¿Quién es la señora Claus?
Soy la esposa de Santa Claus, su brazo derecho y colaboro en la fábrica de juguetes. Preparo galletas, velo porque los duendes no hagan travesuras, que los renos estén bien y asistan a la escuela, porque son los que llevan la carroza de Santa y deben saber cómo actuar cuando hay tempestad o cae nieve. Rudolf, el más pequeño, sufrió acoso escolar, pues se burlaban de su nariz colorada, pero ahora es el jefe del grupo, porque es el único que tiene luz en la nariz. ¿Qué pasaría hoy si no lo hubiésemos enviado a la escuela?
¿Y qué hacen todo el año?
En el Polo Norte la pasamos muy contentos fabricando los juguetes que nos piden los niños. Visito de manera incógnita varios países y le cuento a Santa cómo se están portando los chicos. En esta época les relato historias a los que me visitan en algunos centros comerciales, pero mis narraciones se basan en principios y valores, no son cuentos nada más, tienen un mensaje de amor y nobleza. Hablo de los niños que no tienen dinero, del árbol de Navidad, de la forma en que se celebran estas fiestas en otros países, por ejemplo, las posadas en México, que se amenizan con mariachis; las conmemoraciones de los católicos ortodoxos en Rusia o en Brasil que la pasan con mucho sol, playa, bulla y samba.
¿Cómo se porta el señor Claus?
Es muy bueno, pero a veces anda furioso porque debe trabajar contra viento y marea para tener listos todos los regalos de la Nochebuena. Después de esta celebración termina exhausto, entonces nos tomamos unas vacaciones y vamos a la playa, para recuperar la energía y empezar a trabajar en la fábrica para el otro año. Por supuesto que sin estos trajes que solo usamos en el Polo Norte.
¿Cómo hacen para repartir tantos regalos en un día?
Tenemos un sistema que solo Santa puede practicar, pues entre las 6 de la tarde y la media noche del 24 de diciembre reparte todos los obsequios, y no se le escapa ninguno.
Los Reyes Magos compiten con ustedes.
Ellos llegan el 6 de enero y crearon la imagen de la bota que se cuelga en la chimenea. Surgió porque hace mucho tiempo tres jóvenes que estaban en edad de casarse, sus familias eran pobres y no tenía los bienes para las dotes, los Reyes Magos lo supieron y cuando entraron a la casa echaron algunas monedas y bocadillos en las botas para que el papá tuviera recursos y casara a sus hijas.
¿Todos los chicos le piden obsequios, sin importar las clases sociales?
Hay dos situaciones claras. La del niño pobre que no tiene para un tamal, mucho menos para elaborar un arbolito —aunque ahora hay organizaciones que se reúnen y llaman a mi esposo para que les entreguen algunos regalos—.
Es una parte de la realidad de muchos países y que los niños que tienen recursos deben conocer. Y de que hay regalos ¡invisibles!
¿Cuáles son esos presentes que no se ven?
Un padre que era muy enojado, compró unos rollos de papel para envolver regalos, pero su hijo los tomó para forrar una caja de cartón, entonces se puso muy furioso y le pegó, el niño se fue a su habitación. Cuando llegó la Nochebuena, el chico le entregó la cajita, el padre sintió remordimiento por haberlo golpeado, pero cuando la abrió se dio cuenta de que no tenía nada, por lo que se puso más molesto y lo iba a golpear nuevamente cuando el chico le dijo: “Espera, es que mis regalos son invisibles. ¿Cómo así?, le preguntó el papá. “Es que la caja la llené de abrazos, palabras dulces, besos, y otras cosas parecidas”.
Cuando cuento esta historia se dan cuenta de que hay regalos visibles e invisibles.
¿Y qué opina de los visibles?
Un niño rico llegó a visitarme a un centro comercial, acompañado de su abuelita, quien me expresó: “Ahí se lo dejo”, y se fue. Platiqué con el menor y le expliqué: “Me vas a ayudar. Yo relato los cuentos y tu entregas los dulces”. Cuando terminó la actividad me preguntó: “Me vas a dejar solo”, yo le respondí: “No mi amor, me quedo aquí hasta que tu abuela vuelva por ti”. Entonces le pregunté: ¿Qué pediste de regalo para Nochebuena? “Acabo de escribir al correo electrónico santapolonorte@.com y pedí algo que es novedoso”. Entonces le interrogué ¿Tienes computadora? Sí, contestó. ¿Algún aparato electrónico que te haga falta? le formulé. “No, tengo todo”, me declaró. Algo te debe hacer falta, le aseguré. Enseguida me respondió: “Una abuelita como tú, que me cuente cuentos y dé regalos invisibles”.
