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Fredy Archila: el guardián de las joyas del bosque

La conservación de las orquídeas es la gran pasión del botánico Fredy Archila, quien en la Estación Experimental alberga unas 35 mil orquídeas y 10 mil plantas de otras familias botánicas.

Desde pequeño, el orquideólogo Fredy Archila ha estado rodeado de naturaleza. Esto lo ha llevado a investigar y conocer más acerca del mundo botánico. (Foto Prensa Libre: cortesía Fredy Archila).

Desde pequeño, el orquideólogo Fredy Archila ha estado rodeado de naturaleza. Esto lo ha llevado a investigar y conocer más acerca del mundo botánico. (Foto Prensa Libre: cortesía Fredy Archila).

La vida del orquideólogo Fredy Archila Morales siempre ha girado alrededor del color verde. La naturaleza, viajes a las montañas y un padre coleccionista y conservador de los ecosistemas definen su infancia. Además, estos factores lo llevaron al deseo de estar más cerca del mundo botánico y dedicar su vida a la conservación e investigación de las orquídeas.

Crecer en Cobán, Alta Verapaz, uno de los lugares más ricos en biodiversidad de Guatemala, influyó para aprender a respetar y luchar por la conservación de la naturaleza. Las aventuras cada fin de semana con su padre, en las que siempre se incluían orquídeas y las cuales eran transportadas a su casa para su conservación, le han hecho agradecer haber nacido en el norte del país. Sin embargo, fue en 1989 cuando determinó que la botánica era su pasión, por lo que aplicó a una beca en la Escuela Nacional Central de Agricultura (ENCA) en donde podría satisfacer su ansia de conocimiento y adentrarse a estudiar a las orquídeas, del cual su padre fue un celoso guardián.

Además de la experiencia académica, en la ENCA, Archila determinó que en Guatemala hacían falta personas que se dedicaran a hacer ciencia e investigación, sobre todo, en el área botánica. Él observó que varios investigadores adquirían el conocimiento, hacían estudios en conjunto y luego regresaban a su país, pero el único reconocimiento para los guatemaltecos era colocar su nombre en los agradecimientos de las publicaciones. Por ello, decidió que la Estación Experimental de Orquídeas de Guatemala, la cual fundó en 1990 y actualmente se hace cargo de la colección histórica de orquídeas de Guatemala que fundó su padre, tendría también una unidad de investigación, una de conservación y una de educación encargada de divulgar el conocimiento generado.

Para continuar con su preparación académica y ofrecer a Guatemala más reconocimiento en el área botánica, realizó estudios en Plantas de Sotobosque – vegetación formada por matas y arbustos que crece bajo los árboles de un bosque – en Florida, Estados Unidos.

Después de más de 30 años dedicados al mundo de las orquídeas y botánica, Fredy Archila es uno de los botánicos más conocidos y respetados a nivel nacional. Debido a su constante trabajo, actualmente ha escrito 16 libros, 200 artículos científicos, ha recibido 350 premios nacionales e internacionales y descrito a más de 500 especies, entre ellas la monja blanca. Además, en el Centro Experimental tiene bajo su cuidado 35 mil orquídeas y 10 mil plantas de otras familias botánicas, que representan el 15% de la biodiversidad de Guatemala.

De los 16 libros que ha publicado Fredy Archila, el primero fue sobre el género de estas plantas Lepanthes. (Foto Prensa Libre: cortesía Fredy Archila).

Sin duda, Archila tiene clara su misión en esta vida: ayudar a la conservación y conocimiento del reino vegetal, ya sea por medio del Centro Experimental, por textos científicos, pláticas o conferencias con jóvenes y adultos o por medio de la radio. Su deseo inquebrantable de investigación también lo ha llevado a profundizar sus conocimientos en plantas comestibles, para aportar nuevos sabores a las comidas de la región.

A pesar de que cada vez es más reconocido a nivel nacional e internacional, Archila no olvida sus orígenes y los motivos que lo llevaron a ser el guardián de las orquídeas o, como él las considera: “las joyas del bosque”.

¿Cuál fue la primera planta con la que usted tuvo contacto?

Definitivamente fue con una orquídea, porque el jardín de mi casa estaba lleno de ellas por la labor que hacía mi padre de rescatarlas y conservarlas. No sé si fue la primera con la que tuve interacción, pero la que yo me recuerdo que me impresionó por primera vez fue una Rossioglossum williamsianum cuando tenía 7 años.

