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Nuestra Sagrada Familia

Faltan menos de siete años para que celebremos nuestro bicentenario. ¿Pero qué celebraremos? Si nuestra niñez y juventud crece en la mayor desprotección y a merced de las maras? El escenario futuro es incierto. Si queremos celebrar esos 200 años de “vida independiente”, es preciso rescatar a nuestras jóvenes generaciones de las calles, darles la oportunidad de desarrollar su potencial para que crezcan como ciudadanos del mundo desde sus comunidades. Esta meta parece un sueño imposible de lograr. “Sería la tarea más noble que podríamos tener como nación”, susurró el Clarinero.

Hace poco comenté en mi artículo, Ahora o nunca, que el Estado invierte apenas el 3.4 por ciento del PIB, o sea, gasta Q5.7 quetzales diarios por niño. La inversión anual suma cerca de 17 mil millones. De acuerdo a Unicef, para el 2021 el esfuerzo del Estado debería llegar a 20 quetzales diarios por niño. La inversión anual aumentaría a 38 mil millones, lo que representaría un 8.4 del PIB. Sin embargo, para que esa inversión sea sostenible, es preciso crear unos 600 mil empleos que elevarían el ingreso de las familias de los tres millones de niños que viven en extrema pobreza. Esto es un segundo imposible porque suponen otros 12 mil millones de quetzales más para el presupuesto nacional. Pero, aunque invirtamos 50 mil millones anuales aún queda pendiente el mayor desafío: el rescate y protección de nuestra niñez y juventud de las calles. Conocí a Carmen María de Alejos, de la Fundación Javier Alejos, quien, en alianza con la Fundación Cometa, sostiene lo que a mi juicio es un ¡centro de atención infantil integral modelo! “Nuestro próximo reto es abrir un centro de tutoría para los adolescentes”, me dijo la directora Claudia Ocano. La guardería se encuentra en la colonia Ferrocarrilera de la zona 5. Se llama Nuestra Sagrada Familia y es un segundo hogar para 88 niños y niñas de 1 a 12 años. Los atiende un personal idóneo: niñeras, maestras de preprimaria y primaria, psicóloga, médico y nutricionista. Es también un centro de aprendizaje y orientación familiar para los padres de familia. La mayoría de las mamás son las cabezas del hogar. Se dedican a trabajos domésticos, sus salarios oscilan entre los Q900. El centro funciona a partir de las 7 am y les brinda cuatro comidas nutritivas: desayuno, refacción, almuerzo y refacción. Cuarenta y dos niños y niñas asisten al colegio Castillo de María en el horario vespertino, con beca completa. Durante la mañana las maestras supervisan sus tareas escolares y viajan en el bus del centro al colegio. René, de 11 años, comenta feliz: “Si no estuviera aquí vendería chicles en las calles”. La guardería invierte ¡52 quetzales diarios por niño! Esto sería una cifra imposible de reunir si quisiéramos proteger a un millón de niños en alto riesgo. La solución es unir esfuerzos entre hogares, municipalidades, empresas, instituciones del Estado para convertir a Guatemala en Nuestra Sagrada Familia. ¿Seremos capaces de hacerlo? ¿Desea conocer el centro? Llamar: 55288413.