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El concierto que el gigante musical Yehudi Menuhin dirigió parado de cabeza (y qué tiene que ver con que millones hagan yoga en Occidente)

La ocasión de por sí era especial. La Orquesta Filarmónica de Berlín, una de las más populares, aclamadas y respetadas del mundo, celebraba su 100º aniversario con un concierto dirigido por uno de los músicos más admirados del planeta: Yehudi Menuhin.

Yehudi Menuhin y BKS Iyengar se hicieron grandes amigos en los años 50 e introdujeron el yoga a Occidente. (Foto Prensa Libre: cortesía Menuhin Center Saanen)

Yehudi Menuhin y BKS Iyengar se hicieron grandes amigos en los años 50 e introdujeron el yoga a Occidente. (Foto Prensa Libre: cortesía Menuhin Center Saanen)

Los asistentes a la gala acudieron a escuchar la 5ª Sinfonía de Ludwig van Beethoven.

Sabían que iba a ser un concierto memorable, lo que no esperaban era que el violinista convertido en director lo condujera con sus pies y de cabeza.

Yehudi Menuhin dirigiendo la Orquesta Filarmónica de Berlín de cabeza en 1982.
(Foto Prensa Libre: Getty Images)
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Menuhin dirigió así la primera parte del concierto, en la primavera boreal de 1982.

Menuhin había dicho que siempre le llamaba la atención que los directores le tuvieran que dar la espalda a la audiencia, y -al parecer- había encontrado la forma de dirigir la orquesta de manera que no fuera así.

A quienes lo conocían no les extrañó que a sus 66 años pudiera hacer lo que quisiera en esa posición; era parte de su rutina diaria de yoga.

Su afición era producto de su gran amistad con el maestro BKS Iyengar, una relación que desempeñó un papel crucial para llevar la antigua tradición india de yoga a Occidente.

De cabeza con Nehru

Fue el primer ministro de India, Jawarhalal Nehru, quien los presentó.

En 1952, Yehudi Menuhin viajó a India, por invitación de Nehru, a hacer una gira de conciertos para recaudar fondos para las víctimas de una inundación.

Para entonces, el niño prodigio Menuhin era considerado uno de los mejores violinistas de todos los tiempos, famoso por su extraordinario virtuosismo, un gigante musical conocido en todo el mundo.

Retrato de Yehudi Menuhin
(Foto Prensa Libre: Getty Images)
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En ese entonces, Menuhin tenía 36 años y había pasado de ser un niño prodigio que asombraba al público a un talento musical reconocido internacionalmente.

Al primer ministro indio le habían contado que al músico le interesaba el yoga y le preguntó al respecto un día mientras esperaban para ir a cenar, como recordó la esposa de Yehudi Menuhin, la bailarina Diana Gould, en conversación con la BBC.

“Le preguntó: ‘¿haces yoga?’, y Yehudi respondió: ‘pues me puedo parar de cabeza’, y lo hizo. Nehru dijo: ‘no, así no es’, puso sus manos en el piso y se fue desenvolviendo de la manera más maravillosa hasta que sus pies quedaron en el aire. Y entonces Yehudi hizo exactamente lo mismo”, relató Gould.

“En ese preciso momento, las puertas se abrieron y el más glorioso maître que hayas visto -con un gran turban y plumas- anunció: ‘La cena está servida, Primer Ministro’… y ¡los dos estaban parados de cabeza! Desde el comedor los vieron unos 10 congresistas furiosos, y la hermana de Nehru que empezó a reírse a carcajadas”.

Diana Gould con Yehudi Menuhin
(Foto Prensa Libre: Getty Images)
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Diana Gould conoció a Yehudi Menuhin en 1944 quien quedó impresionado por su belleza Menuhin declaró en el acto que algún día se casarían, pero ella le dijo que eso era “una tontería”.

Para dormir

Yehudi Menuhin más tarde le confió a Nehru que le resultaba difícil dormir. El premier -cuenta la historia- respondió: “Entonces tienes que conocer a nuestro gran maestro de yoga BKS Iyengar, él te ayudará“.

El método de Iyengar -guruji para sus seguidores- era una forma de Hatha yoga. Iyengar lo describía como una mezcla de arte y ciencia, que se enfocaba en lo físico, asanas o posturas, y controlaba la respiración.

Unos días después, el guruji hizo el largo viaje desde Pune, en el oeste de India, donde dirigía su escuela de yoga, a Mumbai, donde el gran violinista se estaba preparando para un concierto.

Años más tarde, BKS Iyengar le contó lo que sucedió después al periodista de la BBC Mark Tully.

“Me dijeron que tenía cinco minutos y pensé: ‘¿Qué puedo hacer con ese hombre en cinco minutos? ¡Sólo saludarnos va a tomar dos minutos'”.

Yehudi Menuhin y BKS Iyengar haciendo yoga
(Foto Prensa Libre: cortesía del Menuhin Center Saanen)
Cortesía del Menuhin Center Saanen
Un primer encuentro corto se convirtió en una larga amistad.