Luego, desarrollé una admiración muy profunda por las orquídeas miniatura. De los 16 libros que he publicado, el primero fue sobre el género de estas plantas Lepanthes. Además, hace 3 años describí la orquídea más pequeña del mundo, que también pertenece a este género y es de Guatemala. Se llama Lepanthes oscarrodrogoi Archila & Chiron y se la dediqué a mi hijo menor.

¿Por qué la admiración hacia las orquídeas miniatura?

Porque impresiona ver un mundo muy complejo y perfecto en algo tan pequeño. Las orquídeas miniatura son como un bonsai natural, sin ninguna técnica que las haga pequeñas. En uno de mis primeros libros describí que lo pequeño de su tamaño es por la adaptación de la polinización por medio de moscas miniatura. El estudio me llevó a ver el mundo escondido que hay dentro de ellas, por medio de un microscopio.

¿Podría decir, entonces, que estas son las más impresionantes que ha visto?

No, es muy difícil escoger solo una. Cada especie y género tienen características que impresionan. Por ejemplo, hay un género de orquídeas llamado Coryanthes, el cual investigué y describí diez especies.

El género Coryanthes es interesante porque crece en una alianza con hormigueros. La semilla de la orquídea germina en hormigueros, en donde los insectos utilizan madera y lodo para construir su casa. El hormiguero tiene altos niveles de ácido fórmico, por lo que ahí crece a gusto la planta.

La orquídea, cuando florece, en su botón floral tiene un néctar que es de mucho agrado para las hormigas. Lo curioso es que la planta genera ese néctar para tener guardia permanente. Es decir, que, si un insecto, como gusanos o grillos se acercan a dañar la planta, las hormigas la defienden.

Su proceso de polinización también es un gana-gana con las abejas. Las orquídeas generan el néctar, que se acumula en una estructura llamada epiquilo, una especie de recipiente natural. entonces cuando llegan las abejas macho se introducen en él y su única forma de salir es por atrás de la flor por lo que tienen que pasar por el depósito de polen. De esta forma, los insectos llevan el polen en su cuerpo y lo depositan en la próxima flor que visiten.

Las abejas macho llegan a las orquídeas porque estas tienen una estructura llamada osmófos que produce olor y aceite que recolecta el insecto, se lo frota en el cuerpo y le ayuda a atraer a las hembras. Entonces, es un proceso impresionante en donde tres especies diferentes se ayudan entre ellas para sobrevivir: las abejas, las hormigas y las orquídeas.

¿Cuál fue la primera orquídea que descubrió?

La primera orquídea de descubrí fue la Lycaste guatemalensis Archila en 1999. Mi papá ya la había observado desde 1970 cuando descubrió que un grupo de personas estaban destruyendo el bosque en el que se encontraba. Entonces, fuimos a rescatarla. Prácticamente, podría decir que crecí junto con ella, porque vi todo su proceso de protección y reproducción mientras estaba en el jardín de mi casa.

Pero fue hasta años después, cuando ya entendí más aspectos taxonómicos y fundamentos morfológicos y me percaté que el nombre que se le asignaba no era correcto. Entonces, continué investigándola, fue un proceso bastante largo, para dar el fundamento necesario para llamarla como debía ser.

Y ahora ya ha nombrado a más de 500 especies. ¿Cómo es ese proceso?

Hay dos formas de nombrar una orquídea. Primero, es cuando a uno le dedican una especie. Por ejemplo, la primera que le dedicaron a mi familia fue la Lepanthes archilae. Hay otras orquídeas que también llevan el apellido Archila en su nombre, como la Ornithocephalus archilae y 20 especies.

También hay una Anthurium archilae que nos la dedicó el especialista del Missouri botanical garden. Esa especie la descubrí en unas montañas nubosas de acá de la región. Además, nos han dedicado una nueva especie de árbol, Magnolia archilarum, porque yo lo descubrí.

La otra forma de nombrar una especie es describiéndola uno mismo. Por ejemplo, la Lepanthes cobanensis Archila o la Lepanthes verapacense Archila. En el nombre se coloca de último el nombre de la autoridad científica, es decir, quien la descubrió. Que el apellido de uno aparezca en el nombre de una planta es un mérito muy grande.

