Vida

Rendir culto

Ahora es el momento propicio para hablar del amor, de la amistad, del cariño y de todos esos sentimientos bellos que forman parte de la vida, como la solidaridad, la comprensión, la esperanza, el entusiasmo y el perdón.

Sí, en estos días previos al Día del Cariño debemos hacer un paréntesis de paz y armonía para darnos un respiro y detener tantas pasiones dañinas que causan miedos y temores. Así, poder darnos en estos días sueños hermosos y,  por qué no, volver a nuestros recuerdos de un pasado que no vuelve. La juventud también tiene todo el derecho de soñar y elevar sus ideales románticos, si lo desea hasta tocar las estrellas.

La vida es bella si se sabe descubrir sus tesoros y este es el mejor tiempo para hablar del amor, en su expresión más profunda, que incluye desde luego la amistad, la bondad y el perdón, el amor al prójimo y el amor que Jesús nos dio en su sacrificio en la cruz.

Si hablamos del amor, no solo tenemos que referirnos a ese amor romántico de los años de la juventud, sino que en principio, del de Dios, luego del  amor a los padres, a los hijos, a los amigos y amigas, y de ese sentimiento que ha sido inspiración de poetas,  filósofos y de los más sabios escritores de todos los tiempos, como San Agustín que escribió: Ama y haz lo que quieras; / si callas, callarás con amor; / si gritas, gritarás con amor; / si corriges, corregirás con amor; / si perdonas, perdonarás con amor. / Si está dentro de ti la raíz del amor, / ninguna otra cosa, sino el bien, podrá salir de tal raíz.

¿Y quién no recuerda a José Martí con sus versos a la Niña de Guatemala, la que murió de amor?

San Pablo habla de la fe, de los dones, de la esperanza y de la preeminencia del amor, cuando dice: “Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve”.

Ciertamente, los ideales, los sueños y las ilusiones  son importantes para levantar el ánimo y para no dejar caer la moral y la autoestima. Sin amor  no podremos sostener este mundo, que sentimos que se nos derrumba con tanta violencia y maldad, preso de un fanatismo salvaje que ha llegado a la crueldad.

Por lo tanto, celebremos con entusiasmo el próximo sábado que es el Día del Cariño. No con regalos costosos, ni celebraciones suntuosas; sencillamente con sonrisas, miradas amables y gestos generosos, aún con las personas estresadas y apáticas. La madre Teresa escribió en una oportunidad algo que dice así: “Sigo pensando que el mayor sufrimiento para una persona es sentirse sola, indeseada, no amada; no tener a nadie dispuesto a escucharla con interés”.

Especialmente hoy les envío un fuerte abrazo a mis lectores y lectoras, porque es la mejor oportunidad para decirles que los quiero como a mis mejores amigos, de todo corazón. Bendiciones.

rina.montalvo@gmail.com

 

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