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El primero de ellos busca la reducción de los factores de riesgo sociales y medioambientales del cáncer y la capacitación de las personas para que sepan tomar decisiones saludables para lograr el objetivo global de reducir las muertes prematuras por enfermedad no transmisible, en un 25 or ciento para el 2025.
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El segundo está enfocado en poder garantizar la disponibilidad y el acceso a programas de detección precoz, lo que puede ayudar a reducir la carga de esta enfermedad en todos los países, el tercero es una de las prioridades más importantes de la agenda de desarrollo ya que todas las personas tienen derecho a recibir tratamientos y servicios de atención eficientes y de calidad en igualdad de condiciones, mientras que el último pilar está orientado en entender la magnitud del impacto emocional, mental y físico del cáncer en la calidad de vida de los pacientes, familiares y cuidadores.
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El cáncer es una enfermedad que no tiene fronteras y que puede afectar a todas las personas en algún momento de sus vidas, ya sea directa o indirectamente. Datos de UICC indican que el cáncer ascenderá a 19.3 millones de casos en el 2025 (frente a los 14.1 millones de 2012), lo que sin duda insta a actuar a la población para prevenir esta enfermedad.
Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), un 47% de las muertes por cáncer en las Américas en el 2012 se produjeron en América Latina y Caribe, mientras que cada año más de 260 mil 200 personas fallecen a consecuencia del cáncer de pulmón.
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De todos los casos de este tipo de cáncer, un 85% es de células no pequeñas y de ese porcentaje entre un 3 a 6% tienen la mutación del gen ALK. Ocurre tanto en hombres como en mujeres, sigue siendo difícil de tratar y cuando es diagnosticado, generalmente la enfermedad ha avanzado a otras partes del cuerpo, de manera que la consulta médica es lo más importante para diagnosticar a tiempo el tumor.
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De hecho, cuando el diagnóstico del tumor se hace en estadío I existe un 49% de probabilidad de supervivencia, cuando el tumor se encuentra en estadío II y III la tasa de supervivencia es de un 15% y cuando se encuentra en estadío IV es sólo de un 3%. Sin embargo entre un 70 a 80% de los pacientes al momento de ser diagnosticados, el cáncer ya se ha esparcido a otras partes del cuerpo, lo que compromete la sobrevida del paciente.
Gracias a las investigaciones médicas y a los avances de la tecnología, los pacientes ahora pueden tener acceso a tratamientos novedosos que en lugar de enfocarse en el tratamiento de los síntomas, se centra en la identificación y atención de las causas que los provocan.
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A esto se le conoce como medicina personalizada en la cual se adapta el tratamiento a las características biológicas de cada persona. Esto facilita la comprensión de la enfermedad desde el punto de vista molecular y como resultado, se puede predecir cuál será la respuesta del paciente y el riesgo individual de desarrollar una enfermedad, lo que sin duda permite brindar la mejor alternativa de tratamiento.