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Santos Papas

Por primera vez en la historia, dos pontífices Juan XXIII y Juan Pablo II, serán canonizados el mismo día.

Juan Pablo II murió el 2 de abril de 2005 a los 84 años. Su pontificado de 26 años es el tercero más largo de la historia. (Foto Prensa Libre: Archivo)<br _mce_bogus="1"/>

Juan Pablo II murió el 2 de abril de 2005 a los 84 años. Su pontificado de 26 años es el tercero más largo de la historia. (Foto Prensa Libre: Archivo)

La Iglesia Católica se prepara para conmemorar un histórico acontecimiento este 27 de abril, al canonizar a los papas Juan XXIII (1881-1963) y Juan Pablo II (1920-2005). Es la primera vez que dos pontífices serán santificados, y además se podría contar con la presencia de dos papas: Francisco y Benedicto XVI.

La santificación se produce en el 52 aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II, convocado por Giuseppe Roncalli (Juan XXIII), aquel pontífice del norte de Italia al que todos consideraban de transición.

Juan XXIII, el llamado papa bueno, se ganó la reputación de progresista por haber promovido el diálogo con otras religiones y con los no creyentes y por haber destacado las raíces judías del cristianismo, intentando cerrar antiguas cicatrices.

El papa Juan Pablo II fue un pontífice conservador y moderno, carismático e inflexible en temas morales, contribuyó al derrumbe del comunismo y pidió que el mundo se abriera a Cuba.

Su canonización en tiempo récord refleja su popularidad entre los fieles, pero deja de lado los cuestionamientos contra la Iglesia por haberse desentendido de las denuncias contra curas pedófilos y otros escándalos que ensombrecieron su pontificado, destaca un cable de AFP.

Los elegidos

Las investigaciones del analista inglés Kenneth L. Woodward identifican que a lo largo de la historia de la Iglesia se ha declarado santos a 81 papas, de un total de 266. A esta lista habrá que sumar, tras la canonización, a Juan XXIII y a Juan Pablo II.

La mayoría, sin embargo, corresponde a los primeros años del cristianismo. Desde el apóstol San Pedro, fueron declarados santos los primeros 47 sucesores de la Iglesia. “La mitad de ellos fueron mártires y todos murieron antes del año 500”, explica Woodward en su libro La fabricación de los santos.

De los siguientes, 30, todos murieron antes del año 1100, más de un siglo antes de que la Iglesia desarrollara los procedimientos más rudimentarios para la investigación de las vidas de los potenciales santos. Es decir, fueron proclamados santos por aclamación popular.

Pasaron 701 años para declarar santos a tres papas. A Celestino V (1294), asceta y ermitaño que abdicó a los cinco meses de pontificado, se le santificó en 1313. Woodward critica esta canonización, pues opina que él no era precisamente ejemplar. “Un inepto como pontífice”.

Los procesos de canonización formales para el camino de la santificación se iniciaron a partir de Pío V (1566-1572), dominico que puso en práctica las reformas del Concilio de Trento, y luego con Pío X (1903-1914), canonizado en 1954 por Pío XII. A este último se le reconoce por haber ordenado la redacción del Código de Derecho Canónico.

Señalamientos

También han surgido las críticas hacia este acto histórico, como lo muestra un cable de AFP, en donde el experto español en asuntos religiosos Juan Bedoya, califica que la doble canonización responde a un golpe maestro del papa Francisco, para reconciliar dos visiones de la Iglesia y balancear el culto a la personalidad que suscita el “carismático papa polaco”.

El nuncio apostólico en Guatemala, Nicolás Henry Thevenin, sostiene que estas categorías son un poco mundanas y no considera que haya oposición entre ambos, sino más bien una continuidad. “Juan XXIII llevó el mensaje del Evangelio a más personas, y Juan Pablo II se encargó de expandir este mensaje”, comenta.

Para el sacerdote Manuel Abac, de la Parroquia Santa Rosa de Lima, zona 5, la lectura a estas críticas es otra. El mensaje principal de este hecho histórico es que el camino de la santidad puede ser una realidad entre los seres humanos. “Es posible que hoy se pueda llevar una vida de santidad. No es algo inalcanzable, sino de gente que conocemos y está entre nosotros”.

Thevenin añade que un santo es una persona que es modelo inspirador de vida y también intercesora ante Dios. “Ha practicado virtudes heroicas y se le invoca para que rece por nosotros”, expone.

