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El desgaste emocional de usar una aplicación de citas

Las aplicaciones han reestructurado no solo la cultura de las citas, sino también la vida emocional de los usuarios.

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El desgaste emocional de usar una aplicación de citas

Tinder cumple 10 años en septiembre, lo que ha provocado un momento de reflexión colectiva sobre cómo las aplicaciones han restructurado no solo la cultura de las citas, sino también la vida emocional de los usuarios de larga data. (Ilustración fotográfica Prensa Libre: de Max Guther/The New York Times).

Abby, de 28 años, lleva ocho años utilizando aplicaciones de citas. Ha brincado entre varias de ellas, como OkCupid, Bumble, Tinder, eHarmony, Match, WooPlus, Coffee Meets Bagel y Hinge. Como usuaria comprometida, Abby puede pasar fácilmente dos o más horas al día acumulando “matches” o coincidencias, intercambiando mensajes y planeando citas con hombres que lucen prometedores.

Pero en realidad, Abby ya está harta de todo eso: el deslizar a los lados, las monótonas conversaciones para conocerse, las inseguridades internas que surgen cuando una de sus posibles citas se esfuma. Ni una sola relación a largo plazo ha florecido de sus esfuerzos.

Otros aspectos de la experiencia también la han afectado. Abby, una analista financiera, pidió ser identificada solo por su primer nombre porque fue acosada por un hombre con el que hizo ‘match’, y dijo que con frecuencia se ha sentido presionada a tener relaciones sexuales con otras personas. No es la única: una encuesta de 2020 del Centro de Investigaciones Pew reveló que el 37 por ciento de las personas que buscan citas en línea dijo que alguien había seguido contactándolos luego de que expresaran no estar interesados, y un 35 por ciento había recibido mensajes de texto o imágenes explícitas no deseadas.

Sin embargo, a pesar de todo (el tiempo, el tedio y las preocupaciones de seguridad) Abby no puede dejar de revisar las aplicaciones de citas, impulsada por una mezcla de optimismo y el temor de que, si se desconecta, podría perderse la oportunidad de conocer a alguien increíble.

“Simplemente, me siento agotada”, afirmó Abby, quien está contemplando gastar 4500 dólares para trabajar con un casamentero. “En realidad es casi como si fuera un trabajo de medio tiempo”.

Tinder cumple 10 años en septiembre, lo que ha provocado un momento de reflexión colectiva sobre cómo las aplicaciones han reestructurado no solo la cultura de las citas, sino también la vida emocional de los usuarios de larga data. Al igual que Abby, muchos usuarios perennes afirman que años de deslizamientos y búsquedas infructuosas los han dejado con un grave caso de “desgaste”, una palabra de moda no clínica tomada de la psicología del lugar de trabajo que se ha extendido a otros temas como la crianza de los hijos y el uso de Zoom. Como señaló hace poco un artículo de The New York Times, las personas que sufren de desgaste emocional tienden a sentirse agotadas y cínicas. Para algunos, la única opción real es abandonar las aplicaciones de citas de golpe; para otros, la solución es encontrar maneras más pequeñas de establecer límites.

“La gente simplemente se cansa. Les abruma todo el proceso de tener citas”, afirmó Helen Fisher, una antropóloga biológica quien es investigadora principal del Instituto Kinsey y asesora científica principal de Match.com.

No a todos les pasa, por supuesto. La encuesta de Pew de 2020 reveló que el 12 por ciento de los estadounidenses se ha casado o ha tenido una relación seria con alguien que conoció en línea, mientras que el 57 por ciento de los que dijeron haber probado una aplicación de citas afirmaron que su experiencia había sido bastante buena, y hasta muy, positiva.

“Creo que es importante tener en cuenta que las dinámicas de salud mental en las aplicaciones de citas varían mucho según el individuo”, afirmó Jack Turban, profesor adjunto de psiquiatría infantil y adolescente de la Universidad de California, campus San Francisco, quien investiga el género y la sexualidad. Turban afirmó que los impactos en la salud mental de las aplicaciones de citas no habían sido suficientemente estudiados, pero que muchas personas las habían utilizado con éxito para encontrar comunidad y conexiones.

Sin embargo, existe evidencia de que el agotamiento podría ser algo común. Una encuesta de abril realizada a 500 personas de 18 a 54 años por la empresa de análisis de datos Singles Reports reveló que casi el 80 por ciento afirmó haber experimentado desgaste o fatiga emocional con las citas en línea. En 2016, Match incluyó una pregunta sobre el agotamiento en su encuesta anual realizada a 5000 estadounidenses solteros, y cerca de la mitad de los encuestados afirmó que sentía un desgaste emocional con su vida amorosa.

“Tras una década de búsquedas infructuosas, comencé a preguntarme: ‘¿Qué me ha dado en realidad todo ese tiempo, todo ese esfuerzo, todo ese dinero?’”, afirmó Shani Silver, de 40 años, presentadora de pódcast y autora del libro “A Single Revolution”, cuyo trabajo se enfoca en cambiar las narrativas sociales negativas en torno a la soltería.

