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El poder de la oración y cómo realizarla

La comunicación espiritual puede ser de ayuda para sobrellevar situaciones difíciles o momentos que generen estrés y preocupación.

Orar es un acto en el que se busca tener comunicación con un ser supremo. (Foto Prensa Libre: Olivia Snow on Unsplash).

Orar es un acto en el que se busca tener comunicación con un ser supremo. (Foto Prensa Libre: Olivia Snow on Unsplash).

La oración es una experiencia que tiene connotación espiritual, más que religiosa. La persona que ora ha desarrollado una fe en alguien a quien considera superior y está consciente de que es vulnerable ante él. Según los expertos, esto lo vuelve más humano y humilde. Además, como fruto de ese acto recibe energía y seguridad que lo dicho en la oración será escuchado por el ser supremo, lo cual genera tranquilidad y paz para continuar viviendo.

El objetivo principal de la oración es lograr una conexión con el ser superior. Generar una conversación en la que se pueda alabar, hacer una petición, dar las gracias o hacer un acto de reconocimiento por lo que el ser divino nos ha dado o hecho por nosotros. De acuerdo con la tradición de cada religión, puede ser de forma individual o comunitaria, hacerse en privado o en público.

Según la creencia de cada persona, habrá diferentes tipos de oraciones, de súplica, de clamor, de agradecimiento, de adoración, de alabanza, etc. En ese sentido, los representantes de las religiones católica, evangélica y Testigos de Jehová, así como desde la cosmovisión maya, coinciden en que la oración va dirigida hacia Dios y se hace con un propósito central.

Para el que es creyente, la oración es una comunicación a través de la palabra en busca de claridad y de sentido.

De acuerdo con el sacerdote Hugo Estrada, la oración es directamente con Dios. En el caso de los practicantes de la religión católica, creen en la Virgen María, madre de Dios, y en los Santos. Entonces, pueden acudir a ellos para que lleven sus palabras hacia Jesucristo. Es decir, le oran a la Virgen para que interceda ante Dios por ellos.

“Cuando estuvo en la tierra, nuestro señor Jesús dijo: ‘Si le piden cualquier cosa al Padre en mi nombre, él se las dará’ (Juan 16:23), esto indica que Jehová quiere que le oremos directamente a él y quiere que lo hagamos en el nombre de su hijo, Jesús. Además, Jesucristo enseñó a sus discípulos a orar usando la oración que hoy se conoce como el padrenuestro, la expresión ‘Padre nuestro que estás en los cielos’ nos enseña que debemos orarle únicamente a Dios, opina Juan Carlos Rodas, portavoz local de los testigos de Jehová en Guatemala.

¿En dónde orar?

La mayoría de las personas tienen momentos de oración. Algunas tienen ritos especiales para cada tipo de oración, exigiendo el cumplimiento de una secuencia estricta, de acciones o poniendo restricciones específicas al momento de rezar; mientras que otras enseñan que la oración se puede realizar por cualquier persona, espontáneamente, en cualquier momento.

Las oraciones, desde la cosmovisión maya, pueden hacerse en cualquier lugar, pero lo ideal es realizarlas en un lugar sagrado. Julio Menchú, guía espiritual maya, explica que ellos oran desde espacios en donde antes había templos o lugares sagrados, por ejemplo, afuera de las iglesias católicas porque estas fueron construidas en lugares sagrados para los mayas.

La oración se puede hacer a solas o en grupo, en público o en privado, en voz alta o en silencio. (Foto Prensa Libre: Ben White on Unsplash).

Para los católicos y evangélicos, se puede orar desde cualquier lugar. No hay alguna postura en específico que sea requerida por las autoridades religiosas para poder hablar con Dios. “La posición que tenga nuestro cuerpo no importa al momento de orar, puede ser de rodillas, parado o acostado. Lo ideal es que estemos cómodos, pero lo vital es que tengamos el corazón dispuesto y lleno de sinceridad porque así podremos hablar con Dios. Nuestras intenciones serán verdaderas y podrán cumplirse (Salmos 51, 17)”, comenta Claudia Sánchez, pastora cristiana evangélica.

Rodas comenta que cualquiera puede sentir la libertad de orar a Dios a cualquier hora y lugar. Se puede hacer a solas o en grupo, en público o en privado, en voz alta o en silencio. “Jesús dio gracias a Dios antes de comer (Lucas 22:17). Sus discípulos también oraban cada vez que se reunían para adorar a Dios. Los Testigos de Jehová oran en todas sus reuniones”, anuncia.

Debido a que el objetivo central de la oración es comunicarse con un ser todopoderoso y superior, fundamentalmente sabio y bueno, las maneras para hacerlo dependerán de cada persona.

