Vida

Quien a Dios tiene nada le falta

Estimada Rina: Con referencia al tema de nostalgia y soledad, que expone una persona en su última columna, considero que son muy normales esos sentimientos que muchos seres experimentamos en las pascuas de Navidad. Por ejemplo, yo perdí a mi padre un 22 de diciembre y estos días son muy tristes para mí. Tantos recuerdos que dejan nuestros seres queridos cuando parten al más allá… Nos quedamos tan solos y con mucho dolor en el alma.

Lo que en este caso puedo percibir es que esta dama está muy sola. No tiene novio, ni amigos, ni familia cercana, y es increíble cuánto ayuda tener al menos con quien conversar. Yo tengo 58 años, y por mucho tiempo estuve también sola, pero a estas alturas de mi vida pude encontrar un amigo. ¡Cuán importante es vivir en compañía!

Yo pienso que sería conveniente orientar a esta persona sicológicamente. Es una buena ayuda este tipo de terapia, para las personas que sufren soledad, depresión y otros problemas emocionales. En su caso, debe buscar una amistad. No me refiero concretamente a encontrar una pareja; hay que hacerla sentir que no hay que temer en la vida, y menos aún en la soledad. Todos los seres humanos sufrimos frustraciones y desencantos y lo que hay que hacer es levantarse y no detenerse para seguir viviendo. Tal vez de nada sirvan mis comentarios, Rina. Solamente es una humilde opinión, sencilla y respetuosa. Ella puede disponer de mi celular cuando desee conversar con una amiga que la escuche.

Querida amiga: Hoy quiero responderle, para que usted sepa y todos los lectores también, que las opiniones, las vivencias y los comentarios que recibo, siempre son importantes en esta columna. Además de la orientación y el consejo oportuno que puede ofrecerse y el canal que puede servir de desahogo, para paliar sentimientos de pesar y angustia, depresión, frustración y soledad.

Este caso, que hoy ha despertado su atención y la de muchos lectores que han escrito sus correos sobre él, es el mensaje de una joven mujer sola que en estos días de Navidad sufre soledad y sentimientos nostálgicos, que se tornan depresivos. Su actitud no extrañaría si se tratara de sentimientos de nostalgia que casi todos los adultos, sobre todo mayores, sentimos cuando empieza a sonar la música navideña. Lo que preocupa es cuando las personas entran en depresión y acentúan sus problemas emocionales.

Porque la esencia de esta época de Navidad es profundamente espiritual y cristiana. Hacia ese aspecto debemos guiar nuestros sentimientos y emociones. Lo social y material es secundario: ¿Qué hay, entonces, de Dios en nuestros corazones? ¿Y qué de Cristo? Es tan importante alimentar el espíritu con las cosas que vienen de Dios, y en estas fechas es cuando debemos centrar nuestro corazón en Él para tener fe y esperanza. Esta oración de Santa Teresa es reconfortante: Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa, Dios no se muda, la paciencia todo lo alcanza, quien a Dios tiene nada le falta, solo Dios basta.