Cuando se trata de un dolor simple, basta con tener ciertos cuidados caseros como reposar y evitar actividades que pongan peso al cuerpo, como, por ejemplo, levantar pesas.
Aplicar hielo sobre la zona afectada, utilizar un vendaje que haga presión y tomar pastillas de ibuprofeno también ayudarán a aliviar el dolor y a reducir la inflamación de la rodilla. Pero no se debe olvidar que el problema puede agravarse.
Por ello cuando una persona no soporta el peso de su cuerpo, tiene dolor intenso, presenta desfiguración o deformación de la rodilla, o sufre fiebres, es necesario que visite al médico de inmediato para que este establezca el mejor tratamiento.