Vida

Una historia de perseverancia

Quien lo ve entrenar a perros y hacer que estos obedezcan, pensaría que Érick Cruz, de 28 años, ha trabajado en ello toda la vida. Es evidente su destreza en el manejo del comportamiento canino, su seguridad para enfrentar agresiones de estos animalitos y su capacidad para darles amor.

Con amor, paciencia, constancia y mucha voluntad,  Érick Cruz ha obtenido  los resultados esperados. (Foto Prensa Libre: Archivo)

Con amor, paciencia, constancia y mucha voluntad, Érick Cruz ha obtenido los resultados esperados. (Foto Prensa Libre: Archivo)

CIUDAD DE GUATEMALA – Pero no es así. Hace dos años, Érick sufrió un infarto cerebral que le inmovilizó todo el lado izquierdo del cuerpo. Estuvo 10 días inconsciente con alta probabilidad de quedar en estado vegetativo.

Cuando recobró la conciencia, el diagnóstico médico era de que había que hacer una cirugía en la cabeza y que con suerte podría hablar y recuperar los movimientos de su brazo y pierna, después de recibir terapias por un par de años.

“Dios obró un milagro en mí”, dice Érick, quien solo estuvo en el hospital dos meses, y seis en silla de ruedas. Hoy, con mucha fuerza de voluntad, tratamientos médicos y constantes ejercicios de rehabilitación se vale casi por sí solo y le imprime mucha energía y pasión a lo que hace, y lo disfruta.

GIRO DE 180 GRADOS
¿Es usted el entrenador de perros? preguntan frecuentemente las personas al marcar el número telefónico de Érick. Su fama para adiestrar mascotas va en aumento, gracias a su habilidad natural para ello y su autoformación. ¿Qué hace para que los perros le obedezcan? “Se logra con amor, paciencia, constancia, liderazgo, disciplina y premios”, dice Cruz. “Funciona en cachorros y perros adultos o fuertes, sin importar la raza; todos se pueden educar”, añade.

EL COMIENZO
La primera experiencia de adiestramiento en la que se involucró Érick fue la de su mascota, una perrita chihuahueña que le regalaron y a la que llamó Fibi. Ella lo acompañó en su convalecencia. “Me quería tal como yo estaba, sin poder caminar, sin poder hablar bien, muy enfermo; fue incondicional”, recuerda. Empezó por enseñarle a Fibi a que obedeciera una orden para sentarse, para comer, para entrar y salir de su casa, orinar y defecar en un único punto, socializar con las personas y a no ser agresiva, y hasta orar y hacer piruetas. Colocó los videos de ese adiestramiento en internet y los contratos comenzaron a llegar. Ahora, con el dinero que Érick gana ayuda a gente necesitada, también a su mamá con el presupuesto familiar y cubre sus necesidades personales. Su vida dio un giro de 180 grados, pues ahora su trabajo es adiestrar perros, pero antes de que sufriera el infarto cerebral, él laboraba como auditor.

DESEA MOTIVAR
“Uno no imagina lo que significa no poder mover una mano, un pie, solamente hasta que lo vive”, dice Érick. “Sigo en rehabilitación y deseo compartir mi experiencia con jóvenes que pasan por periodos de depresión o tristeza porque su novia los abandonó o porque se quedaron sin trabajo. Que conozcan que hay experiencias más complicadas como la mía, y esto les motive para nunca dejarse vencer”, agrega.

Contacto: en Facebook: Erick Fer Cruz R

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