Santidad

El camino hacia la santidad tiene varios escalones. En los casos más tradicionales, primero es necesario ser nombrado Siervo de Dios, título que se le da tras su muerte a quien se le reconoce haber vivido “las virtudes de manera heroica”. Después es necesario, tras una especie de “juicio”, que se le reconozca un milagro, para ser proclamado beato, y luego otro, para la canonización.

El giro del Papa Bueno

Cuando Juan XXIII asumió el papado tenía 76 años. “Por su edad, muchos lo consideraron un papa de transición, pero dio una gran sorpresa, no solo a los miembros de la Iglesia sino al mundo entero, al convocar al concilio ecuménico”, cita el catecismo escrito por el Arzobispado de Guatemala.

Para el sacerdote Abac, uno de los grandes aportes de ese pontificado es el Concilio Vaticano II, que impulsa cambios radicales en la liturgia, como que la misa ya no se oficiara en latín, sino en el idioma vernáculo de cada lugar, y que el sacerdote se colocara de frente a sus feligreses.

El segundo cambio es la relación Iglesia-mundo. “Antes la Iglesia se consideraba santa y el mundo era pecador. El Concilio dice: Nosotros somos parte de este mundo y tenemos que mejorarlo”, refiere Abac.

Y por último se afronta el dilema del libro del Génesis en el Antiguo Testamento con la teoría de la evolución de Charles Darwin. “La postura de la Iglesia fue delimitar que la Biblia es un libro de fe. Lo importante es que se abrió este tema a debate”, dice Abac.

A este pontífice se le atribuye un milagro, aunque la Congregación para las Causas de los Santos del Vaticano considera que para proclamar a un santo es necesario demostrar que se le atribuyan dos a su intercesión.

Este ocurrió en 1966, con la sanación de la monja Caterina Capitani, quien padecía una perforación gástrica hemorrágica. Las hermanas del convento ya le habían dado la extrema unción pero le colocaron una estampa del Papa en el estómago y comenzó a recuperarse.

La monja aseguró después que el propio Juan XXIII se había sentado en su lecho de enferma y le dijo que su plegaria había sido escuchada.

Durante la homilía de su beatificación, Juan Pablo II describió a Juan XXIII como “el Papa que conmovió al mundo por la afabilidad de su trato, que reflejaba la singular bondad de su corazón”.

La decisión del papa Francisco de canonizarlo se basó en un solo milagro, pero tomó en cuenta el peso del Concilio Vaticano II así como su influencia para salvar a miles de judíos durante la Segunda Guerra Mundial, según el sitio aciprensa.

Un líder carismático

El pontificado de Juan Pablo II se caracterizó por su natural carisma y liderazgo, pues impulsó cambios radicales en la manera de acercar la Iglesia a la gente, sostiene Abac. Esto pudo verse a lo largo de sus numerosos viajes alrededor del mundo.

“La gente experimentó esa cercanía. Le gustaba romper el protocolo, se esforzó por hablar la lengua del lugar —que visitaba—. Es algo que cautivó”, afirma.

Juan Pablo II desarrolló, además, un papel clave en la caída del comunismo, pero al mismo tiempo fue conservador en temas como el celibato, el matrimonio gay o el uso de anticonceptivos. “Puede ser que alguna vez esto se revierta”, comenta Abac.

Un acto memorable fue cuando en el 2000 pidió perdón público por las faltas humanas que la Iglesia cometió a lo largo de la historia. “Nos enseñó a pedir perdón y que la Iglesia también se había equivocado”, expresa Abac.

A Juan Pablo II se le reconocen dos milagros: el de la monja francesa Marie Simon-Pierre, quien después de haberle rezado por un tiempo sintió nueva fuerza y vitalidad al desaparecer el mal de Párkinson que padecía desde el 2002. La curación ocurrió dos meses después de la muerte del Sumo Pontífice.

El segundo milagro ocurrió la misma noche de su beatificación. La costarricense Floribeth Mora Díaz padecía un aneurisma cerebral y le daban un mes de vida. Sus plegarias a Juan Pablo II fueron escuchadas y su sanación fue toda una sorpresa para los médicos.

Como parte del proceso de canonización, estos milagros fueron comprobados científicamente. Juan Pablo II fue beatificado por Benedicto XVI, y su canonización será en tiempo récord, nueve años después de su muerte.

Según el Derecho Canónico, para iniciar el proceso de un postulante, una de las normas es que deben pasar 10 años de su muerte, y no más de 30, aclara Thevenin. Esto no se hizo así en el caso de Juan Pablo II. “En parte, por esa presión popular se salta esa primera fase, pero el resto de pasos fueron verificados”, afirma Abac.

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