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Conozca cuatro idiomas mayas que buscan ser rescatados en Guatemala

Integrantes de la Academia de Lenguas Mayas de Guatemala ahondaron en las variantes del k’iche’, poqomam, awakateko y q’anjob’al en varios atlas, como refuerzo a la investigación geolingüística.

Un mapa de los idiomas en rescate k'iche, q'anjob'al, awakateko y poqomam.

Territorios donde prevalecen los idiomas k'iche, poqomam, awakateko y q'anjob'al. (Foto Prensa Libre: Diego Sac)

La condición cultural y plurilingüística de Guatemala ha propiciado que en el país se mantengan vivos 24 idiomas autóctonos. De estos, 22 son de origen maya, uno garífuna y uno xinca. La expresión de ideas y palabras entre los pueblos originarios ha sido una de las principales trincheras de resistencia ante los imparables procesos de colonización.

Pero, por fortuna —y con mucho esfuerzo—, su protección se ha llevado a legislaciones e instituciones gubernamentales que intentan preservar la manifestación del habla.

Prueba de ese trabajo son algunas iniciativas que han corrido por cuenta de la Academia de Lenguas Mayas de Guatemala (ALMG), institución que desde su nacimiento, en 1990, rectora la promoción y difusión de esos idiomas, al tiempo que impulsa investigaciones para su fortalecimiento.

A decir de Magdalena Pérez Conguache, sociolingüista y presidenta de la Comunidad Lingüística Poqomam en la ALMG hasta 2020, una de las mayores dificultades para los idiomas mayas ha sido la dispersión de datos sobre las maneras de hablar en las comunidades mayas. Los retos se han relacionado con aspectos geográficos, comerciales y localismos, lo cual, agrega, se ha podido identificar desde las variaciones lingüísticas o dialectales.

Como respuesta a este pequeño y gran reto para la comunidad de especialistas de la ALMG, así como de instancias extranjeras, los miembros de la Academia han trabajado en un atlas lingüístico —obra que recopila la ubicación de los idiomas en varios territorios— para proyectar la vivencia del lenguaje y cómo este ha variado en distintos puntos del mapa guatemalteco.

Fue así como en el 2019 surgió el Diccionario y Atlas Lingüístico para Idiomas Mayas (Dalima), con la intención de mostrar una investigación acerca de las variaciones fonológicas —sonidos—, morfológicas —formación de las palabras— y léxicas —palabras— en las comunidades lingüísticas k’iche’, poqomam, awakateka y q’anjob’al. Este trabajo corresponde a una “variación dialectal”, que muestra variabilidad del habla “de un lugar a otro”.

El Dalima fue desarrollado por especialistas de las cuatro comunidades mencionadas, junto a hablantes nativos de estas.

El diccionario se basa en el Atlas Lingüístico Sonoro del Tseltal Occidental, desarrollado por Gilles Polian —lingüista del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (México)— quien presentó el estudio 10 años después de investigar y accionar, junto al antropólogo y lingüista Jean Léo Léonard, perteneciente a la universidad La Sorbona (Francia).

En 2018, Polian y los también lingüistas internacionales Telma Angelina Can Pixabaj, B’alam Eladio Mateo Toledo y Pedro Mateo Pedro desarrollaron un taller sobre técnicas para lograr un trabajo investigativo respecto de la variación lingüística.

En este intercambio participaron guatemaltecos pertenecientes a las comunidades mayas chuj, achi, popti’, mam, q’anjob’al, k’iche’, awakateko y poqomchi’.

Entre 2019 y 2020, y luego de su paso por esta instancia, los miembros de cada comunidad participante elaboraron sus instrumentos de recolección de datos, con base en estudios dialectales previos, así como variaciones definidas por las mismas regiones lingüísticas, a través de encuestas que incluyeron más de cien vocablos por idioma.

Estos instrumentos fueron utilizados para recopilar datos sobre aspectos sociales, personales y profesionales de cada persona entrevistada por comunidad, los cuales pretendían profundizar en el “conocimiento, uso y transmisión familiar comunitario del idioma” y todos los factores que intervienen en este.

En consecuencia se propiciaron los diccionarios que en la actualidad pueden consultarse y enriquecer los conocimientos acerca de las cuatro comunidades mayas investigadas. A la vez, estas novedades vienen a complementar la geolingüística, cuyo interés es rastrear la variación geográfica de las lenguas en el país.