Cómo hacer la oración

Desde la cosmovisión maya, la oración debe hacerse con una ofrenda que ayude a llevar las oraciones hacia lo alto. Por ejemplo, pueden ser velas, porque por medio del fuego se llega al centro del corazón, declara Menchú. También se pueden usar flores o incienso, porque el humo se lleva las palabras y peticiones al corazón del cielo. Cada ofrenda necesita una petición, por eso es común ver las ceremonias mayas en lugares específicos, con flores y fuego.

“Hay lugares específicos para cada petición. Por ejemplo, en Esquipulas, Chiquimula, está la Piedra de Los Compadres, la que se cree que puede conceder una casa si se ora en ella. Así hay lugares en Xela, Quetzaltenango, para ir a orar y pedir tener hijos. A cada ceremonia se debe llevar una ofrenda”, explica Menchú.

Las oraciones mayas siempre están acompañadas de ofrendas como fuego, velas o flores. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL).

Para hacer una oración, se busca la sabiduría de un guía espiritual maya. Este conoce la petición o el objetivo de la oración de la otra persona y decide cuál será su penitencia y ofrenda. Por ejemplo, puede ser colocar una vela en cinco templos sagrados. Si no se tiene acceso a un guía espiritual maya, se puede optar por una persona mayor que signifique autoridad, como los padres de familia.

También depende de la petición el color de velas y la cantidad que se dará como ofrenda.

Para las religiones católica, evangélica y Testigos de Jehová, la guía o modelo para orar es el Padre Nuestro. El sacerdote Hugo Estrada comenta que, en el Sermón del Monte, Jesús enseñó a sus discípulos cómo tenían que orarle a Dios. Para hacerlo, usó la oración que se conoce como el Padre Nuestro.

La oración que comienza con la frase “Padre Nuestro, que estás en los cielos” indica que los creyentes deben orarle únicamente a Dios. Además, que se dirigen a un ser supremo y todopoderoso. “Santificado sea tu nombre. Venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo”, hace referencia a superioridad de Dios, pero también son palabras de alabanza.

“Danos hoy nuestro pan de cada día”, evoca la necesidad que tienen las personas de recibir y estar en comunicación con Dios. “No nos dejes caer en tentación”, es una súplica para aparte a los creyentes del mal.

Por ello, Sánchez comenta que una oración puede estar formada por una alabanza, un agradecimiento y una súplica o petición que es por la que la mayoría de las personas ora.

Beneficios de orar

“Las conexiones espirituales son los niveles más difíciles a los que el ser humano puede llegar”, dice Samuel Merlano, psicólogo clínico, a larevista El Universo. “No son una tendencia natural. Tendemos a satisfacer nuestras necesidades biológicas y emocionales: sentirse querido, importante, tener reconocimiento. Muy poca gente dice: Voy a orar porque quiero prepararme para la eternidad, por ejemplo. Para que exista eso tiene que haber disciplina. Hay que tomarlo como el símil de un gimnasio. El que va por primera vez tiene mucha pereza. Y dolor. Pero si persiste, ve resultados y se motiva a seguir yendo. En la oración sucede lo mismo. Al principio, se quedará dormido. Pero si se mantiene en su propósito, va a encontrar disfrute en el nivel espiritual y va a desarrollar fortaleza, motivación y bienestar emocional, mental y físico”, agrega.

Para lograr un ejercicio de oración con muchos frutos, se busca la frecuencia espiritual en la cual se siente tranquilo y escuchado. De esta forma logrará un nivel de comunicación con el ser supremo en donde no esconderá nada y se sentirá en confianza para llorar, arrodillarse o postrarse, explica el profesional a la revista. “En psicología, esto se llama catarsis: liberación de la angustia. Es comunicación que no se puede tener con otra persona humana, porque en este último caso, el nivel de frustración que se genera (porque el otro no quiere o no puede ayudar) podría desmoronar emocionalmente al suplicante”.

En la catarsis, continúa el psicólogo, se genera un estado de homeostasis -restablecimiento del equilibrio emocional-. “Se liberan endorfinas, serotoninas, dopaminas, y se entra a un estado de relajación. La persona sale de ese momento en paz”, acota.

Desde la religión, Rodas comenta que la oración trae beneficios como:

  • Paz mental (Filipenses 4:6,7): Si le cuenta a Dios lo que le preocupa, él le ayudará a estar tranquilo y actuar bien a pesar de la presión.
  • Sabiduría (Santiago 1:5): Ayudará a recordar consejos útiles para tomar buenas decisiones.
  • Ánimo y consuelo (Filipenses 4:13): Dios puede dar ánimo para enfrentar los desafíos que enfrenta y consolarlo en todas sus dificultades.

ESCRITO POR:

Andrea Jumique Castillo

Periodista de Prensa Libre especializada en temas de salud, bienestar y cultura, con 5 años de experiencia.