“Cuando te sientes constantemente decepcionado por un espacio que te vendieron como un camino hacia el amor una y otra vez —a muchos de nosotros, durante años— nunca te detienes a preguntarte de verdad: ‘¿Qué le está haciendo esto a mi salud mental? ¿Qué le está haciendo esto a mi bienestar?’”, afirmó Silver.

Al final, Silver concluyó que las aplicaciones de citas le habían quitado tiempo, dinero y energía, sin darle nada a cambio. Es por eso que, el 26 de enero de 2019, Silver borró sus aplicaciones (Tinder, Bumble y Hinge). Fue una decisión que describió como una especie de epifanía y que fue la “culminación de una década de miseria”.

La mejora en su estado de ánimo y niveles de energía fue rápida y profunda. Antes de eliminar las aplicaciones, Silver pasaba cualquier momento de inactividad buscando ‘matches’; tras borrarlas, descubrió que ahora tenía tiempo durante el día para descansar. Descubrió que había estado sintiendo ira y resentimiento hacia la felicidad de los demás, y que estaba emocional, mental y físicamente agotada por existir en un estado de expectativa constante.

“Imagina estar siempre a la espera de recibir algo bueno, durante años”, afirmó Silver. “Existir en ese estado de ‘ahora sí, ya viene lo bueno’ durante un periodo extremadamente prolongado es nefasto para la salud”.

Sin embargo, Turban cree que, para algunos, el mero hecho de borrar las aplicaciones no es suficiente. “Es importante entender por qué las aplicaciones te están causando problemas”, afirmó, y agregó que los terapeutas pueden ser útiles para resolver estas respuestas. “¿Estás usando las aplicaciones para calmar la ansiedad y, sin darte cuenta, tu ansiedad está empeorando? ¿Tienes miedo de no poder encontrar el amor, por lo que te conformas con las citas casuales, y eso te hace infeliz?”.

Además de examinar las razones por las que las aplicaciones generan sentimientos de insatisfacción, también existen estrategias que los usuarios pueden probar para sentirse menos agotados y seguir en línea, una de las cuales puede ser algo sencillo como bajar el ritmo y conversar con menos ‘matches’ al mismo tiempo.

Bumble alienta a los usuarios a “explorar con atención” y “mantener el equilibrio” (enfocándose en otros intereses, como los amigos, la familia, el trabajo y el cuidado personal). Un representante de Tinder afirmó a través de un correo electrónico que la compañía entiende que “algunos miembros podrían sentirse abrumados, y por esa razón seguimos desarrollando nuevas funciones que ayuden a las personas a sentirse seguras”. La empresa cree que funciones como Tinder Explore —la cual les permite a los usuarios examinar perfiles por temas de interés— les dará a los usuarios mayor control sobre su experiencia de búsqueda.

“Las personas se dan un atracón con las aplicaciones, y eso es lo que las agota”, afirmó Fisher, quien recomienda que los usuarios de las aplicaciones dejen de deslizar y conversar con otros ‘matches’ cuando hayan encontrado a nueve personas con las que sienten cierto nivel de conexión, y que dediquen su tiempo a tratar de conocer realmente a esas personas primero. Fisher señala una investigación que sugiere que los sistemas de memoria a corto plazo no pueden manejar más de cinco a nueve estímulos a la vez.

Fisher también cree que podría ser útil conocer a los ‘matches’ de forma virtual antes de decidir si vale la pena invertir el tiempo y la energía para salir en la vida real.

Sin embargo, establecer ese tipo de límites puede ser complicado, en particular en aplicaciones que han sido diseñadas para ludificar las citas y la intimidad, y eso puede parecer a la vez sobreestimulante y decepcionante a nivel emocional.

“Para mí, suele ser un periodo de uso obsesivo, seguido de un periodo de desgaste emocional o de sentirme alienado y hastiado”, contó Essy Knopf, de 35 años, quien ha sido miembro de aplicaciones de citas geosociales dirigidas a usuarios homosexuales durante más de una década. Al principio, las aplicaciones tendían a darle un impulso emocional, una adrenalina de validación que encubría de forma temporal las sensaciones de aburrimiento, aislamiento y soledad.

“Pero en realidad lo que estaba haciendo era socavar poco a poco mi salud mental”, afirmó Knopf, quien es trabajador social y algún día espera trabajar con clientes de la comunidad LGBTQ sobre cómo administrar el uso de las aplicaciones de citas. “Comienzas a sentirte muy desechable. Empiezas a sentir que la promesa de una conexión está fuera de tu alcance”.

Knopf ahora está en una relación con alguien que conoció en línea, y ha eliminado todas sus aplicaciones de citas. Sin embargo, no puede sacudirse el temor de quedar atrapado de nuevo en ese ciclo agotador.

“Para mí”, afirmó, “el temor se manifiesta cuando pienso: ‘Dios mío, si esta relación no funciona, volveré al punto de partida del troleo de las aplicaciones de citas, y me someteré otra vez a ese proceso nauseabundo y tedioso’”.