Los distintos atlas pueden consultarse desde el sitio oficial Dalima. A continuación un acercamiento a las investigaciones por cada idioma:

K’iche

De acuerdo con información de la Academia de las Lenguas Mayas de Guatemala (ALMG), los idiomas mayas provienen de un tronco común denominado protomaya o nab’e tzij -que en k’iche’ significa “primer idioma”-. Este se habló hace muchos siglos y tuvo cambios en su estructura, pero dio como resultado varios idiomas hermanos.

El k’iche’ es uno de los idiomas mayas con más presencia en Guatemala. El Censo de Población y VII Vivienda 2018 indica que en el país hay 1,680,551 hablantes de dicha lengua, que habitan en cuatro regiones (oriental, occidental, central y norte) y nueve departamentos.

El idioma se desprende de cuatro grupos; dos de estos no han sido registrados con nombre propio, pero en el primero figuran el q’eqchi’ y el uspanteko.

Imagen del templo sagrado Q’u’mar’kaj en Santa Cruz del Quiché. (Foto Prensa Libre: Cortesía Comunidad Lingüística K’iche)

A vez, la rama k’iche’ engloba el sipakapense y el sakapulteko, que pueden ser entendidos como sus variantes dialectales y no como idiomas distintos, así como se ha visto en el caso del achi.

El alfabeto del idioma maya k’iche’ se compone de 27 signos gráficos, con 22 consonantes y cinco vocales.

Para indagar más en las variantes del habla, los impulsores del Atlas Lingüístico Sonoro K’iche’ (Alisk’i) presentaron 258 palabras a hombres y mujeres —hablantes nativos— de 30 a 60 años y originarios de los municipios Chiché, Joyabaj, Cunén, Santa Cruz y San Antonio Ilotenango (Quiché), Totonicapán y Nahualá (Sololá).

Uno de los resultados de la investigación mostró que las consonantes /l/, /r/ y /w/ suelen ser sonoras al inicio de la palabra o antes de vocal, y son sordas al final de palabra o antes de otra consonante. No obstante, en algunos municipios no pierden sonoridad.

Fachada de la iglesia católica de San Andrés Xecul en Totonicapán. (Foto Prensa Libre: Cortesía Comunidad Lingüística K’iche)

La consonante /b’/ generalmente es un sonido sordo en todos los ambientes, pero se registran casos en donde al inicio de la palabra puede ser sonora o semisorda.

La consonante /j/ presenta variaciones, como la /h/, que puede ocurrir al inicio o al final de una palabra. En el caso de las vocales, se registró el uso de algunas cortas y prolongadas, así como tensas y relajadas. Los investigadores dieron a conocer que en algunos municipios el uso de estos sistemas no es consistente, lo que quiere decir que puede haber variación en cuanto a la calidad vocálica que se emplea.

La investigación mostró que en la actualidad, los padres de familia hablantes del k’iche’ han mostrado interés por priorizar el idioma por su eficacia dentro de las comunidades y hogares.

Poqomam

Según la Academia de las Lenguas Mayas de Guatemala (ALMG), hacia 1250 el poqom originario se dividió en dos grandes bloques geográficos —poqomchi’ y poqomam, situados en las actuales regiones norte y suroriente del país— debido a la invasión de su territorio en el norte por parte de los rab’inaleeb’.

Esto produjo que un grupo se ubicara más hacia el norte y que a la vez quedara entre territorio q’eqchi’ y el nuevo territorio ocupado por los k’iche’. Estos espacios se ubican hoy en el valle de Rabinal.

La historia poqomam también incluye variaciones en su mismo nombre. En la actualidad prevalecen los términos poqom -utilizado por los poqomchi’ en el norte para designar a las personas-; poqom o paqom -empleados en Chinautla para designar a la localidad-, y poqomam -usado por instituciones para designar al idioma de los poqom del centro y sur del país-.

También prevalecen los términos poqomaab’, que designa a las personas que pertenecen al grupo poqom -en plural, poqom-, y poqomchi’, referidos al idioma que hablan los poqom o poqomaab’.

Cofrades poqomam en Palín, Escuintla. (Foto Prensa Libre: Cortesía Comunidad Lingüística Poqomam)

Aunque algunos lingüistas lo describen como un idioma con un “corpus considerable” –lo que permite la consulta, el conocimiento, uso y enseñanza, y su propia conservación–, el poqomam es considerado un idioma minoritario en peligro de extinción. De los seis municipios donde se habla actualmente, la mitad se comunica a través de esa lengua.