Peor aún, cuando BKS Iyengar llegó al lugar donde se alojaba Yehudi Menuhin, tocó y tocó la puerta, pero nadie le abrió.

“Esperé y esperé, y luego -como buen indio- entré. Lo vi en una alcoba así que toqué esa puerta y no se levantó. Dije: ‘Señor, usted me llamó para que viniera… ¿cómo así que está acostado?’ (se ríe). Me respondió: ‘Así es mi vida: hasta cuando puedo dormir, nunca me recupero y estoy muy cansado'”, contó.

“Le pregunté si quería experimentar la relajación verdadera. Un minuto después de responder que sí estaba roncando.

“Había muchas personas importantes esperando a que terminara mi turno para verlo, pero él durmió profundamente durante 45 minutos”.

Finalmente, cuando se despertó, BKS Iyengar se empezó a despedir, pero Menuhin le pidió que, por favor, se quedara.

Tranquilidad y un lugar plano

El gran músico seguiría siendo un devoto por el resto de su vida.

“Lo importante del yoga es su frugalidad, su economía, su simplicidad. No necesitas más que tranquilidad y unas pocas yardas cuadradas de espacio plano. Hay pocos buenos profesores y yo tengo un gran maestro”, dijo el violinista.

Yehudi Menuhin tocando violín
(Foto Prensa Libre: Getty Images)
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A menudo a Menuhin lo veían haciendo yoga antes de los conciertos.

“Menuhin no entendía por qué a veces podía tocar muy bien y otras no tanto, le interesaba conocer la mecánica del cuerpo, y eso lo logró gracias a su práctica del yoga”, le contó a BBC Witness la maestra Rajvi Mehta, quien fue alumna de Iyengar.

“Le regaló a Iyengar un reloj con la inscripción ‘Mi mejor maestro de violín‘”.

Aunque, por lo que sabemos, Iyengar nunca tocó un violín en su vida.

Presentación en sociedad

Yehudi Menuhin quiso llevar al guruji a Europa, para difundir esa antigua tradición que lo había fascinado.

Al principio el maestro no quería ir, pues no quería dejar a su familia en India. Cuando el violinista le aclaró que lo estaba invitando con su familia, Iyengar aceptó y fue a Suiza, donde Menuhin y su familia pasaban los veranos.

El violinista estaba tan entusiasmado con el yoga que quería que todo el mundo lo probara.

Iyengar con el presidente de la Cámara de los Comunes de Reino Unido
(Foto Prensa Libre: Getty Images)
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Hubo un momento en que se consideró la posibilidad de que practicar yoga le haría bien a los miembros del Parlamento británico.

Como Menuhin era parte de la aristocracia, los primeros alumnos del guruji en Europa fueron personas como la reina madre de Bélgica, quien aprendió a pararse de cabeza cuando tenía casi 80 años.

En 1961 surgió la idea de que diera clases públicas.

“Lo que pasó fue que alguien en un periódico reportó que Iyengar estaba dedicado a ser maestro de los aristócratas de Europa, y cuando él vio eso se entristeció pues el yoga era para todos, no solo para unos pocos”, relató Mehta.

“Le dijo a Menuhin que quería enseñarle yoga a la gente común, y él organizó la primera clase pública en Londres”.

De 3 alumnos a millones

Hubo 3 personas en esa primera clase.

Una de ellas más tarde recordó que su esposo la esperó en el auto afuera, porque nunca antes habían conocido a un indio, así que le dijo que si había algún problema, sacara un pañuelo por la ventana y él entraría a rescatarla.

BKS Iyengar
(Foto Prensa Libre: Getty Images)
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Dada la popularidad actual del yoga, es sorprendente que hace solo 50 años fuera tan desconocido.

Hasta en el hotel de Londres donde se alojaba BKS Iyengar era claro que no estaban acostumbrados a tener un huésped indio.

“Como mi patrocinador era Menuhin no pudieron decir que no me alojara ahí, pero me dijeron que no podía desayunar ni almorzar con los demás huéspedes, y que si quería comer, me traerían una bandeja a mi habitación”, recordó Iyengar en entrevista con la BBC.

A pesar de todo, no se desanimó, y siguió retornando a Londres todos los años a enseñar.

Ese fue el comienzo del extraordinario aumento de la popularidad del yoga en Occidente.

BKS Iyengar se convirtió en una celebridad, que incluso hacía espectáculos públicos.

Él y Yehudi Menuhin mantuvieron su cercana amistad hasta la muerte del violinista, en 1999.

BKS Iyengar murió en 2014 en Pune.

Hoy, el yoga Iyengar tiene millones de seguidores en todo el mundo y los libros de BKS Iyengar se venden en más de 70 países.

Este artículo está basado en el programa “El maestro de yoga y el violinista”de la serie de BBC Witness.

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