Yo he descrito casi 600 especies, pero también géneros. Por ejemplo, el Tubella Archila que tiene casi 50 especies. En camino me di cuenta de que tenía que aprender Latín Botánico ya que esto me ayudo a describir especies y entender el porqué de los nombres científicos. Pero la pasión es la que lo lleva a uno a adquirir más conocimiento.

Nombre: Cypripedium irapeanum Lex. (Foto Prensa Libre: cortesía Fredy Archila).

Los nombres de las plantas siempre están conformados por tres palabras, ¿qué significa cada una?

Para la nomenclatura de las plantas y animales se utiliza el sistema binomial que propuso Carlos Linneo. Aunque en un ensayo que escribí hace años yo propuse que debiera llamarse sistema trinomial, porque en realidad son tres nombres.

Utilizando como ejemplo la Lycaste guatemalensis Archila.

Según el criterio de Linneo, el primer nombre es el género. El segundo nombre, guatemalensis, es el epíteto específico y tercero Archila, es el nombre de la autoridad científica que describió la especie. Este último puede ser combinado, si fue más de una persona que lo descubrió.

Usted continuó con el trabajo de su padre en la Estación Experimental de Orquídeas, ¿qué acciones realizan en este lugar?

Mi padre inició la colección de orquídeas en 1970 y yo funde la estación experimental de orquídeas en 1990 con la finalidad de conservar orquídeas, siendo este  el primer eje de trabajo. Nosotros nos hicimos cargo del banco de germoplasma que dejó mi padre.

Luego, incluimos el eje de investigación, ya que constantemente estamos haciendo estudios y publicando ensayos en revistas internacionales. Hasta el momento he escrito aproximadamente 200 artículos internacionales, lo cual es un logro muy grande, tomando en cuenta la dificultad que eso representa en el país.

También tenemos el eje educacional, ya que se danarlas y conferencias a jóvenes y adultos, para hacer conciencia acerca de los problemas que hay en nuestros ecosistemas, tanto a nivel nacional e internacional. Hemos platicado con comunidades con problemas de deforestación e incentivado a la conservación de plantas y bosques, para evitar más alteraciones ambientales.

Además, hemos dado apoyo a estudiantes en su formación como nuevos investigadores botánicos.

¿Qué se siente el recibir aproximadamente 350 reconocimientos nacionales e internacionales por su trabajo durante estos años?

Es una satisfacción muy bonita que anima a continuar con el trabajo a pesar de las dificultades. Ir a un lugar, ya sea dentro de Guatemala o afuera, y ser recibido con reconocimientos se siente muy bonito.

Siempre he dicho que una de mis metas es cambiar la frase “nadie es profeta en su propia tierra”. En Guatemala ha sido difícil el camino, porque siempre hay dificultades para hacer mi trabajo, por ejemplo, es complicado lograr una publicación científica.

Hay que cambiar la mentalidad de que uno hace un buen trabajo hasta que es reconocido a nivel internacional. Yo tengo la satisfacción de que al menos he impacto la vida de algunos jóvenes que me han dicho que también quieren dedicarse a esto y ser la próxima generación de botánicos de Guatemala.

Usted tiene una historia cercana con la monja blanca…

Sí, tenemos una historia de romance. A partir del 2011 a la monja blanca se le colocó el nombre correcto, porque tenía un error en su nomenclatura. En ese año, la Estación Experimental de Orquídeas de la familia Archila y un herbario de una universidad internacional publicamos en Francia un artículo para proponer el nombre Lycaste virginalis forma alba (Dombrain) Archila & Chiron en donde se explicaba el error. Entonces, puedo decir que la Monja Blanca, mi símbolo patrio, lleva mi apellido.

Pero además de eso, había un detalle que entristecía el momento. En la investigación determinamos también que ya no había monja blanca en los bosques. Es decir, existía en colecciones privadas, pero no en bosques naturales. Entonces, tomamos acción y al mismo tiempo que se hizo el texto científico, se comenzó las fases de reproducción.

Nombre: Lycaste guatemalensis Archila. (Foto Prensa Libre: cortesía Fredy Archila).

