Revista D

Cero tolerancia en la poligamia

Una mujer para cada hombre, viceversa, y nada más.

Blackmore muestra a varias de sus "esposas". (Foto: Jonathan hayward/The Canadian Press)

Blackmore muestra a varias de sus "esposas". (Foto: Jonathan hayward/The Canadian Press)

Unas 20 señoras reclaman su “derecho” de compartir el mismo marido de manera colectiva, según un contencioso pendiente en las cortes de Vancouver, British Columbia, en la costa del Pacífico de Canadá, trámite que no prosperará pues el Gobierno ha sido categórico en  mantener su política de cero tolerancia para con la poligamia.

El escenario de ese promiscuo colectivismo ha sido el villorrio Bountiful —abundante— perteneciente a la población de Lister, de la región de Creston Valley, una comuna fundamentalista de la Iglesia de los Santos de los Últimos Días —mormona—, situada a un kilómetro del borde fronterizo con el estado de Washington, Estados Unidos. Se trata de un grupo disidente de la iglesia oficial en Utah, de donde sus pioneros emigraron a Canadá en 1947, para establecerse en un lugar donde los hombres no fueran molestados en su costumbre de tener —y mantener— varias mujeres al mismo tiempo.

El marido compartido por esa veintena de señoras es el señor Winston Blackmore, quien tuvo en el pasado la investidura de obispo de ese grupo mormón, rango que perdió por disposición superior de la iglesia, abrumada por escándalos originados por denuncias de matrimonios forzados con jovencitas menores de edad que el prolífico Winston elegía para sus esposas y en particular por las declaraciones de las hermanas Carolyn y Ruby Jessop, parientes de Blackmore, quienes documentaron en un libro las prácticas de poligamia en esa comunidad.

El esposo multifamiliar, señor Blackmore, aunque fue citado hace unas dos semanas para resolver asuntos de impuestos en la comunidad de la cual es patriarca, ya con anterioridad fue arrestado bajo cargos de poligamia, en una operación de la policía montada, efectuada ante el estupor de las 20 “esposas” y el llanto de sus 126 hijos, que presenciaron la captura asustados por el sorpresivo suceso. En la actualidad el gran jefe Winston tiene pendiente de resolver el pago de impuestos por los negocios de manufactura y de explotación maderera que dan sustento a la economía en su comunidad.

Bountiful es habitado por unas mil personas, todas descendientes de solamente seis hombres, quienes habrían dado paternidad nada menos que a 166 individuos por cabeza, si las matemáticas no fallan y el dato no es abultado, aunque es autorizado por el experto en religión Ron Casillag. No se informa de la cantidad de mujeres que habrá tenido cada uno de esos seis padres próceres, pero por lógica se entiende que 166 hijos no fueron producto de una sola madre.

Pero si se tiene duda de lo que es la fecundidad en esa comunidad mormona, ahí está el fertilísimo Winston, que a los 55 años tiene inventariadas esas 20 “esposas” con la cantidad de hijos ya mencionada y otros que están por venir. No es el único hombre en la comuna que se despacha el derecho de tener tal cantidad de mujeres para él solito. También está el líder de una facción rival que comparte la misma demarcación de Bountiful y el derecho a más de una mujer. James Oler, de 44 años, está en el disfrute del privilegio de tener varias “esposas” también, pero asimismo ha compartido con Blackmore la orden de arresto, aunque ese procedimiento solo ha llevado por pocas horas a la cárcel a esa mancuerna de polígamos, pues las autoridades los han soltado bajo apercibimiento de que tendrán que enfrentar la justicia más tarde.

Los jefes de familia de Bountiful no han enfrentado a la ley dentro de un proceso formal por una controversia judicial que ha mantenido en debate si con los procedimientos de arresto no se incurrirá en violación de la Carta Fundamental Canadiense, pues no hay una figura clara que dictamine al respecto y en ese caso se percibe una inhibición de la ley por tratarse de una conducta de tradición religiosa dentro de un círculo más o menos privado, pero en todo caso se considera que dentro de los cánones de la ley en general la poligamia es un delito que en cualquier circunstancia debe ser objeto de castigo.