La Comunidad Lingüística Poqomam está conformada por los municipios de San Luis Jilotepeque, San Pedro Pinula y San Carlos Alzatate, Jalapa; Santa Cruz Chinautla y Mixco, departamento de Guatemala, y Palín, Escuintla.

Para la elaboración del Atlas Lingüístico Sonoro Poqomam (Alispoq) se investigó la variación del idioma en las comunidades de San Luis Jilotepeque, Santa Cruz Chinautla y Palín, con un cuestionario sociolingüístico que se valió de 300 expresiones.

Los resultados dieron a conocer que, en el caso de Palín, los hablantes de poqomam se ubican en el casco urbano —en cuatro barrios—, caso contrario a las zonas aledañas, como aldeas o caseríos.

Ceiba en el parque municipal de Palín, Escuintla. (Foto Prensa Libre: Cortesía Comunidad Lingüística Poqomam)

En San Luis Jilotepeque la población está dispersa en barrios, aldeas y cantones, tanto en el casco urbano como en el área rural. En el municipio, dos centros educativos promueven la enseñanza bilingüe poqomam—español.

Por otro lado, en Santa Cruz Chinautla se observó que el poqomam es transmitido por lo general en los espacios familiares y no hay tanta presencia en los centros educativos.

Algunas variaciones en el idioma son presentados en la tabla adjunta.

Awakateko

El awakateko es una lengua maya perteneciente al grupo mameano —junto al mam, ixil y tektiteko—. El XII Censo de Población del Instituto Nacional de Estadística de Guatemala reportó en el 2018 un total de 12 mil 541 awakatekos, de los cuales el 81% habla ese idioma.

Aunque en Chiapas, México, también se han reportado hablantes por parte del Instituto Nacional de Lenguas Indígenas de México, ese idioma es considerado por los lingüistas de la Academia de Lenguas Mayas de Guatemala (ALMG) “en peligro de extinción”, pues ya no se transmite a las nuevas generaciones.

El Río Blanco Chiquito en Aguacatán, Huehuetenango. (Foto Prensa Libre: Comunidad Lingüística Awakateka)

El awakateko es hablado principalmente en Aguacatán, Huehuetenango. Su alfabeto consta de 37 fonemas —sonidos distintivos—, entre ellos 26 consonantes y 10 vocales.

Para la primera versión del Atlas lingüístico sonoro awakateko, los investigadores evaluaron la variación del idioma en los cantones Aguacatán y Tichón, las aldeas El Manzanillo, Río San Juan, La Estancia y Xixviac, así como los caseríos Petzal, Tucuná y Agua Blanca. Algunos resultados se muestran en la tabla adjunta.

Q’anjob’al

El q’anjob’al es una lengua que pertenece al grupo q’anjob’al —junto al popti’ y el akateko—. Según el Atlas Lingüístico Sonoro del Q’anjob’al (Alisq’an), su alfabeto consta de 30 fonemas con 25 consonantes y 5 vocales, más el diacrítico ‘h’.

Aunque no se conoce el número exacto de hablantes, el XII Censo de Población 2018 estableció que hay 208 mil q’anjob’ales a nivel nacional. De ese total, 89 por ciento están concentrados en Huehuetenango, sin incluir unos 10 mil hablantes que viven fuera de Guatemala, señala la Academia de las Lenguas Mayas de Guatemala (ALMG).

Vista del municipio Santa Cruz Barillas, en Huehuetenango. (Foto Prensa Libre: Comunidad Lingüística Q’anjob’al)

El q’anjob’al es hablado en San Juan Ixcoy, San Pedro Soloma, Santa Eulalia y Santa Cruz Barillas, en Huehuetenango. También se detectó hablantes de esta lengua en el municipio multilingüe Ixcán, Quiché.

Con la migración, muchos habitantes de estas comunidades han esparcido el idioma por otros puntos de Norteamérica. Actualmente hay hablantes del q’anjob’al en el sur de México, Estados Unidos y Canadá.

 

ESCRITO POR:

Alejandro Ortiz

Periodista de Prensa Libre especializado en temas sobre cultura y bienestar, con 5 años de experiencia.