Vida

Discipline a sus hijos

La forma en que los niños se comportan es reflejo de cómo se sienten y son tratados

Antes de dañar física o verbalmente a su hijo o hija porque hace desorden, está de mal humor, triste, apático, berrinchudo o agresivo, préstele atención, ya que estas conductas no son más que gritos de auxilio en demanda de afecto y tiempo.

¿La causa? Si un pequeño se mantiene tranquilo, por lo general, quienes están a su alrededor no ‘se meten con él’. Pero cuando empieza a corretear por toda la casa, hace travesuras o pelea con sus hermanos, de inmediato el mundo gira a su alrededor: los adultos se enfocan en saber qué ocurre y lo castigan. No importa que la atención recibida sea negativa, se la dieron y eso es lo relevante.

A criterio del sicólogo Carlos Montmorency, ?tanto niños como adultos requerimos que de alguna manera nos atiendan. Los infantes con más razón, puesto que están en su etapa de formación.

Sin embargo, hay padres y madres que no les expresan a sus hijos cuánto los aman, porque lo dan por hecho, y sólo cuando los chicos están en problemas se involucran con ellos. De allí el origen del supuesto mal comportamiento?.

Los progenitores no se dan cuenta que la educación de sus retoños empieza desde antes de nacer y en sus manos está encausarlos. ?Un niño simplemente es, y son los demás quienes los etiquetan?, dice Montmorency.

La sicóloga Neicy Bailey señala que muchas veces ni siquiera los adultos tienen claro qué es una mala conducta. Únicamente advierten: ?Pórtate bien?, pero no explican cuál es el significado de esta acción. Además, es algo relativo, porque ?lo que para algunas familias es correcto, para otras no?.

A nivel social, el comportamiento inadecuado es el que atenta contra la integridad física o emocional propia o la de los demás. Así que desde esta perspectiva hay que fijar los límites.

¿Cómo hacerlo?

Indíquele a su pequeño qué le está permitido. Pero juzgue la acción, en ningún momento a él o ella. Evite decirle ?eres un niño malo?, porque se lo creerá y devastará su autoestima.

Otorgarle intencionalidad al hecho tampoco es correcto: ?Sabías perfectamente lo que hacías y de todas formas lo llevaste a cabo?. Al hacerlo le demuestra desconfianza, y también afecta su apreciación personal.

En las ocasiones que insista en alterar el bienestar de otras personas o destruya propiedad ajena, corríjalo y sin golpes, de inmediato, ya que si usted lo deja actuar a diestra y siniestra, creerá que no le importa y si esta actitud y sentimiento arraigan en su personalidad, cuando sea adolescente o adulto tendrá que enfrentarse a autoridades sociales más drásticas.

Lo mejor es limitarlo físicamente sin mostrar emociones. Son efectivos los denominados tiempo fuera.

Por ejemplo, está subiéndose en los sofás, gritando o haciendo berrinche, dígale ?sin gritos ni alterarse? que se tranquilice o mándelo a su habitación. Si lo desobedece, ignórelo.

El chico al darse cuenta que usted no se enganchó en el enojo, se calmará. Luego, hable con él o ella, exprésele su malestar y explíquele de forma concreta ?si se extiende no lo comprenderá o se aburrirá? cuáles serán las consecuencias de haber hecho desorden.

Sea positivo

Hay otros niños que a pesar de recibir amor y dedicación, desafían la autoridad, porque ensayan su libre albedrío.

Ellos saben analizar cuándo consiguen molestar a papá y mamá, y lo seguirán haciendo hasta que les impongan disciplina.

Bailey aclara que lo anterior significa entablar con los pequeños una conversación con escucha activa. Para ello invierta tiempo en preguntarles su opinión sobre el hecho, cómo lo resolverían, conozca cuál es su visión de la vida. No los subestime.

Indíqueles los resultados de sus actos, y hágales ver las restricciones que ganaron. ¡No los castigue ni amenace! Es mejor que haga tratos con ellos.

?Si cumples con tu tarea, arreglar tu habitación y dejar de molestar a tu hermana, te daré una estrella y cuando tengas cinco, elegirás qué deseas comer, a dónde ir, o qué película ir a ver al cine?.

Esto es enseñarles a trabajar para su objetivo, es decir, reforzamiento positivo, enfatiza Bailey.

De usted depende

Los cambios en el comportamiento de los niños tienen que ser promovidos por ambos padres, puesto que ellos son sus figuras significativas.

Tanto papá como mamá tienen que darles el ejemplo, porque los chicos responden a los estímulos recibidos en el hogar.

También es recomendable buscar orientación sicológica, pero los adultos deben participar, puesto que si sólo llevan a sus hijos y le dicen al sicoterapeuta ?cámbieme a mi hijo?, la terapia no funcionará.

Por el contrario, es indispensable la buena voluntad y trabajo en equipo de todos los integrantes de la familia.

Los números telefónicos de los sicólogos son: Neicy Bailey: 2473-0062; Carlos Montmorency: 5393-3184

Sugerencias: Claves de éxito

Los infantes necesitan sentirse queridos, y comprender que a pesar de ya no recibir el mismo cuidado cuando bebés ?porque están capacitados para hacer determinadas cosas?, sus padres continúan amándolos.

Encamine la disciplina a la comunicación, no les grite, porque la próxima vez, menos le obedecerán, explica el sicólogo Carlos Montmorency.

Si usted discute con ellos acrecenterá la distancia entre ambos y cuando lleguen a la adolescencia, ya no le tendrán confianza.

Evite pensar que si les da explicaciones, perderá autoridad.

Cada vez que los golpea, insulta o amenaza, reduce su autoestima y fomenta su agresividad.

Juegue con ellos, y escúchelos siempre.

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