Revista D

Deiby Gómez: “Valió la pena el sacrificio”.

Las adversidades fueron la principal motivación para este guatemalteco, el talento más joven de lo más selecto de  Oracle.

Tiene el récord mundial de ser el más joven en obtener los certificados Oracle ACE. (Foto Prensa Libre: José Luis Escobar).

Tiene el récord mundial de ser el más joven en obtener los certificados Oracle ACE. (Foto Prensa Libre: José Luis Escobar).

Deiby Gómez tiene el mérito dentro de la comunidad Oracle de ser el más joven en obtener las máximas certificaciones que esta firma tecnológica puede otorgar a nivel mundial. Es por ello que lo llaman The Youngest (el más joven).

Nació en Escuintla, pero siendo bebé su familia se mudó a Pajapita, San Marcos, donde vivió hasta que  partió, primero a Chimaltenango y luego a Ciudad de Guatemala, para estudiar  Ingeniería en Sistemas en la Universidad de San Carlos.Tenía 16 años de edad.

En abril cumplió 26 y en esta entrevista habla sobre los años de esfuerzo que necesitó para ser la reconocida figura internacional que es hoy  en Oracle, empresa de software      especializada en bases de datos. La historia de Gómez es sinónimo de tenacidad y  competitividad. Conozca sus triunfos.

Comenzó la universidad muy joven.

Mi madre me inscribió en párvulos un par de años antes de la edad usual. Tenía tres y en el establecimiento no me querían aceptar. Le dijeron que por ser tan pequeño no pondría atención en las clases y que sería un problema para  los maestros. Ella insistió, logró mi admisión y resultó que ese año fui el abanderado, algo que gracias a mis promedios mantuve hasta que culminé  diversificado.

¿Cómo fue la experiencia?

Todo fue nuevo: reconocer los edificios para mis clases, viajar constantemente en bus. El campus era del tamaño de mi pueblo. Pero lo que más tengo presente fue uno de mis primeros exámenes. Debido a mis notas creí que tenía una excelente base  en Matemáticas. Pero me llevé una sorpresa cuando obtuve el resultado del primer parcial. Saqué 30 de cien puntos. En ese momento hasta llegue a creer que la universidad era solo para genios.

¿Fue frustrante?

Sí, pero solo al inicio. Lejos de considerarlo un obstáculo, ese resultado me motivó a prepararme. Me impuse la meta de mejorar la nota para el siguiente examen y obtuve 50 puntos. Perdí el curso y tuve que esperar la escuela de vacaciones para recuperarlo, pero la satisfacción llegó cuando, en el primer parcial de Matemáticas II, en el segundo semestre, mi nota fue cien.

¿Cómo lo logró?

Los dos primeros años de universidad viví en casa de una tía, en Chimaltenango. No podía aportar a la economía de su hogar y por lo mismo traté de no incurrir en gastos adicionales. Hizo mucho dándome alimentación y dónde posar. Por eso, estudiaba por las noches usando candelas. Subí mi nivel de matemáticas resolviendo ejercicios en la penumbra hasta que me cansaba o se consumiera la vela.

¿Trabajaba en esa época?

Toda mi experiencia laboral era como ayudante de albañil. En mi último año de diversificado trabajé en un café internet. Hasta antes de mi primer empleo formal, en Guatemala di clases de computación en una academia, pero no eran diarias. Aunque no dejé de aportar dinero a mi madre, mi prioridad era realmente obtener los Q45 que necesitaba semanalmente para mi pasaje. Los ganaba aceptando dinero por hacer tareas a mis compañeros o programar determinados proyectos para otros estudiantes, incluso de otras universidades.

¿Lo hizo estando en Chimaltenango?

Cobré popularidad entre los estudiantes de ingeniería por ser muy eficiente al programar. Al inicio no tenía computadora, así que parte del acuerdo era llegar a la casa de los interesados, y poder usar su laptop para mis tareas. Primero, hacía sus proyectos. En ocasiones, también aceptaba como pago menús de comida rápida.

¿Paso sin computadora el resto de la carrera?

En el tercer año de la carrera advertí que no podía seguir con ese ritmo de trabajo pues era muy desgastante. Un auxiliar de cátedra, al enterarse que programaba para otros, me recomendó que dejara de hacerlo y dijo que  organizaría una rifa para que pudiera contar con mi propio equipo.

En esa época visité en Pajapita al primer profesor de Computación que tuve. Fue el mismo que me contó del empleo en el café internet. Me dio una laptop que ya no usaba, porque le derramó soda sobre el teclado y dejó de funcionar. El auxiliar me dijo que no habían logrado reunir mucho, pero lo recolectado me sirvió para adquirir un teclado externo y una mochila para la computadora que no volvió a fallar hasta que terminé mi carrera. 

¿Por cuánto tiempo trabajó en la albañilería?