Los hombres de Bountiful se defienden con el argumento de que la religión les concede el derecho de tener cuantas mujeres quieran, aduciendo que esa facultad está consagrada en la Biblia, y ponen de ejemplo a los reyes David y Salomón que, afirman, tuvieron esposas y concubinas hasta por gusto. Pero el profesor en Teología Víctor Shepherd, de la Universidad de Tyndale, refuta esa aseveración al indicar que no tiene fundamento, pues en las Sagradas Escrituras no hay ningún mandamiento que legitime la posesión de varias mujeres por un solo hombre. Sin embargo, en opinión del rabino Tahiel Ben Ayon, quien contradice al profesor Shepherd, en tiempos bíblicos la poligamia fue una norma aceptada moral y espiritualmente, y aunque sin citar con precisión dónde está dicho, refiere que la ley Mosaica aceptaba que el hombre tuviera más de una esposa.

El tema estuvo en debate en el Parlamento canadiense, en busca de legislar para establecer en  forma terminante que el matrimonio es entre un hombre y una sola mujer. Y también de una mujer con un solo hombre, pues, aunque no con frecuencia, ya se han dado casos de mujeres que pretenden legitimar la posesión de más de un marido. Una situación reciente culminó en una acción criminal cuando una mujer con dos maridos encerró a uno de los dos en un guardarropa, donde el infeliz sufrió privación de libertad y vejámenes, por instigación del otro marido, quien —mal paga el diablo a quien bien le sirve—, sin tener dónde vivir fue llevado a casa por el hombre encerrado. De suerte que el marido generoso fue rescatado y llevado a un hospital, mientras que la mujer y el intruso fueron a dar a la cárcel enfrentando cargos de abuso de confianza, agresión, asesinato frustrado y poligamia.

Pero, además de la secta mormona ya descrita, están los musulmanes de algunos grupos del Islam que se acogen al dictado del Corán en el reparto de las mujeres y toman al pie de la letra el permiso que se atribuye en ese libro sagrado de conceder a cada hombre el derecho de convivir con cuatro mujeres al mismo tiempo. Sin embargo, algunos musulmanes organizados en grupos religiosos oficiales desautorizan esa práctica y la atribuyen a antiguas tradiciones que respondían a necesidades de un momento histórico que ya no tiene vigencia.

Pero aún así se especula la existencia de grupos que siguen la costumbre como un mandato de Mahoma, y por consiguiente, si su condición económica lo permite, se hacen cargo de más de una mujer, aunque no sean cuatro, como lo autoriza el Corán, porque eso, aunque pueda ser muy ameno, es materialmente imposible para cualquier hijo de vecino que esté a tres menos cuartillo, dadas las condiciones económicas en cualquier parte del mundo en los actuales momentos.

Esos musulmanes de a cuatro mujeres por cada hombre sustentan el argumento de que Mahoma tuvo nueve esposas, pero eso, según lo advierte el imán Husain Patel, una autoridad del islam, fue un acto de escrutinio religioso, pues el padre del islamismo era oficialmente casado con una sola mujer, que en todo caso era la legítima esposa, siendo las ocho restantes viudas o divorciadas que el profeta tenía como concubinas en un muy caritativo gesto para consolarlas en su soledad. En ese sentido el imán dice que la inclusión de cuatro mujeres por hombre tenía una intención muy devota a fin de proteger a los niños sin padre, a partir de que sus progenitoras eran madres solteras.

El imán Husain dijo que en la actualidad ya son muy raros los casos de poligamia entre musulmanes en Canadá, y que la costumbre ya no es aceptada por la religión convencional ni autorizada por los gobiernos del Islam. Pero en Canadá, como en todas partes, hombres de todas las religiones o sin ninguna se regocijan con la idea de tener más de una mujer, pero la realidad es contrastante con esa excitante fantasía, ya que si en aquellos tiempos lo más que podían tener los seguidores de Mahoma eran cuatro mujeres, ahora con una situación en términos de economía mucho peor que en aquella época, el marido a puras penas puede mantener a una, cuando no es ella la que lo mantiene a él, tal vez porque esté enfermo, sin empleo o, en el peor de los casos, porque sea en forma irremediable un redomado holgazán.

Como fuere, los mormones varones de la comuna de Bountiful, de mujeres por docena, ya reprobados por las formalidades de la iglesia oficial, y los musulmanes fundamentalistas de a cuatro mujeres cada uno, también ya desautorizados por la religión formal, dicen las autoridades canadienses que van a ser puestos en cintura, bajo la terminante advertencia de que la poligamia es ilegal y quien tenga más mujeres de la única que por decreto le corresponde tendrá que ver qué hace con las demás, porque la ley lo que concede es una sola mujer para cada hombre y, desde luego, un solo hombre para cada mujer. Y nada más. (Base de datos: diario The Toronto Star y Maclean’s Magazine.)

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