Todo ha evolucionado, los regalos también, ¿han cambiado las peticiones de los niños?
Completamente, nadie me pide un trompo, un ronrón, cincos o un camioncito de madera, los regalos que solicitan hoy son de Q1 mil para arriba. Los electrónicos son los que más quieren.
Santa Claus regala ¿solo a los que se portan bien?
Por supuesto, ya sea de los visibles o los invisibles, pero también tenemos bolsas de carbón para los que se portan mal, que no estudian o hacen bullying. A algunos se les entregan bajo la promesa de que van a cambiar, se les disculpa, pero con la enmienda.
¿Y cómo transmite ese mensaje?
Una vez dos hermanos destaparon sus regalos. En la punta del árbol había una estrella y al lado un angelito de cristal. Los chicos no se dieron cuenta de que el querubín reía y movía las alas, estaba feliz de ver cómo recibían sus regalos, pero de repente la niña le dio un puntapié al carrito de su hermano y en respuesta este golpeó la muñeca que ella tenía entre los brazos y empezaron a pelear. De repente comenzaron a caer gotas de agua y se preguntaron ¿qué es eso?, y observaron que el angelito lloraba. El serafín bajó y se posó en la palma de la mano de los hermanos y expresó: “Lloro porque ustedes están peleando y a mí no me gusta eso. Debemos vivir en paz, más aún en la casa porque el mundo es enorme y nuestro hogar solo un pedacito, un mundo privado donde vive la familia. Por eso el árbol de Navidad más bonito es el de cada quien, porque está hecho entre todos y con amor. Ahí tenemos que empezar a construir la paz”.
¿Cómo reaccionan los niños ante sus historias?
Se emocionan cuando les relato estampas de Navidad que he visto y escuchado en otras partes del mundo. Los Reyes Magos, por ejemplo, no fueron tres, sino cuatro. Cómo era astrólogo, siguió la estrella de Belén, pero cuando llegó los otros se habían marchado, por lo que emprendió la ruta en solitario. Llevaba un rubí, un diamante y una esmeralda. Llegó a un lugar donde la gente se estaba muriendo de hambre, por lo que les entregó el rubí y expresó: “Con esto compren comida”.
Continuó su ruta y llegó al desierto del Sahara, donde encontró un oasis y se dio cuenta de que los tuareg vestidos de azul se morían de sed, porque se había secado el nacimiento de agua. Sacó la esmeralda y les dijo: con esto podrán obtener recursos y perforar un pozo o cómo viajar a otro lugar donde se abastezcan de agua junto con sus camellos.
Siguió su camino y pasó por una prisión donde los reos vivían en condiciones miserables. El jefe del penal le explicó que no podía proporcionales alimentos, porque no tenían dinero, mucho menos educarlos para cuando salieran de la cárcel. Le dio el diamante y le dijo: “Traten de mejorar todo”.
Fue una larga travesía.
Cuando ya no tenía nada, porque todo lo había regalado, empezó a robar por necesidad y perdió sus principios y valores. Lo apresaron y lo condenaron a muerte. En un momento de su vida conoció a Jesús, quien le anunció: “Hoy estarás conmigo en el Paraíso”. Entonces le preguntó ¿Porqué?, “porque cuando tuve hambre me diste de comer, cuando tuve sed me diste de beber y cuando estuve preso me visitaste”. ¿Pero cuándo hice eso? “Cada vez que alguien hace algo por sus semejantes, me lo hace a mí”, le contestó Jesús.
¿Qué le recomienda a los guatemaltecos para celebrar la Navidad?
Que rescaten los principios y los valores que se han perdido acercándose de nuevo a nuestras tradiciones. El mundo de los regalos, la alegría y el oropel es llamativo, pero el Niño Dios queda olvidado en su pesebre bajo el árbol.
Medio siglo en el teatro
La primera actriz María Mercedes Arrivillaga estudió teatro en La Candelaria, Colombia. En el 2015 cumplió 50 años en la profesión.
Ha formado parte de grupos como la Compañía de Teatro de la Universidad Popular, Grupo Diez del teatro Gadem, Teatro Producciones Candilejas, Teatro Centro, Rayuela, entre otros.
Participó en el filme Donde acaban los caminos. Algunas de sus obras son Sueño de una noche de verano, Camila, Te juro Juana y Al borde del abismo.
Además, Los árboles mueren de pie, Pinocho, El fantasma de mi mujer y Chicharrón con yuca.