Lo hice de los ocho a 15 años. Mi padre es albañil de profesión y desde su óptica yo debía, desde muy pequeño, ser responsable. La manera de lograrlo era trabajando y aportando dinero a la casa. A mi madre las notas que obtenía le llenaron de alegría y siempre se sintió orgullosa. No fue igual con mi padre. Siendo niño comencé a trabajar para ganar su aprobación. Como albañil ganaba a la semana Q210 y al aceptar el trabajo en el café internet, obtenía Q100.

¿Fue una decisión difícil de tomar?

Por términos económicos era ilógico. Pero al estar en un lugar con acceso a internet pude aprender mucho. Leí cuanto pude sobre programación e incluso comencé a reparar computadoras.  En la vida siempre me he enfrentado a situaciones donde debo sacrificar mi realidad presente para lograr un mejor escenario futuro.

¿Qué otra situación similar vivió?

Una muy fuerte fue comenzar la universidad, debido a que significaba dejar a mi madre  sola y con la carga de llevar la casa y  el alcoholismo de mi padre. No solo era su sostén económico sino su apoyo para todo lo demás. Verla llorar, cuando abordé el bus aquella madrugada que dejé Pajapita, casi me hizo bajar y quedarme.

Aunque doloroso, sabía que dejarla sola una temporada era mejor que quedarme. Me dije: si alguien va a cambiar las cosas en esta familia, ese seré yo.

Y esa fue mi intención al salir, estudiar y trabajar para algún día darle mejores condiciones de vida. Ahora ambos viven conmigo en Guatemala. Valió la pena el sacrificio.

¿Cómo se acercó a Oracle?

En el penúltimo año de la universidad se organizó una competencia de programación. Demandaba por lo menos 24 horas continuas de trabajo. Unas 14 parejas nos inscribimos. Ganaban las primeras tres que solucionaran cinco problemas complejos. Cerca de la medianoche mi compañero desistió en el cuarto tema. No me dormí y lo resolví a las cuatro de la mañana. No permito que un obstáculo me detenga. Soy muy competitivo. Con mi amigo completamos la serie  a las 7.30 horas y fuimos los terceros y últimos en ganar.

Este triunfo, con el tiempo, me permitió conocer a dos de los organizadores, uno de ellos, la persona que me ayudó a redactar el currículum para aplicar a una beca que finalmente me acercó a Oracle.

¿Cómo sucedió?

La empresa becaría a tres personas con uno de sus cursos especializados. Aplicamos 300 . Al ganador se le premiaría con una oportunidad laboral. Fui seleccionado y eso implicó tener que renunciar a la beca que desde el tercer año de carrera me dio la universidad. La misma me permitió dejar Chimaltenango y mudarme a una casa de huéspedes en Guatemala, así como enviar dinero a mi madre.

Fue otra decisión difícil, participar representó perder la fuente de mis estudios y sostén económico. Quien me ayudó con el currículum ofreció apoyarme económicamente los cuatro meses que duraba la beca de Oracle. Yo me había comprometido incluso a dejar de estudiar para dedicarme un año a trabajar y retribuirle el dinero.

No fue necesario. Obtuve el empleo, no sin antes  resolver un nuevo problema.

¿Cuál?

Cuando empecé los cursos me entregaron el material de estudio, incluyendo un libro en inglés. Salvo las palabras elementales, no sabía el idioma. Los otros dos becados sí lo dominaban. Como con las matemáticas, empecé a nivelar mis conocimientos estudiando por mi cuenta por las noches. Al principio traducía palabra por palabra para tener el contexto de cada frase. Durante la beca, no notaron que no era bilingüe. 

Han sido muchas vivencias para alguien tan joven.

Considero que mi vida está definida por saber tomar decisiones a largo plazo. Eso es lo que me caracteriza. Tampoco he permitido que las críticas me detengan. En Guatemala hay mucho talento. A los jóvenes les digo que no presten atención a los comentarios destructivos y que su entorno no sea una limitante para cumplir sus proyectos de vida. Hay gente que me dice que he logrado escalar tanto porque he carecido de mucho. Esas carencias y problemas fueron a la vez la motivación para superarme. 

  • Tiene el   récord mundial de ser el más joven en obtener los certificados Oracle ACE (a los 23) y ACE Director (25).  Y de ser el latino más joven  en Oracle Certified Master, (versión 11g) y del mundo en la  12c. Pertenece al selecto grupo al cual Oracle confía sus productos mucho antes de lanzarlos al mercado.
  • Fue el  revisor técnico del libro Oracle Datebase 12c Release 2 Multitenant. Fue escrito por prominentes programadores. Pronto, publicará el propio.
  • Viaja a   otros países para disertar. En el 2015 asistió por primera vez al Oracle OpenWorld (San Francisco, EE.UU.) y debido a su trayectoria  no lo hizo como asistente sino como conferencista.
  • Es presidente    del grupo de usuarios de Oracle en Guatemala.

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