Muchos creen tener una monja blanca en su casa, pero en realidad son híbridos hechos en Japón, California, Australia e Inglaterra. Entonces, lo primero que hicimos fueron pruebas moleculares para determinar la trazabilidad de las plantas y tener certeza de que se trataba de una monja blanca y no un hibrido. Después de este proceso y reproducción, se hizo un estudio cartográfico para ubicar lugares potenciales para su crecimiento. Entonces escogimos dos áreas, una en una comunidad y otra en una finca privada. Ambas con seguridad, bosques sanos y personas con conciencia de conservación. A partir del 2017, la monja blanca nuevamente crece en los bosques de Guatemala, seguimos investigándola y reproduciéndola. Siempre he considerado que este símbolo patrio es el menos conocido y entendido.

¿Cuáles son los motivos por los que las orquídeas dejan de crecer en los bosques?

La primera causa de destrucción de las orquídeas es la destrucción del bosque. El segundo problema es el tráfico de especies para coleccionistas ilegales. A pesar de que poco a poco ha aumentado el control para el tráfico de especies, aún hay mucha ilegalidad en el país, por lo que se dan muchos casos de compra de orquídeas sin tener los conocimientos agronómicos adecuados para su cuidado y conservación.

Entonces, ¿no es bueno comprar estas plantas si uno las quiere tener en casa?

Es positivo, solo si la compra se hace en lugares autorizados, por ejemplo, en supermercados o en viveros botánicos. El problema surge cuando se compra a personas particulares o a quienes están a la orilla de las carreteras, porque es muy alta la probabilidad de que las hayan depredado del bosque. Incluso, ahora hasta en redes sociales hay venta de estas plantas, pero es tráfico de especies, que se da también a nivel internacional.

Aparte de la vida botánica, ¿a qué se dedica?

Trabajo como asesor ambiental y asesor agrícola. También, en mi familia, tenemos pasión por la cocina, entonces nos dedicamos a innovar platillos. Siempre estamos investigando sobre plantas comestibles del área que puedan ayudarnos a innovar el sabor. Somos una cultura que no conoce mucho el arte culinario, entonces queremos cambiar ese aspecto de los guatemaltecos.

Además, tengo un programa de radio que se llama “Diálogo Participativo”, que lo hago ad honorem, en donde invito a actores claves comunitarios a dar a conocer los proyectos que se trabajan en el área norte del país. Por ejemplo, producción de cacao. Siempre he considerado que la radio puede ayudar a cambiar Guatemala.

Principales reconocimientos

Fredy Archila ha recibido más de 350 reconocimientos a nivel nacional e internacional, entre los que se puede mencionar:

  • Condecorado con la Orden Nacional Ulises Rojas, máxima condecoración por investigación y desarrollo agrícola en Guatemala.
  • Condecoración especial de la Escuela Nacional Central de Agricultura, por desarrollo e investigación Agrícola en Guatemala.
  • Condecorado con la orden Corazón de jade, por la red de Secretarias juveniles municipales.

Principales logros

  • Primer guatemalteco en describir especies y géneros de orquídeas en otros continentes.
  • Autor del nuevo nombre asignado a la Monja Blanca, flor nacional de Guatemala Lycaste virginalis forma alba (Dombrain) Archila & Chiron.
  • Fundador de la Revista Guatemalensis, primera revista Botánica Internacional Guatemalteca, inscrita en Francia.
  • Conferencista en Universidades de Estados Unidos, México, Europa y el Caribe.

Cuidados de una orquídea

Fredy Archila comenta que las orquídeas necesitan de mucha observación y atención. Si ha comprado estas plantas en lugares autorizados, estos son los cuidados básicos que necesita:

  • Luz natural no directa: las orquídeas pueden colocarse en un balcón o cerca de una ventana, en donde tengan sombra, pero les dé claridad.
  • Aplicar fertilizante foliar: una de las principales causas de la muerte de las orquídeas es el uso de fertilizantes erróneos. Para su correcta nutrición, es importante utilizar los que sean foliar.
  • Observación constante: las plantas necesitan ser observadas y cuidadas. Verifique constantemente las hojas, para evitar que aparezcan hongos, virus o insectos, como las babosas, que se comen las hojas. Al observar alguna mancha, es mejor consultar en un vivero para la solución.

ESCRITO POR:

Andrea Jumique Castillo

Periodista de Prensa Libre especializada en temas de salud, bienestar y cultura, con 5 años de experiencia.