone. Los estados no pueden prohibir este medicamento porque no están de acuerdo con el dictamen de los expertos de la FDA sobre su eficacia y seguridad”.

Pero no se sabe bien qué puede hacer el Departamento de Justicia. Algunos juristas han alegado que la aprobación federal de medicamentos se antepone a las acciones estatales para restringir su uso. Otros afirman que esto solo es aplicable a casos en los que un estado afirma que la seguridad o la eficacia plantea algún problema.

El viernes, la FDA adoptó una postura prudente al decir en un comunicado: “No hemos tenido oportunidad de volver a evaluar el dictamen, pero sí señalamos que las decisiones independientes y normativas de la FDA están basadas en la ciencia y los hechos”.

Este organismo añadió que “los pacientes deben tener acceso a los medicamentos seguros y eficaces para su uso aprobado por la FDA”.

La interrupción del embarazo con medicamentos se volvió legal en EE. UU. en el año 2000, cuando la FDA aprobó el mifepristone. La agencia impuso estrictas restricciones al fármaco, muchas de las cuales siguen vigentes. Pero el acceso a este método aumentó en 2016 cuando la FDA amplió el periodo dentro del cual se podía tomar el medicamento: de las siete a las diez semanas del embarazo.

Cuando los estados conservadores comenzaron a aprobar más leyes que restringían el acceso a abortos por métodos quirúrgicos, más pacientes optaron por las pastillas, sobre todo porque podían tomarlas en la privacidad de su hogar.

La pandemia de coronavirus acentuó esa tendencia. El Instituto Guttmacher, una organización de investigación que apoya el derecho a la interrupción del embarazo, informó que en 2020 los abortos con fármacos representaron el 54 por ciento de la totalidad de las interrupciones.