El hallazgo se sitúa cerca de la Basílica Laterana. Entre los restos se encontró también el esqueleto de un perro que se había acurrucado junto a una puerta y probablemente quedó cercado por el fuego. Además, se descubrieron un mosaico y restos de muebles.
“El fuego hizo que la vida en este espacio se paralizara. Eso nos permite reconstruir la vida en ese preciso momento”, dijo el director de patrimonio, Francesco Prosperetti.
Desde que comenzó la construcción de la línea de metro “C”, en el este de la ciudad, las obras han sacado a la luz varios restos arqueológicos de la etapa imperial. Por este motivo, entre otros, los trabajos llevan años retrasados.